El encuadre pedagógico que no llega: la presentación del Nuevo Modelo Educativo
Marco Antonio González Villa*
Pues no llegó. Lo estamos esperando desde hace años, pero no observamos ninguna propuesta, proyecto o encuadre pedagógico en el Nuevo Modelo Educativo (NME) presentado en los últimos días. Obviamente, las críticas no se han hecho esperar, pero seguramente, como se ha hecho costumbre, se defenderá a ultranza un “algo” que de antemano sabemos no dará solución a la situación educativa por la que atraviesa nuestro país.
Entre la página 89 y 93 del documento se establecen 14 principios pedagógicos (a los cuales podríamos llamar solamente principios o debeísmos, de los que, irónicamente y por cierto, se siguen sólo dos o tres de ellos en la evaluación docente), sin embargo no hay una referencia directa a un modelo o teoría pedagógica que le dé sustento epistemológico y validez al ejercicio y práctica de la docencia. Miguel Ángel Pérez Reynoso en su editorial “Re-educar todos los pensamientos. Re-pensar las educaciones” hacía referencia a la necesidad de rescatar a diferentes autores que han sido olvidados e incluso marginados pese a las grandes aportaciones que realizaron en el campo de lo estrictamente pedagógico, pero es entendible que tanto en educación básica como en Medio Superior se les excluya, sobre todo porque muchas de sus ideas se contraponen a los intereses y necesidades políticas de quien articuló este inacabado documento.
Es claro también que se sigue minimizando el papel del docente de manera velada, ya que la mayoría de las competencias que se trabajan están enfocadas al desarrollo de actitudes y valores, lo cual no precisa, necesariamente, de un docente con formación normalista o universitaria, con una amplia cultura y un cúmulo de conocimientos específicos; por ejemplo, en el caso de Medio Superior, de las 11 competencias genéricas solamente dos de ellas (2. Es sensible al arte y participa en la apreciación e interpretación de sus expresiones en distintos géneros y 4. Escucha, interpreta y emite mensajes pertinentes en distintos contextos mediante la utilización de medios, códigos y herramientas apropiados) manejan contenidos declarativos y procedimentales concretos, el resto de ellas no. Así, con el tiempo, se podrá prescindir de la figura del maestro o bien de la formación magisterial, ya que cualquier persona podrá modelar valores y actitudes en el aula, independientemente de su preparación académica.
En sentido opuesto, la historia es clara: cada autor que planteó un modelo pedagógico le dio un peso y valor significativo tanto al aprendizaje como a los conocimientos científicos, así como también buscó dar respuesta a una problemática presente en su contexto sociohistórico y sobre esos objetivos cifró su éxito, su reconocimiento y su trascendencia. En un país en el que sólo se busca afanosamente mostrar datos y números, para convencer y tratar de quedar bien ante figuras externas, y que se empeña en crear responsables de los problemas del sector Educativo en lugar de darles solución, resultaba obvio que no había forma de tener algo tan “inútil y vano” como un basamento objetivo, sólido y fuerte llamado modelo pedagógico ¿en qué momento se divorció lo pedagógico de los modelos educativos?, ¿por qué no fue invitado lo pedagógico a la presentación del recién nacido? Era definitivamente un invitado incómodo para algunos, pero es de los animadores principales de la fiesta; tendrían que conocerlo ¿no?
*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]