Emoción, motivación o confianza
Alma Dzib-Goodin
Hay muchos educadores y psicólogos que apuestan a la emoción como principal componente del aprendizaje; otros piensan que la motivación es más enriquecedora, pues con ella, el estudiante encuentra más fácilmente la emoción y juntas apoyan al proceso de aprendizaje, sin embargo, me parece que pocos han hablado de otro factor que se vuelve relevante en las aulas y, es la confianza.
Los efectos de la confianza se han estudiado en atletas de alto rendimiento y al momento de ejecutar una tarea especialmente crítica, como puede ser un examen para pasar de un de nivel de estudios a otro o bien, durante una ejecución artística de alto nivel, pero se ha dado poco peso en las aulas como componente básico del aprendizaje.
Es por ello que mis colegas y yo comenzamos a analizar su importancia en ambientes naturales y con especies no domesticadas, ¿tendrá la confianza un factor evolutivo?, si la respuesta es afirmativa, entonces sin duda debe ser considerada como parte de la adaptación al medio ambiente.
Nuestro modelo animal fueron ardillas y pájaros no domesticados a quienes invitamos a acercarse a cambio de comida, en un ambiente natural con predadores al acecho. Las criaturas se acercaron si y solo si, se sentían capaces de defenderse en caso de peligro y de ir y venir a placer. A dicha respuesta le llamamos confianza en el ambiente y encontramos un factor evolutivo en las respuestas de los animales.
Luego llevamos eso a otros contextos, especialmente humanos. Existen documentos gráficos y anecdóticos de personas que durante las guerras sobreviven a los embates de los combates gracias a la confianza que son capaces de percibir en el ambiente. Con lo que encontramos que la confianza es un componente inherente a lo social, que se incluye en los gestos, el tono de voz y la postura corporal. Es decir, aprendemos a decidir quien es una persona confiable, o quien no lo es y adaptamos nuestra postura corporal a partir de la confianza que sentimos en el ambiente y en nosotros mismos.
En tal sentido, es posible decir que la confianza es un camino de doble vuelta: debo sentir confianza en el otro y en el ambiente, pero también en mí mismo. Ambas se retroalimentan para crear un contexto donde es posible crear y desarrollar eventos importantes. En la medida que la confianza en el ambiente aumenta y los educandos se sienten seguros, los resultados son perceptibles, tal vez apoyados por la emoción y la motivación.
La idea de escribir al respecto surgió en los días pasados al ver a los patinadores artísticos participando en las Olimpiadas de invierno en Corea, pues es claro el nivel de confianza que tienen en sí mismos para ejecutar sus rutinas. Es interesante poder apostar quien va a hacer una rutina limpia solo con ver la postura que adoptan antes de comenzar a patinar en la pista de hielo.
Es algo que los rusos han trabajado por mucho tiempo y que han sabido capitalizar, no solo muestran de qué son capaces, sino quiénes son. Sienten la misma emoción por participar en un evento de tan alto renombre, están motivados a ganar como el resto de los participantes, pero el plus está en la confianza que sienten en ellos mismos y saber que la arena de patinaje va a elogiar su trabajo.
Es cierto que el exceso de confianza también crea problemas, pero en parte es por que dicho exceso de confianza es percibido por los demás, que responden en consecuencia, creando un ambiente poco grato, ya que socialmente es más aceptada la sumisión que la confianza.
Cuando llevamos esto a los salones de clase, vemos que si el alumno siente que su ejecución no está siendo observada, va a responder con más confianza. Yo solía decirle a mis alumnos: “no es pregunta de examen”, y entonce se sentían libres de responder, aun cuando tenían dudas en la respuesta, o bien comenzaban a dar vueltas en el tema. Al menos lo intentaban y se sentían comprometidos con la resolución de problemas.
En cuanto la palabra examen, prueba, test o calificación entraban en juego, los mismos estudiantes de libre pensamiento, se bloquean y se ponen nerviosos, pues la mirada del profesor está sobre ellos y se sienten observados, como las ardillas y los pájaros cuando saben que hay un predador cerca. No importa cuan buenos sean, cuánto sepan, cuánto quieran mostrar su conocimiento, todo se olvida en un instante.
Estimado lector para usted, ¿que componente es más importante?
*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com
Un punto sin esclarecer:
No es la emoción es el INTERÉS que orienta a los Sentidos internos.
¿El interés es igual a la motivación? Tengo interés por el tema y entonces pongo atención o busco recursos (motivación intrinseca). El tema es interesante, el expositor o la exposición es interesante y entonces me “engancho” en el tema (motivación extrinseca)?
Le agradezco mucho estimado Ramón Escobar su comentario. Lo que me dice es que debemos crear interés más que motivación y la verdad yo estoy de acuerdo. Cuando me preguntan como crear una clase que valga la pena siempre digo que !hay que decir algo interesante pero, nunca me había detenido a pensar si interés y motivación sin el mismo concepto o dos caras del mismo proceso. ¿Quizá una diferencia conceptual entre áreas de conocimiento?
¿Qué opina?