Elección judicial: ¿educa?
Miguel Bazdresch Parada*
El 1º de junio de 2025, vivió el país la elección popular de los jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte, además de titulares de juzgados en algunos de los estados de la República. ¿Primera vez y única? La historia nos dirá.
Desde luego, en ningún momento en el proceso político de esta nueva modalidad de elección de jueces, se declaró por parte de las autoridades electorales o partidarias alguna intención educativa. La pregunta tiene dos fuentes relativas a la cuestión educacional del país. Por un lado, las declaraciones de diversos dirigentes sindicales de los sindicatos nacionales y de algunas asociaciones de maestros y maestras, cuyo contenido se relacionaba con este ejercicio electoral. Este es el ángulo de “educación política”, queda claro.
Por otro lado, se publicaron comentarios y reflexiones de maestros relacionados con la elección, que se hicieron en el seno de sus fuentes de trabajo y en revistas del ramo y, cosa notable, la autoridad solicitó, bajo pena de iniciar un proceso judicial, a maestros y maestras no tratar más el tema en salones de clase, en sesiones de trabajo realizadas en las escuelas, y no publicar opiniones o comentarios críticos sobre la elección. Es la educación de “No digas. Escucha las reglas y aplícalas”.
Conviene recordar la gran fuerza de la influencia de los sindicalistas educativos, cuya medida a ojo de “buen cubero” no baja de 6 millones de personas, y por tanto la cantidad de votos para un lado. Más vale estar del lado de quienes mandan, aunque la razón se nuble un poco en materias de orden económico. Por otra parte, es necesario reconocer la calidad del pensamiento político de importantes grupos de maestros y maestras, cuya aportación casi siempre se manifiesta en algunas revistas y en las redes. Es bienvenida por estudiantes y maestros, pues son participaciones que ayudan a pensar y decidir acciones y posturas a miembros de esas escuelas y universidades. La educación “detrás de la puerta”.
En resumen, el aparato político del gobierno federal y de otros gobiernos estatales y municipales, sobre todo los dirigidos por miembros del movimiento Morena, tuvo oportunidad de motivar la participación del amplio sector educativo y sus adláteres en el proceso electoral de jueces, sin cuestionar el método y pronunciando sin rigor el tramposo anuncio de “el pueblo elige a los jueces”. La educación “al servicio del poder”.
El proceso de aprobación legal de la conformación de los poderes judiciales mediante elección popular, más allá de sus bondades o peligros, fue un proceso pletórico de irregularidades, algunas francamente ilegales o al menos tramposas. Se impuso la razón política y no el respeto a la congruencia con principios de legalidad, en especial el equilibrio democrático entre los tres poderes de la Unión. Hoy, con el nuevo texto constitucional que impide al poder judicial juzgar la constitucionalidad de las leyes, el camino para dictar leyes antidemocráticas por indicación o capricho de las altas autoridades está pavimentado y despejado. Hoy sólo la presidencia del país puede impedir una reforma de leyes que sea anticonstitucional. Y ya tuvimos un magnífico ejemplo: la conformación de la lista de personas que deseaba ser candidato a jueces, en esta elección del domingo, se configuró por insaculación, no por cumplimiento de los requisitos legales. La educación de “la ley del más fuerte y los incondicionales”.
Y la más reciente lección: “Ayudar al que no sabe a escoger al buen candidato”. Ofrecerle una lista preparada con los “mejores”, en un papel, en un celular, en la memoria. Y la “educación” más reciente: “el celular educa y se valen los acordeones”. Quizá falta todavía la educación más importante de esta travesía por los intrincados túneles y recovecos de la lucha electoral. Esperamos ver a un juez elegido, quien, después de considerar cómo obtuvo la mayoría de los votos, se digne renunciar. “La educación de la honestidad y el respeto”.
*Doctor en Filosofía de la Educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx