El magisterio y el futuro sindical

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

El tema de la democracia sindical se ha venido presumiendo con bombos y platillos y como la gran noticia de los últimos meses para el magisterio, se ha insistido (de manera reiterativa) que los maestros que laboran en las escuelas públicas de México ahora sí podrán elegir a sus representantes mediante el voto libre, secreto y universal, cosa que, aparentemente, no sucedía con los procesos de elección en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), sobre todo porque en este sindicato ha prevalecido el liderazgo vitalicio (o hasta que la máxima autoridad federal ha decidido el término de la gestión) de sus representantes, asunto que no es de menor importancia debido a que en los últimos 40 años ha habido más presidentes de México (ocho) que secretarios generales del SNTE nacional (cuatro).
El SNTE ha sido para los maestros lo que el PRI fue para los mexicanos, sobre todo porque de esa es su raíz de origen. La democracia (tal como nos la han querido vender a lo largo de los años) siempre ha existido, incluso en tiempos de Porfirio Díaz, técnicamente era elegido o reelegido mediante el voto controlado por el gobierno en turno, el SNTE no ha sido la excepción, la manipulación y el mítico “candidato de unidad” siempre fue su principal estrategia cuando se trataba de impulsar y posesionar a un personaje o a un grupo “de notables” que garantizaran la continuidad y el control magisterial al servicio del gobierno y del partido político en el poder.
Ser dirigente sindical y/o miembro del comité seccional o nacional en funciones es y ha sido casi una profesión (y no necesariamente docente), por una u otra razón siempre fueron y son los mismos personajes que dirigen el sindicato, en la mayoría de casos el liderazgo depende de la influencia y relaciones que tiene el “líder” que hereda el control y quien lo recibe, en ello tiene y ha tenido un peso específico la línea sanguínea, el compadrazgo y el amiguismo, así como la compra de voluntades mediante las cuotas que se entregan a cada grupo, expresión y/o fuerza política al interior del SNTE.
El voto libre, secreto y universal (como señalaba arriba) siempre ha existido, no es nada nuevo, el tema a cuestionar son las formas de cómo lo han hecho, el modelo electoral vigente mediante la elección de delegados garantiza (para el SNTE y el Estado) que no operen con éxito los liderazgos emergentes, libres o disidentes, que para su desgracia la fuerza actual de éstos no es ni ha sido la suficiente como para sustituir o derrocar a los dirigentes históricos del SNTE, sobre todo porque el magisterio es un ente poco participativo y generalmente apático ante cuestiones políticas y de la exigencia de sus derechos laborales, son, lamentablemente, gente obediente y poco acostumbrada a cuestionar la actitud e intereses personales de los dirigentes.
Ante una realidad así, lo más seguro es que si se abren las convocatorias ahora o mañana para la elección de candidatos, seguramente serán los mismos nombres que hemos visto siempre y que han estado relacionados directa o indirectamente con el SNTE, la CNTE o cualquier otra corriente sindical habida y por haber, quienes se presentarán para contender por las delegaciones de centros de trabajo, zona escolar y secretarías o colegiados de los comités seccionales y nacionales.
Entiendo y conozco a muchas personas y grupos que pretenden participar en los procesos electorales, los cuales han insistido que éstos sean equitativos y/o, como decía una vieja dirigente, con piso parejo para todos, lo cual no será posible porque la marca y el nombre de un sindicato o una expresión sindical en una contienda electoral juega un peso fundamental. No debemos desconocer que entre los maestros hay una vieja creencia de que el SNTE es quien los representa y que “más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Es claro que no será un juego parejo porque el SNTE tiene unas redes de control complejas y no va a compartirlas con nadie, mucho menos con aquellos personajes o grupos que no hagan alianza con ellos, de igual manera, los recursos provenientes de las cuotas sindicales (el 1% de la nómina) y de otros apoyos del gobierno federal y los estados sólo son controlados por ellos y no van a compartir un peso con los contrincantes.
2020 será el año en que se ponga en marcha esta nueva modalidad para elegir dirigentes, a decir del presidente López Obrador, cualquier trabajador de la educación puede contender para dirigir al magisterio, el problema es que aun no sabemos para donde se inclinará la balanza, si para el SNTE, la CNTE, Maestros por México, Bases Magisteriales o algún grupo emergente, lo que si es cierto es que ningún modelo de los hasta ahora conocidos ve realmente por los intereses del magisterio, sino por la manera de cómo se quedan en el poder permanentemente y se enriquecen a costa de la educación y de quienes la hacen posible. Esperemos pues, que en estos procesos aparezca una actitud más combativa, participativa y crítica del magisterio para hacer posible un cambio real, que no le dejen a la inercia y a la buena voluntad de los rostros de siempre decidir su destino y el de la educación pública.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • Rita Adriana Cosío Ramirez

    Promesas!?Siempre gana el más mentiroso ? ya que es el que convence al pueblo, en este caso el que convenza al magisterio.
    No pueden jugar con la educación!

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