El proyecto educativo RECREA y el temido Boulevard de los sueños rotos

 en Moisés Aguayo

José Moisés Aguayo Álvarez*

En el arranque del ciclo escolar 2019-2020, las autoridades locales y una buena parte de la estructura del sistema educativo jalisciense, se encuentran de plácemes, en virtud de que ya se ha echado a andar el proyecto RECREA, eje de la propuesta educativa de la SEJ, en esta administración.
Ya a principios del mes de agosto se concentraron jefes de sector y supervisores para recibir la capacitación correspondiente a los trabajos de las sesiones subsecuentes de Consejo Técnico, que en este ciclo, ponderan la propuesta estatal, frente a la Nacional; y, aunque no hay una disparidad total, si se plantean desde plataformas distintas.
Mientras que en la guía nacional, para la semana intensiva, se plantean las reflexiones iniciales, los “primeros pasos” para generar una Nueva Escuela Mexicana, y se parte de proyectar tareas concretas para colocar a niños y niñas “en el centro” de la actividad educativa; en la guía estatal, se inicia con el nuevo marco conceptual y con un énfasis especial en un punto de partida poco ortodoxo: los sueños y lo futurible; es decir, lo proyectado al futuro en términos factibles, realizables.
De entrada, si consideramos las experiencias más recientes en cuanto a los marcos conceptuales aparejados a las reformas cuya carga era esencialmente técnica o nomológica, comenzar un ciclo escolar apelando a los sueños, es disruptivo, pero sugerente; suena a humanismo y, con el beneficio de la duda, incluso, esperanzador.
Palabras más, palabras menos, se propone a los colectivos docentes, se den la oportunidad de “soñar” con una escuela distinta. La propuesta se adereza con ligeros matices filosóficos (De las preocupaciones [todas] de Kant, hasta un fuerte aroma a Dennett), al hablar de la noción de la temporalidad, de la posibilidad que tienen los maestros, de pensar/soñar en escenarios futuribles; ello, bajo la propuesta de MIklos.
En dicha propuesta, suena muy sensato, partir de un reconocimiento de fondo, del principio la indeterminación: el pasado ya no puede arreglarse, el presente está transitando, y el futuro no está configurado, de modo que es posible construirlo. Por supuesto, esto no constituye en absoluto una revelación, pero la reflexión en los colectivos docentes, no viene mal, si se acompaña de uno que otro acicate de la experiencia y de un clima dialógico que propicie el intercambio de preocupaciones e intereses genuinos.
Preservando el optimismo, se puede decir que la apertura de un ciclo escolar, con los sueños de cada colectivo como eje inspirador de las prospectivas a corto plazo, puede considerarse un acierto, en tanto que, al plantear el arranque de una “nueva” época, de un “nuevo” punto de partida, lo deseable es que la audiencia, cautivada o no por las proposiciones acerca de lo futurible, puedan convenir en la necesidad de operar colectivamente sobre las condiciones de su entorno, orientando su acción hacia un mejor estado de las cosas, pensado y generado en colectivo.
Empero, la preservación del optimismo no es ajena a las contingencias; no sólo es una cuestión de actitud, sino que se retroalimenta con los coces del día a día; es decir, a efecto de que pudiera seguirse un trayecto de acciones comprometidas con una construcción imaginaria (el sueño), es necesario que las contingencias que sobrevengan en el espacio entre el sueño y su realización, no afecten sensiblemente los cimientos de lo soñado. Para el caso de los sueños de los colectivos docentes de Jalisco, podemos pensar en al menos cinco condicionantes que, si se obstinan en seguir presentes en la cotidianidad, nublarán feamente el breve espacio que nos queda para soñar:

1. La soñada descarga administrativa a docentes y directivos. Ni en la llamada “4T”, ni en la “Refundación”, es primicia la promesa de ahora sí, dejar a maestros y directivos atender las aristas sustanciales propias se su labor (que no son menores); lo suyo: pedagogía, didáctica, gestión, convivencia, ciencia, educación, ética, etcétera. En este rubro, el arranque del ciclo escolar 2019-2020, nos da visos de que ya iniciamos, con el pie zurdo…
2. Las también soñadas, plantillas de personal completas, donde no nos faltan recursos en los planteles, donde se tiene certeza de cobertura y atención a todos los grupos, y donde el personal que fue sujeto de promoción a directivo o ATP, o de cambió de adscripción, tiene más certezas que dudas. Igual, ya iniciamos ciclo con el zurdo…
3. Los soñadísimos procesos administrativos eficientes y eficaces, en materia de minucias como: ubicación de personal en nóminas, corrección de documentos oficiales, procesos de jubilación, omisiones de pagos, y demás procesos que pudiendo ser simplificados, a menudo demandan del tiempo de docentes y directivos, en la gestión de soluciones en torno a procedimientos administrativos particulares o colectivos… ahí, seguimos con el canijo zurdo…
4. El más que soñado desanclaje de las instancias municipales, estatales y federales, externas a la Secretaría de Educación, que demandan de datos, propuestas, encuestas, valoraciones, accesos y demás atenciones, por parte de los centros y zonas escolares; y ahí, proseguimos con el zurdo…
5. El ensueño de la credibilidad en los voceros del cambio y de las refundaciones; la certeza, o al menos la noción de que actúan de buena fe, ponderando el interés público y el bienestar común; la premisa de que pueden convocarnos —desde una autoridad moral y la congruencia sin cuentas en el extranjero y sin vínculos oscuros— como servidores públicos y como ciudadanos, a dar lo mejor de nosotros a la población jalisciense; y sigue la yunta andando…

Como puede apreciarse, estas cinco condicionantes se reducen a la esfera de la vida institucional, y conforman sólo el bosquejo de algunos nubarrones observados en campo, en estos escasos días del arranque de ciclo escolar. Esta reducción a cinco situaciones, se elaboró a propósito, para no abarcar el amplio espectro de los ensueños que se han ido resquebrajando prematuramente, y de los cuales, esperamos se reduzcan a su mínima expresión, antes de que sumerjan a los trabajadores de la educación en un nuevo laberinto cuyas salidas de emergencia se reduzcan a: la nada desdeñable opción de hacernos de la vista gorda ante la persistencia de los nubarrones y fallos que obstaculicen la cristalización de algunos de los mejores sueños, y en consecuencia, nos lleven a aferrarnos como profesionales de la educación, a seguir bregando a favor de nuestras comunidades educativas frente al abandono institucional; o, ya de plano, hacernos a la idea de transitar ligeros por el Boulevard de los sueños rotos, como dijera Joaquín Sabina, o incluso, tomando una perspectiva más orientalista, extender nuestra resiliencia hasta la opción de agradecer las desilusiones actuales y venideras que nos muestren el cobre verdadero de quienes dan las pautas en materia de políticas públicas, al modo que sugiere el yogi Sadhguru, quien propone que debemos agradecer a quien nos desilusiona, a quien con sus actos y sus decisiones nos acerca al estado real de las cosas, pues nos muestra que al final, todo se trató de una mera ilusión.

*Doctor en Educación. Supervisor de Educación Primaria. moyagualv@hotmail.com

Comentarios
  • Manolo

    Refundar esta más cerca de refundir que de la Regeneración

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