El mito del modelo educativo
Carlos Arturo Espadas Interián*
El otro día en la televisión escuché una noticia que se lanzó con bombo y platillo, como creo, se decía antes, la cuestión central era el nuevo modelo educativo, independientemente de los discursos y los personajes que lo presentaron como el remedio infalible de nuestros problemas educativos, es necesario pensar en lo siguiente:
1. Se presentó el modelo educativo de la Reforma Educativa –si mis estimados lectores permiten ponerlo en esas palabras–, del Sr. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Enrique Peña Nieto.
2. Nadie cuestionará la necesidad de un “nuevo” modelo educativo para la dirección de nuestra educación nacional, pues se requieren cambios dramáticos para mejorarla y que sirva realmente como uno de los motores de cambio en nuestro país.
3. Los modelos educativos sirven para enfocar todos los esfuerzos a nivel macro, meso y micro con la mira a lograr lo declarado. Como en las empresas la filosofía institucional es fundamental y representa el espíritu de la empresa, su vocación, su razón de ser; así también el modelo educativo expresa la razón de ser de todos los que formamos parte del proceso educativo en nuestro país, no sólo las escuelas, sino la comunidad educativa, bueno siempre y cuando así se contemple en el fundamento del modelo, pues caso contario, se puede limitar incluso a la escuela misma.
4. Los modelos educativos, aunque no son tendencias didácticas y pedagógicas concretas para aplicar en el aula, si las orientan y permiten optar por una u otra corriente, pues existen varias corrientes didáctico-pedagógicas desde donde enfocar el acto, la práctica educativa y docente.
5. Un modelo educativo entonces, posee algo fundamental: el tipo de ser humano que se prevé formar y con ello una forma de enseñar;
6. Se implica entonces otro elemento fundamental: una forma de evaluar y por tanto de capacitar al profesorado, directivos, supervisores y demás actores educativos considerados dentro de la estructura que opera la educación en nuestro país.
7. Se pondrá a discusión con los principales actores nacionales.
Entonces varias preguntas asaltan al entendimiento:
a. Por qué se presenta el modelo hasta ahora e incluso se declara que se pondrá a discusión con los actores educativos de este país, entre ellos los profesores, entonces ¿no había modelo educativo previo a todas las medidas y acciones tomadas e implementadas?
b. ¿Cómo se inició la selección del magisterio sin saber la forma en que se trabajaría? Pues ella estaría en el modelo educativo –implícita o declarada, según la estructura misma del modelo–.
c. ¿Cómo se ha iniciado la capacitación del profesorado sin un modelo educativo? Porque para capacitar hay que saber hacia dónde irá el personal, es como si en una fábrica se capacitara al personal antes de saber qué maquinaria se comprará en la empresa.
d. ¿Cómo se está evaluando al profesorado en ejercicio, sin saber qué es lo que se debe evaluar? Aunque se tengan elementos, criterios, estándares –dudaría de estos últimos–, aspectos o como se quiera llamar, lo fundamental queda de lado cuando no se tiene un modelo educativo construido y declarado.
e. Y con todas estas preguntas, es necesario esgrimir una más ¿tiene fundamento la Reforma Educativa?, pedagógico, didáctico, humano y demás o será acaso como han declarado algunos profesores y críticos: no es una reforma educativa, es una reforma laboral que creo en este momento, se disfraza de educativa.
El modelo educativo es la base estructural de toda acción con sentido dentro de la educación formal ¿se debe primero hacer el diseño y luego ejecutar las acciones o es indistinto el proceder?, ¿qué implica esta forma de hacer las cosas a nivel de recursos: humanos, temporales y sobre todo económicos? –que por cierto, dicho sea de paso, el dinero mucha falta hace al pueblo de esta gran nación–.
Evaluar es fundamental, sirve para mejorar y optimizar la aplicación de recursos, ayuda a tomar decisiones para orientar las acciones hacia los fines últimos que se desean lograr. Es necesario evaluar y los profesores lo sabemos. La cuestión es: cuál es el sentido real de la evaluación en México.
¿Qué piensa mi amable lector?
*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com