El experimento de la educación
José Manuel Bautista Vallejo*
El político profesional adoptó una medida irracional a sabiendas de que ganaría algunos malos comentarios en la prensa y las redes sociales, pero sabía de sobra que éste era el recorrido de su mala fama, hasta ahí no más, aprovechaba la falta de reacción de una ciudadanía sumida en el dulce letargo.
Y se cumplió el veredicto, fueron 24 horas, tal vez menos pero es el momento de ser generosos, de comentarios intermitentes en los noticieros del almuerzo, justo cuando la gente aumenta sus ganas de dormir después de comidas copiosas y un elenco de temas cansinos en el telediario.
-Pero los comentarios siempre saben a poco, -afirmó este dirigente con mirada altiva y esquiva, caminando lento en la sensación de que nada pasa ya en esta vida.
Y fueron 48 horas de etiquetas y algunos textos con límite de existencia y realidad fugaz. Y somos también generosos, sabemos que fueron menos. Y no hicieron mella, no dolieron, sólo aumentaron las ganancias de Jack Dorsey, de quien ni el político ni quienes etiquetaban, además, sabían nada.
Y el político afirmaba:
-Lo mejor es la falta de sentido de la medida, justo ahora que padres y madres duermen, anestesiados, y no entienden el por qué de las cosas, sólo consumen listados interminables de material fungible que, de momento, es un bien para las papelerías.
Así, sin más, un político aparentemente preocupado por las papelerías, que en el fondo era una gran mentira, y entretenido en la excitación permanente que supone controlar la educación, con experimentos sutiles que no hacen más que enterrar, a voluntad, todo lo aprendido a lo largo de la historia sobre la verdad de las cosas.
Una auténtica miseria, eso es lo que logramos cuando estos políticos tocan la educación con sus manos manchadas.
*Doctor Europeo en Psicopedagogía. Profesor-investigador de la Universidad de Huelva (España). josembau@gmail.com
La clase política, empresarial y los líderes sindicales se niegan a admitir que estamos en donde estamos por sus desaciertos, por sus errores…Un país endeble, endeudado, economía paralizada, una sociedad dividida y completamente desorganizada.
Estimado Marco:
Muchas gracias por su comentario. Lamentablemente es una situación que se vive en tantos países. ¿Qué parece haber olvidado la clase política? ¿Cómo enderezar su rumbo?
Saludos cordiales.
José M. Bautista