El efecto Xóchilt Gálvez y las marionetas de la política. La educación cívica en México

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Surgió de la nada como un recurso necesario, al servicio de todos aquellos que, aunque cuentan con riqueza y de recursos financieros, están distantes actualmente del poder político y ese poder les interesa y mucho.
Xóchitl Gálvez es una fabricación construida en los laboratorios del poder más perverso de buena parte de la economía de nuestro país, un producto necesario para que sirva de contrapeso al actual poder político. Y es que en parte sus creadores y patrocinadores tienen razón, habría que eclipsarles, aunque sea de a poco, el desbocado proceso por la continuidad política. Xóchilt Gálvez es la marioneta más adelantada para lograrlo. Los hilos los controla Claudio X: González y la alianza política entre el PRI (o lo que queda de él) el PAN y el PRD.
Xóchilt Gálvez no es Xóchilt Gálvez, es un producto mediático de la política pragmática, las personas que mueven los hilos de sus actos, de sus movimientos y de sus palabras, le han prometido mucho: que ella será la candidata a la presidencia de la alianza opositora, yo considero que es altamente probable que no le cumplan. Sin embargo, con su actuación de distracción y de mostrar una supuesta alternativa política, el objetivo se habrá cumplido para los dueños de la marioneta y de los hilos que la mueven.
La política mexicana desde que en el año 2000 se dio la primera alternancia, cuando el PAN tuvo la oportunidad de contar con el poder político, se han venido dando infinidad de manifestaciones de oportunismo y chapulineo. Muchos militantes ya no se mueven sobre la base de los principios sino de intereses políticos de otro tipo.
Lo que está en el fondo, pero muy en el fondo, es la disputa por el poder político tal como sucedió a todo lo largo del siglo XIX en la encarnizada pugna entre liberales versus conservadores. Hoy se reedita dicha pugna, pero a diferencia de aquella época, en donde la pugna fue a partir de un debate limpio, basado en la confrontación de ideas y de principios ideológicos; hoy asistimos a una guerra de lodo, en donde los protagonistas anteponen sus intereses personales a partir del chapulineo político.
Dentro del mismo contexto, se reconoce que miles de jóvenes votarán por primera vez el próximo año 2024, en dicho año habrá elecciones en todas las esferas de la sociedad, el voto y la intención del mismo obedece básicamente a tres factores:

a) A principios y convicciones ideológicas.
b) A pragmatismos e intereses personales con la intención de sacarle provecho a tal con cual postura política.
c) Al desconocimiento casi total, del juego político. El voto es por ingenuidad y desconocimiento.

En la contraparte, desde la educación cívica y la formación para la ciudadanía, se busca desde un enfoque más claro las intenciones formativas, que los sujetos sean capaces de construir una postura crítica. Sus aspiraciones son auténticas, se trata de contribuir a que los sujetos en edad escolar aprendan a dilucidar y a discernir en torno al contexto político. Osea se trata de aprender a decidir y de hacerse responsable de las decisiones, teniendo un sustento ideológico en dichas decisiones. Su finalidad última es la conformación de una ciudadanía activa.
De esta manera, es digno reconocer que estamos ante una paradoja de lo que actualmente sucede arriba y abajo del sistema, arriba se da una práctica sucia a partir de una guerra de lodo y cuyos personajes se mueven más por intereses personales que por aspiraciones auténticas que beneficien a la ciudadanía, abajo, en cambio, las prácticas educativas tienden a favorecer procesos auténticos para formar a sujetos que construyan con civilidad una conciencia crítica y participativa que les ayude a moverse en esta sociedad controversial llena de profundas contradicciones como las que reconozco en este artículo.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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