El valor de la amistad

Rubén Zatarain Mendoza*

La interacción entre iguales en los espacios escolares genera auténticas relaciones sociales que en algunos casos cristalizan en amistad que prevalece durante muchos años.
No para todos los temperamentos y personalidades de los niños, niñas y adolescentes se da construir relaciones de amistad y pertenencia.
Dinámicas grupales como la del sociograma o la del buzón del amor y la amistad reflejan a los líderes o estrellas de entre los alumnos con más aceptación y los alumnos no integrados o excluidos, los menos aceptados.
La escuela debe suscitar abundantes experiencias de aprendizaje y encuentros cognitivos en equipo y grupo, a efecto de favorecer la igualdad, inclusión y el desarrollo de las habilidades sociales.
El juego organizado y el de mesa y la resolución de problemas y el diseño de proyectos en equipo, son algunas alternativas valiosas.
Los aparatos de celular, tablet y computadoras, el acceso a redes sociales, las paradójicas redes “sociales” que acentúan el aislamiento y la soledad en edades donde es central la relación humana y la interacción grupal, cuando es importante el manejo de los variados lenguajes en la interacción.
Las redes sociales y el soliloquio del humor “tonto alegre” y el pseudo diálogo en la imaginaria conversación donde hay de todos los ruidos, de rodas las ausencias de los marcos referenciales. La distancia entre lo virtual y lo real, los constructos frágiles de eso que llamamos amistad y por qué no, hoy que es el día de los abundantes corazones, de eso multi enunciado llamado amor.
Las habilidades sociales que el encuentro con los otros fortalece, pone a prueba, motiva.
En riesgo, en retraso, la sincronía del tiempo, la singularidad del espacio, la nueva significación de la palabra en solitario, la nueva significación de las emociones que nacen y naufragan de manera narcisista ante la dictadura de la luz, el color y el sonido esclavizantes a tiro de las yemas de los dedos.
El soliloquio existencial en el que deviene el trayecto formativo de la infancia y la juventud, la dictadura valoral de las redes y la agenda de la estulticia de las vidas ajenas de las “estrellas “ del deporte y el espectáculo.
El joven que se relaciona y que pule su lenguaje, que enriquece la comunicación, que fluye en doble vía en los aprendizajes e intercambios; ideal cada vez más escaso en la casa, calle y escuela.
Para superar las etapas narcisistas y egocéntricas en las relaciones humanas, para descolonizar de expresiones materiales las formas de sentir hay que direccionar acciones en la perspectiva de las habilidades emocionales.
La noción de equipo de trabajo, de grupo escolar, la colaboración y productividad individual y colectiva, la formación de maestros y maestras, son líneas por fortalecer en aulas y escuelas.
La escuela es central en la construcción de las habilidades sociales, en las disposiciones actitudinales, en las denominadas habilidades blandas que luego el mundo del trabajo y las relaciones sociales exigen.
Ayudar a quienes tienen un perfil de introversión, a quienes han quedado varados en el patológico soliloquio de las pantallas, a quienes han adquirido una especie de autismo en esta atmósfera digital negadora del verdadero capital lingüístico y emocional del encuentro social con otros, del raro arte de pensar y hacer juntos, como secuela de los tiempos del COVID.
Ayudar a los aislados y solitarios para que se integren, para que se relacionen es un desafío desde la perspectiva de las metodologías socio críticas, desde el horizonte de los proyectos integradores bajo las coordenadas comunitarias, cognitivas y de centralidad de las habilidades sociales.
Desde el ego del sujeto y su zona de desarrollo proximal de descentración hay mucho comportamiento cotidiano por observar, mucho apoyo por generar. Otra vez el imperativo de las habilidades sociales donde hay que intencionar procesos y valorar avances; otra vez la dimensión pedagógica del desarrollo socioemocional.
Desde el narcisismo en el que se mueve el mapa de relación del individuo con los iguales la construcción del laboratorio social a través de un marco de intercambios y de comunicación enriquecida más allá de la palabra.
La sublimación de la agresividad y la violencia, la educación mutua a través de reconocimiento y aceptación, los pilares de la afectividad y la camaradería, que a manera de espiral parte del egocentrismo hasta el reconocimiento de las necesidades del otro.
Es un 14 de febrero de una atmósfera social de miércoles de ceniza y de simbolismos afectivos expresados en globos en forma de corazón, flores, mensajes, tarjetas, cartas, whatsapp, memes y peluches de todos los tamaños.
Un día donde es importante salir de la propia isla, un abrazo, sonrisa o saludo de mano, regalar un chocolatito y mensajes de reforzamiento del valor de la amistad y del amor.
Es un día también para observar (los tiempos políticos bajo sospecha, los tiempos de mercaderes oportunistas) a los falsos amistosos y los falsos amorosos (Xóchitl Gálvez y su sonrisita y besos actuados, su fotografía con Felipe Calderón en España).
Desde lejos y desde la inmediatez y lo coyuntural del día no es posible improvisar sentimientos de valía. En toda su dimensión subjetiva la práctica del amor y de la amistad requieren del cara a cara, del hombro a hombro, del flujo de comunicación, del territorio común.
Tal vez sea una semana de exaltación de los sentidos (martes de carnaval) y de fiesta de los lenguajes de las emociones (14 de febrero) pero es también una oportunidad de releer la teoría de Darwin sobre el origen de las especies dada la conmemoración del día de Darwin (12 de febrero, fecha de su nacimiento)
El amor al conocimiento y la amistad con los pensadores y su pensar tal vez sea una veta aún por explorar en las propias Galápagos escolares por visitar.
Una mirada darwinista, científica y laica sobre el valor de las relaciones afectivas y la construcción del instinto gregario y de la interdependencia social a través de las prácticas de amor y amistad, hacer comunidad es también hacer amistad y promover el amor al territorio, desde la veta cultural y práctica de la solidaridad y el encuentro entre generaciones.
Al final los desafíos siguen siendo construir humanidad en hogares y escuelas a través de una expresión enriquecida y situada de los afectos y la emociones.
Para todos debería ser clara la distancia entre la amistad dicha y pasajera, y la amistad vivida y permanente.
La necesidad de escribir y hablar sobre el valor de la amistad, sobre la necesidad de amar. En Sumeria el primer poema de amor escrito en la historia de la humanidad hace milenios. La escritura cuneiforme, el más antiguo 14 de febrero, el primer fundamento (evidencia escrita) de lo que es capaz de hacer, en este caso una mujer.
Esa capacidad expresiva por promover y ese valor de los auténticos sentimientos de amor y amistad en materia de humanización, socialización, en materia emocional y psicológica y por extensión en materia educativa.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com