El horizonte de la Universidad Pedagógica en Jalisco: con y contra
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
El contexto bajo el cual se dan los cambios o los relevos en la figura de las direcciones del sistema de las cinco Unidades de la Universidad Pedagógica en Jalisco ha dado material para pensar, no sólo el modelo de Universidad que actualmente tenemos y al que aspiramos, sino también para pensar la racionalidad que subyace en el actual grupo dirigente en el seno de la SEJ, para entender el trasfondo de las decisiones que se han tomado y las implicaciones institucionales que de todo ello se genera.
En una semana la UPN cumplirá 45 años como proyecto nacional y de dicho tema son muy pocos los textos que han servido para reflexionar el significado que tiene el trabajo de dicha Universidad en Jalisco (la próxima semana me ocuparé del 45 aniversario).
En su reciente artículo el editor Jaime Navarro Saras, hablaba de que a las autoridades actuales poco les importa el posgrado en educación y las instituciones de la UPN, esto lo dejo yo como una interrogante sobre la cual habría que pensar. Junto a ello el día de ayer que fue el evento del ejercicio de entrega–recepción, la directora de Unidades del sistema de la UPN, la Dra. Verónica Vázquez Escalante, en su intervención ante el personal de la Unidad Guadalajara decía que con todo lo que estaba pasando, la UPN habría cobrado visibilidad en el estado, de todo ello no se si eso sea cierto, pero si la visibilidad sirve para ser objeto de imposiciones y abusos de autoridad pues seria mejor seguir siendo invisibles.
La UPN en Jalisco incluso en su proyecto nacional es una institución incómoda por su carácter crítico y hasta cierto punto beligerante, uno pensaría que este sentido crítico que viene de la tradición y que queda encarnado en el personal de trabajadores académicos y no académicos pudiera servir para alzar la voz y tener una interlocución un poco más horizontal con las autoridades. No es así, la autoridad estatal ha salido ganando, no sólo impusieron las reglas para cambiar a las y los directores de las cinco unidades, también impusieron las decisiones y el desenlace final.
Me quedo con la pregunta, ¿qué representa la UPN para el proyecto político y educativo de la actual cúpula que dirige el sistema de la Secretaria de Educación Jalisco? No tengo muchos elementos a la mano para aventurar afirmaciones categóricas, lo único que puedo decir a modo de hipótesis, es que les interesa muy poco. En estos tiempos para dicho grupo en el poder, el interés principal está colocado en capitalizar políticamente todas las acciones y todas las decisiones que tomen de ahí, que los cambios de los 5 directores se ven como un espacio de alianza táctica en dicho proyecto político. Además, en este contexto la UPN y su proyecto nacional, camina por otros carriles, por lo tanto, el interés estuvo puesto en garantizar las lealtades y los pactos políticos, en cuyos ejes también entran las dirigencias sindicales especialmente de la Sección 16 del SNTE, que no sabe para dónde dirige su proyecto. En la reciente experiencia de cambios de directores no hubo proyectos ni propuestas (o si las hubo ahí no residió el interés central) las y los participantes, fuimos fichas las cuales se negociaron entre el secretario de educación, el sindicato y la subsecretaría de administración, cada quien le tocó una o varias fichas, las direcciones de las cinco Unidades fueron repartidas equitativamente y ya conocemos el resultado final.
La UPN es una Universidad pequeña, que no trabaja con códigos, números de matrículas, claves, como sucede en las universidades gigantescas; para dar lugar al trato humano somos personas que trabajamos y nos relacionamos con personas.
La UPN es una universidad temática especializada en el abordaje de los asuntos educativos, envuelta en un complejo proceso de transición para arribar a otro estatuto y otra figura jurídica, que aun no se sabe en dónde culminará. Nacida en 1978 con 76 Unidades (a modo de campus en el país) de los cuales cinco se ubican en Jalisco, con la carencia de un proyecto estatal sólido, sin coherencia en los liderazgos, ya que cada quien mira para su santo, en tanto, nos hemos tornado en un ente vulnerable, frágil, fácil de golpear y de imponer decisiones (que pudieran ser sensatas, racionales o fuera de contexto como ha sucedido). La voz y las propuestas de la comunidad universitaria han sido sustituidas por las decisiones administrativas de un círculo pequeño y selecto en la dupla SEJ/SNTE que han tomado las decisiones ya sobradamente conocidas.
El dilema para el cambio de directores estaba puesto en la dirección y el horizonte de las propuestas, en ello se distinguen tres escenarios: alguien que mira el pasado con una nostalgia chida y entonces la UPN deberá de caminar en contra de las manecillas del reloj atendiendo a todo lo que viene del recurso y de la nostalgia, hubo alguien que miraba el futuro (era mi caso), con propuestas de avanzada, con compromisos académicos serios y con una visibilidad basada en la producción y las contribuciones significativas producto del trabajo académico de todas y todos los integrantes de la comunidad y, por último, alguien que está estancado en este presente pragmático (la mayoría de colegas), aferrados a sacar provecho de las circunstancias, cabildeando y negociando para aprovecharse personalmente del contexto actual. La primera y la tercera línea de propuestas han sido las ganadoras.
La UPN en Jalisco va a entrar a una nueva fase de su historia, el calendario no es muy beneficio para el actual grupo en el poder, sólo les queda un año de gestión o tal vez menos y ojalá se vayan y se vayan todos y todas para dar lugar a nuevas personalidades, que (desde el deseo) esperaríamos que sean más empáticas, más dialógicas y más sensibles a la complejidad de la realidad educativa que actualmente vivimos.
La UPN seguirá con sus tareas, le ayuda mucho al gobierno local a cambio de nada, en la formación de agentes educativos, en la profesionalización de docentes en servicio a través de la operación del posgrado y en la formación de investigadores con la operación de un doctorado regional. Junto con el CIPS, ISIDM, MEIPE y la UPN son las únicas instancias que atienden con seriedad desde el ámbito público el asunto de la oferta del posgrado en educación. En la UPN Guadalajara se tenía la promesa de abrir dos maestrías más, todo ello deberá esperar mejores tiempos.
Así las cosas, en estos lluviosos días de agosto, la UPN Jalisco escribe su historia sin ratificar absolutamente nada de respeto a su propio legado, todo ha sido tan rápido, tan acelerado que no ha dejado tiempo para pensar(nos), cual es el horizonte sobre el cual queremos caminar, sin proyecto estatal, con incertidumbre normativa y con un grupo de funcionarios que sólo les interesa el pacto político para avanzar en sus carreras. Queda sellado un capítulo más en esta larga e interesante historia.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]