El valor del epígrafe

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Alguna vez se divulgó un artículo escrito por su servidora en una revista educativa de circulación local, tal publicación inició con un epígrafe (de 1821) que dice así:

Poco diré sobre la importancia de una buena educación,
ni tampoco me detendré en probar que la común es mala;
antes que yo lo han hecho otros mil,
y no gusto de llenar un libro de cosas que sabe todo el mundo.
J.J. Rousseau

El resto del artículo se apoyó en esas líneas y lo que se planteaba era de acuerdo a la perspectiva docente en cuanto a vivencia y convivencia. Lo que en el presente apartado se desea resaltar es el hecho del soporte que brinda al iniciar un escrito con una idea previa; a eso se le llama epígrafe, al breve pensamiento escrito y generalmente se cita a un autor conocido. Son pocas palabras que ilustran una amplia idea y se anotan al principio de una obra o de cada capítulo, según el caso. El valor literario de las ideas o frases toman más importancia conforme pasa el tiempo y se siguen citando por escritores, ensayistas, literatos y de más.
Con frecuencia, alumnos de nivel superior comentan que no saben como iniciar a escribir una tarea o un breve ensayo y, regularmente, mi sugerencia es invitarlos a buscar un pensamiento que les ayude a organizar ideas sin alejarse de lo que digan las líneas que pueden servir de guía. Es un proceso como todos los aprendizajes, mientras más se ejercite, mejores resultados se obtendrán. Es gradual y siempre efectivo.
La historia de la literatura enseña que en realidad los epígrafes son utilizados desde siempre y tienen cierta importancia, de hecho, el tema, estoy segura, no nos es desconocido ya que (al margen y guardando dimensiones) todos hemos intentado escribir frases, títulos, dedicatorias y en algunos casos más solemnes, un epitafio.
Aunque el epígrafe tiene su lugar, su propio valor y brinda un bosquejo de lo que se va a decir, intentar escribir uno, se equipara a aquella angustia que nos atrapa cuando se tiene que decir por escrito lo que se piensa. La incertidumbre que se tiene en algunos momentos porque queremos que esas palabras sean acertadas, tal vez expresivas, en el mejor de los casos…inolvidables. En otro escenario queremos palabras impactantes o incluso inmortales, como sería el caso de lo que ya se consideran “frases célebres” que por lo regular son del dominio público, todos sabemos quién lo dijo o por lo menos sabemos que son frases ya construidas. Y usted lector ¿qué epígrafe utilizaría para escribir su propia página de vida?

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

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