El SNTE y el nuevo escenario, su reconformación y existencia

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945 (a 9 semanas de la rendición incondicional de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, el 8 de mayo) se llevó a cabo la Conferencia de Potsdam donde los ganadores de la guerra (Inglaterra, Estados Unidos y la Unión Soviética) decidieron su futuro. De los acuerdos más significativos fueron la desmilitarización, desnazificación, democratización y descartelización de Alemania, así como las sansiones impuestas para compensar los daños de la guerra.
Algo parecido, pero guardando las distancias y al margen de la ideología, para no herir susceptibilidades, el SNTE (tal como lo conocemos, con Juan Díaz de la Torre al frente) perdió, lo poco que le quedaba de dignidad con los maestros, desde el momento mismo que se puso a los pies del gobierno de Enrique Peña Nieto en 2013, igualmente cuando hizo eco a todas las disposiciones de la reforma educativa y, más aún, cuando aseguró que todos los maestros votarían por el candidato oficial José Antonio Meade, en resumen, su andar en los últimos cinco años fue a la sombra y al ritmo que le tocó el gobierno, todo por no ser sometidos y tratados como su lidereza.
El pasado lunes 8 de julio, siete días después haber perdido el candidato que apoyaban y seguramente con todos los permisos de los que hasta ahora los sostienen, se reunieron (con el mayor de los sigilos) en la Ciudad de México para reconocer el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, para ello se presentaron sumisos, dispuestos a colaborar y hasta críticos con el gobierno saliente, sobre todo hacia la Ley del Servicio Profesional Docente, de la que dicen no estar de acuerdo por ser punitiva (demasiado tarde, pero en fin), posición que no es creíble y donde la mayoría de maestros y demás personajes de la sociedad los han criticado por oportunistas y cínicos.
Pero qué va a pasar en el nuevo mapa político?, a manera de ejercicio y haciendo alusión a la Conferencia de Potsdam, el perdedor (que es el SNTE) no tiene ni voz ni voto en el siguiente escenario, lo correcto es que los actuales dirigentes agarren sus cosas y que se vayan lejos, muy lejos. Incluso, y para ser justos, se debería hacer un juicio como el de los Procesos de Núrenberg por todo lo que hicieron y han hecho en contra del magisterio y la escuela pública.
En el mismo sentido, los ganadores: el gobierno de López Obrador, los maestros y el pueblo de México tendrían que ponerse de acuerdo sobre lo que habrá que hacer con este sindicato, lo ideal es desaparecerlo y, en el caso de que no, habría que desmantelarlo, descentralizarlo, descapitalizarlo y democratizarlo, tal como se hizo con la Alemania perdedora de la Segunda Guerra Mundial, ¿y después qué?
En el siguiente escenario es recomendable hacer un recuento de lo que se ha omitido en beneficio de los maestros y demás trabajadores de la educación. Finalmente, quieran o no (y al parecer se les había olvidado) la función de un sindicato es ése (y no como un controlador de los maestros y mal negociante sobre los derechos laborales). No por algo, de manera religiosa y quincena a quincena el SNTE recibe del 1.0% al 1.5% de los ingresos de cada uno los trabajadores de la educación por cuotas sindicales, son millones de pesos que son utilizados de manera discrecional y sin la obligación de dar cuentas a nadie, ni al gobierno y mucho menos a los trabajadores.
Es muy claro que el SNTE, comandado por Juan Diaz de la Torre, no tiene cabida en la era de López Obrador sobre la no corrupción, ello debido al tipo de cultura de que emana, suele practicar y de las cuales son aguas muy familiares por su forma de dirigir y gobernar este sindicato (de unos días para acá “casualmente” han empezado a aparecer videos e información del enriquecimiento de Juan Óscar Alejandro Díaz Medina, hijo del presidente del SNTE y compadre de Mónica Arriola Gordillo (QEPD) hija de Elba Esther Gordillo cuando la relación era armoniosa).
Es un deseo de propios y extraños que se tenga un sindicato que dignifiquen y luche por cualquier injusticia contra los trabajadores de la educación y la escuela pública, muy parecido a como fueron los movimientos magisteriales de los cincuentas y los ochentas, no como lo ha sido desde hace unas décadas y donde lo menos importante es el magisterio, sino los intereses personales de los dirigentes.
Seamos testigos pues, de cuál será el papel de los maestros y del SNTE en esta cuarta transformación de México, es un deseo que no se dé (de nuevo) el efecto gatopardista y camaleónico del que son expertos los dirigentes del sindicato cuando llega un nuevo gobierno al poder, tal como sucedió con la llegada del PAN en 2000 y el retorno del PRI en 2012. De igual manera, que no suceda lo que en Potsdam, donde una vez que se dividió Alemania, la democratización se dio, pero con la interpretación y estilo de cada uno de los gobiernos que ocuparon el territorio, generando efectos muy diferentes que terminaron por construir un muro que dividió y nunca integró los intereses de quienes ganaron la Segunda Guerra Mundial, 28 años después fue derruido, el 9 de noviembre de 1989 y hoy la Alemania integrada goza de perfecta salud y es el sostén económico de la Unión Europea.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • Jorge Triana

    Interesante analogía mi estimado.

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