El Nuevo Modelo y el rezago educativo: un conveniente doble sentido
Marco Antonio González Villa*
Hablar en los últimos tiempos de “Rezago educativo” remite inmediatamente a la falta de calidad y preparación de parte de los profesores para la impartición de sus clases, lo que repercute, se dice, de forma negativa y directa, en una magra adquisición de conocimientos y herramientas útiles para la vida de parte de los alumnos. Hay, implícitamente, un señalamiento en donde se identifica a un responsable al cual, afortunadamente, se le puede formar y encaminar para dar solución y erradicación al problema. En este sentido, la OCDE, en diferentes espacios y momentos, ha señalado que si se logra corregir el ausentismo de los profesores y se les evalúa a todos ellos, todo estará resuelto.
Con las obvias reservas a las soluciones propuestas, resulta interesante mencionar que el “rezago educativo” es, en otros sentidos, un concepto que denota un signo claro de la pobreza económica de un país. Por definición, en esta perspectiva, podemos identificar al menos dos posibilidades de concepción: 1) se considera con esta categoría a la condición de una población con 15 años de edad que no sabe leer o escribir, o bien, no ha concluido sus estudios de nivel básico, en donde los principales factores que inciden en ello son el ausentismo a clases o el abandono de las escuelas debido principalmente a carencias económicas o falta de apoyo dentro del círculo familiar; este indicador arroja un dato numérico que se traduce en años promedio de estudio que tiene un país o un estado; en los últimos años el promedio ha oscilado entre 8.6 y 9.1 años de estudio, que equivale a segundo y tercero de secundaria, 2) el promedio de estudios que tiene la población de un país el cual, para evidenciar avance y progreso, debe estar por encima del nivel educativo básico, en nuestro caso tercero de secundaria. Evidentemente en ambas posibilidades, la planta de maestros del país no tiene responsabilidad alguna, es propiamente una falla de sistema político, social y económico. Y en este aspecto la OCDE, absurda e irresponsablemente, ha señalado también que, efectivamente, México tiene un evidente rezago.
Además de identificar una incongruencia en el discurso de este organismo regido por intereses económicos y, jamás educativos, podemos señalar que erradicar el problema enfocado de la manera previamente descrita, no permite visualizar una solución en el corto plazo. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha planteado, desde el discurso oficial, que existen en México alrededor de 46% de personas que viven en condición de pobreza, sin embargo Julio Boltvinik, del Colegio de México, ha señalado que el dato es impreciso dado que en México hay aproximadamente un 80% de personas en esa condición, ya que es necesario considerar también a las personas en condición de vulnerabilidad que carecen de un ingreso precario y no disponen de diferentes factores que le proporcionen bienestar como podría ser el acceso a los servicios de salud o, lógicamente, acceso a una educación gratuita con una infraestructura que posibilite la real igualdad de oportunidades para todos, pero no sólo de estudio, sino también igualdad laboral y económica, a lo que podríamos llamar, técnicamente, rezago educativo. Tal situación nos ubica y nos muestra ante el mundo como un país pobre. Sin embargo, Boltvinik señala también que para los partidos políticos es conveniente y necesario que haya pobres, porque de esta manera se puede hacer uso de una medida clientelar en las votaciones comprando, sin moral, votos a cambio de pequeñas donaciones materiales o económicas. El rezago educativo, enfocado así, será permanente mientras no se distribuya equitativamente la riqueza económica de nuestro país.
Pero hay que aparentar y no asumir responsabilidades. Por tanto, como no es fácil reconocerse como un país pobre, lo que implicaría reconocer el fracaso del proyecto político de nación, ¿qué tal si damos un giro de tuerca y creamos primero una reforma y luego un modelo educativo que digan que el rezago es culpa de los maestros? Y así lo han hecho. A fin de cuentas, como nuestro rezago educativo nos ubica en un promedio de secundaria inconclusa, entonces serán pocas las personas que tengan los conocimientos mínimos de Economía y Sociología que les permitan entender que es por el gobierno y no por el magisterio esta situación. Así que podrá haber más reformas y Nuevos Modelos educativos, pero el rezago educativo, de la mano de nuestros políticos literalmente, llegaron para quedarse, a menos que cambie el partido en el poder ¿Será posible?
*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]