El valor del posgrado en educación. ¿Cuál es el valor del estudio en las nuevas reglas de trabajo docente?

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

La propuesta del esquema de carrera magisterial fue creada producto de aquel extraño pacto político (Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica) firmado en mayo de 1992, el cual generó implicaciones serias en la política educativa de nuestro país. Carrera magisterial daba ciertas ponderaciones a la antigüedad, a los cursos que ofrecía la SEP, a la evaluación vía exámenes y al estudio producto de la trayectoria académica de cada profesional de la educación. Sin embargo, en las nuevas reglas para la evaluación del desempeño docente no queda del todo claro qué valor tendrá el estudiar, ¿cuánto valdrá cursar una maestría o un programa de doctorado?
Por otro lado, tenemos que la oferta del posgrado en nuestro medio, es muy diversificada la cual no es regulada por organismos académicos ajenos al sistema, que sirvan de árbitro para dar cuenta de la calidad de los propios programas y junto a ello tampoco es posible verificar cuál es el impacto que se genera en el desempeño docente de las y los educadores el hecho de estudiar. Cerca del 2% del magisterio jalisciense ya ha accedido a algún posgrado, sin embargo, no existen datos que demuestren en que ha impactado el estudio en su desempeño cotidiano.
Estamos frente a una contradicción que no es fácil superar: por un lado existe una postura anti-intelectual que desestima estudiar, que los docentes con conocimientos básicos se pueden desempeñar en el aula, que el único aprendizaje es para echar “rollo”. De igual manera tenemos que la mayor escolaridad no garantiza mejores desempeños académicos. Entonces, cuál sería la salida.
Es necesario revisar y corregir toda la oferta del posgrado que se oferta, sobre todo la que va dirigida a los maestros en servicio, si bien algunos programas enfatizan el asunto de la práctica, su gran defecto es que terminan invalidando lo que los docentes hacen o saben hacer en la acción y da muy pocas alternativas para la mejora verdadera.
Es correcto que los posgrados en educación enfaticen la práctica como centro o como corazón para la formación, pero con la intención de plantear alternativas (viables y pertinentes), las cuales deberán considerar los diversos componentes de un contexto cada vez más complejo y junto a ello, la formación debe estar en la perspectiva de la mejora para elevar las expectativas a partir del movimiento de escuelas eficaces, de innovación de las prácticas y garantizar mejores resultados en el aprendizaje de alumnos y alumnas.
La mercadotecnia también ha llegado a la oferta de posgrados en educación, es necesario replantear de manera global alternativas de calidad ya que no estamos generando propuestas viables que requieren los docentes y la sociedad para una mejor escuela.

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. [email protected]

Comentarios
  • Bere

    Y aún así teniendo estos grados los docentes se enfrentan a la competencia en donde quien no tiene una buena palanca o conocido suc grado sólo sería para su CVR . saludos

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