El magisterio como forma de vida. Los saberes de la transdisciplinariedad

 en Rafael Lucero Ortiz

Rafael Lucero Ortiz*

Artículo 5. La visión de la transdisciplinariedad, decididamente es abierta, en la medida que trasciende el campo de las ciencias exactas por medio del diálogo y la reconciliación, no solo con las ciencias humanas sino también con el arte,

la literatura, la poesía y la experiencia interior.”

El Manifiesto de la transdisciplinariedad.

Edgar Morin.

La narrativa de los cuarenta y un textos de docentes, contenidos en el libro El magisterio como forma de vida, integrado, en su mayoría por historias de vida profesional, como educadores, docentes investigadores, directivos, de 23 mujeres y 18 hombres, es rico y diverso en saberes, con múltiples coincidencias que construyen consensos de categorías que califican al sentido ético del ser maestra/ maestro y y su compromiso profesional.

Hice un sencillo ejercicio para medir el poder de convocatoria de la Revista Educ@rnos, matriz de cinco libros conmemorativos del día del maestro (2019-2023) que dejo a su valoración.

En cuanto a su ubicación geográfica: 13 de Guadalajara, 8 del interior de Jalisco, 5 de Edomex, 2 de CdMex, uno de cada uno de los siguientes estados: Guanajuato, Morelos, Hidalgo, Tlaxcala y Yucatán. 3 de Venezuela y uno de Brasil y otro de Colombia  y 3 sin lugar de ubicación.

La mayoría coincide con la ciudad y estado donde se publica la Revista Educ@rnos, la mitad más uno y veinte restantes entre doce que se distribuyen en siete entidades del país; y cinco en tres países latioamericanos.

En cuanto a los grados académicos de las y los narradores: veinte tienen doctorado, diecisiete maestría y cuatro licenciatura. Es alentador que convivan narraciones de posgrados y licenciaturas.

En cuanto a los niveles educativos donde laboran: catorce en Instituciones de educación superior formadoras de docentes, diez en universidades, nueve en educación media superior y ocho en educación básica. Similar correlación guarda la proporción de narraciones con los niveles escolares de trabajo.

Por último, veinte se desempeñan como docentes investigadores y diecinueve como directivos.

Es relevante el poder de convocatoria que tiene el proyecto de la revista Educ@rnos en la geografía de México y Latinoamérica; los niveles de educación que cubre y los desempeños de docencia, investigación y dirección están representados.

Más allá de este análisis formal, lo relevante son los contenidos de las cuarenta y una narraciones, que daré cuenta refiriendo las palabras clave con las que califican el magisterio como forma de vida, aclarando previamente, lo dicho por Miguel Bazdresch, en La emociones de educar las emociones, Revista Educ@rnos, 25 mayo, 2023. “El tema educativo emociona a unos, fastidia a otros y vuelve indiferente a muchos”. Inicio por “la indiferencia de muchos”, aclarando que en las historias y textos de los docentes, no hay ninguna de esta categoría, porque si aceptamos “la máxima de que nadie da lo que no tiene”, que nos propone Chess Emmanuel, en este mismo texto, resulta difícil dar cuenta con una narrativa atractiva y emocionante de lo que te es indiferente. Pero aceptemos, con todo realismo, que son las grandes mayorías del gremio magisterial proclives a la indiferencia. La aclaración viene al caso para dejar sentado, que la indiferencia como forma de vida del magisterio esta fuera de este texto y por tanto las adjetivaciones aquí expresadas, no pretenden ser representativas del gremio magisterial, sin embargo, si constituyen saberes, en los dos sentidos que señala Bazdresch, “en la emoción de unos y el fastidio de otros”.

Continúo con las escasas y legitimas narrativas de fastidio y enfado de algunos, abordándolas por sus motivos y que dan cuenta de manera crítica de las sombras o de lo que no se dice de la docencia, como se consigna en el título de una de las narraciones.

“Vivir la pobreza y abandono de las escuelas mexicana, vivir la asociación perversa entre las autoridades educativas y el charrismo sindical, la ausencia de políticas públicas pertinentes, el desencanto de los jóvenes del siglo XXI, vivir en intermitente desánimo, porque la docencia es de luces y sombras”, Alfonso Durán.

“El maestro luchando, también está enseñando”, esta narrativa es emblemática de la lucha por los derechos, tanto humanos como estudiantiles y laborales de trabajadores de la educación. La experiencia de la irrupción de un comité normalista de lucha, provocó en Rocío tres sorpresas: el sustento legal de las demandas, importantísimo porque pocas luchas se dan en un marco legal, sino en el político, porque todos los atropellos acontecen en la ilegalidad, abuso de poder y corrupción de los agentes de poder; la segunda sorpresa y no menos, fue la organización interna del comité de lucha, igualmente fundamental porque si ésta no existe, es fácil que al calor de la lucha el movimiento se salga de control y no logre sus objetivos y, la tercera, que es un modus operandi, que hay que tener en la mira, porque es fundamental para lograr una trayectoria de respeto y dignidad, en la comunidad educativa, tanto estudiantil como docente y demás actores involucrados. Cito: “…pero quede más sorprendida de la falta de compromiso que tienen las autoridades educativas para garantizar que los estudiantes en formación tengan cubiertas sus necesidades… los estudiantes con las acciones que tomaron me enseñaron a luchar… por aquello que tenga sustento… recordé a mi padre: “hija, si no luchas, muchos pasarán por encima de ti y les permitirás pisotear tus derechos, pero si luchas con justas demandas, te ganarás el respeto…”, p. 144. La lucha no sólo es parte de la vida del docente, es la misma vida y  que va de la mano con todas las mieles que ahorita recogeremos.

Esto es lo rico y de gran aporte cognitivo, que en la subjetividad de las vivencias y en su narración espontánea, se esconden saberes que no salen con ningún otro método de investigación. Esto de luchar en la escuela nadie me lo dijo.

Hay otros motivos de fastidio y enfado, como es la atención de las poblaciones adolescentes en secundaría, “el desinterés, la constante distracción, la pasividad ante las actividades, la rebeldía frente a la autoridad. ¡Vaya reto! Exclama Juan Fernando. En muchas ocasiones el aula es un campo de hostilidades, en donde maestros y alumnos entablan relaciones de enemigos, al grado de que Juan Fernando nos recomienda El Arte de la Guerra de Sun Tzu, para salir triunfadores.

Como toda dinámica social, la educación igualmente está expuesta a las tragedias de la vida, como fue la pandemia del Covid-19, que aun padecemos y que nos arrojó a enseñar, sin escuela, sin aulas y sin estudiante enfrente, y la disposición fue enseñar a distancia, cuando la mayoría de los maestros no estaban familiarizados con las plataformas virtuales, y como nos narra Gloria Angélica, improvisamos “La transformación y adaptación de nuestro espacio de trabajo” en nuestros hogares, hacer gastos para la adquisición de herramientas y tecnologías. Y ya trabajando con relativa normalidad, vienen cambios en el comportamiento de la pandemia, y surge la modalidad mixta, tiempo a distancia y tiempo en casa. Y concluye: “los maestros siempre buscan la manera de realizar su trabajo, no importan las condiciones”.

Dónde  quedó  la profesión “noble, tierna y apasionada”, de Roxana, cuando una madre de familia te reclama: “¿quién se cree usted que es para reprobar a mi niño?”. Lo que no se dice de la docencia da cuenta de situaciones frecuentes incómodas, que hacen pasar un  mal momento pero que no por ello descalifica la vida docente.

Son las autoridades educativas, los líderes sindicales, los padres de familia, los estudiantes, la negación de los derechos laborales, los bajos sueldos y condiciones de trabajo, motivo de enfado e insatisfacción de los maestros y llama la atención la subordinación, en la que permanecen.

Terminada la cuenta de las escasas narrativas de fastidio y enfado van las adjetivaciones clave de las narraciones motivadas positivamente por su experiencia educativa.

Lo primero que tengo que decir es que son todas, muy agradecidas y son un homenaje y reconocimiento a personajes individuales y colectivos de la comunidad educativa: Don Manuelito, Don Pablo Gonzales Casanova, Jaime Navarro Saras coordinador de estas publicaciones anuales y la Revista Educ@rnos y dos de los colaboradores más productivos y destacados, Miguel Ángel Pérez Reynoso y Miguel Bazdresch Parada, pero también los colectivos de maestras educadoras, profesores investigadores, maestras y maestros de antes, que dejaban huella, la maestra Sara y Guillermo Zabalza, “ellos te llevaban como de la mano”; colegas que dedican su vida a la docencia con pasión; alumnas/os y exalumnas/os, directivos y jubilados; y algunos placeres, propios no sólo del ejercicio profesional de enseñar, sino de la vocación de educadores: “el placer de leer” que nos cuenta Mayela Villalpandoy el placer de narrar, que cuenta Moisés Aguayo, en el atractivo proyecto La burbuja; reconocimiento de formas de atención a la diversidad de las poblaciones y de derechos específicos: “la escuela diferenciada e inclusiva” para poblaciones en situaciones especiales, pero también para que propicie el acceso a un entorno laboral y social.

Cierro diciendo que si estos calificativos al magisterio como forma de vida los hubiera escuchado de políticos, me advertiría del blofeo, lo hueco y el engaño, pero viniendo de quienes día a día se desempeñan en las aulas, presenciales o virtuales y además se dan tiempo para pensar críticamente su cotidianidad magisterial, narrarla y compartirla, es de agradecerse y recibirse como el mayor homenaje para un Día del Maestro.

Paso ahora a las expresiones profundamente emocionadas del magisterio como forma de vida:

“Vivir la profesión de la docencia es darle sentido a la existencia; Implica tener aspiraciones y convertirlas en metas; además de nuestra práctica pedagógica construimos conocimiento educativo. Docente e investigador es una profesión con disciplina, motivación y creatividad; el investigador somete a reflexión su propio proceso como docente y desde ahí crea y genera investigación. El que se dedica al magisterio es un mago, se dedica a la transformación de lo que vemos en la realidad; la virtud de educar de tocar almas es en definitiva un preciado tesoro, que cultiva paz, armonía y alegría. Soy una apasionada de la utopía y la esperanza de que la educación nos dará un porvenir mejor como humanidad. Convertirse en lector no es gratuito, se requieren ciento de horas para que se logre el reciclaje neuronal de cada nuevo lector. La docencia es una forma de tejer vivencias inesperadas que se engarzan con sentido cada día… Educar es conmover, es sentir, es dar, es recibir, y pensar tras formas de vivir y convivir… Lo que sí sé es que la docencia o se vive de manera intensa o no se vive, y entonces no es docencia… Para aprender a formar es necesario distinguir lo concreto de la vida de los estudiantes… Maestra usted me inspira hacer las cosas, por usted es que quiero ser maestro… La docencia es sacrificio… Si no podemos reconocer la realidad lo educativo seguirá sin mejorar, el deber ser no basta. El magisterio como forma de vida debe de reconfigurarse, no desde la imaginación normativa que nos seduce a describir un deber ser que sirva para complacer, adular y autoengañar, sino a través de las experiencias positivas y negativas de quienes desempeñamos esta profesión”.

*Maestro en sociología. Analista y consultor independiente. rlucero1951@gmail.com

Comentarios
  • María Catalina González Pérez

    Gracias maestro Rafael por este análisis del contenido. Es un gusto leer cada texto, rico en experiencias y saberes construidos desde el ejercicio de la profesión. Unos jóvenes autores, otros ya estamos maduritos y todos con el compromiso y alta responsabilidad que conlleva ser docente. Saludos

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