El contexto de pandemia y las políticas públicas

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Desde el mes de enero del año 2020 hasta este momento (abril del 2021), el mundo entero ha dado un giro para reconocer y adaptarse a un contexto que no había vivido desde hace muchos años. La amenaza de un virus llamado Covid–19, que no está en la naturaleza y su pronta propagación sirvieron para poner en jaque a muchos países, sus gobiernos y sus sociedades globales. Dicha amenaza, que ha cobrado muchas vidas, ha servido también para modificar el estilo de vida, las escuelas han cerrado para transitar a formas de atención escolar de manera remota, las recomendaciones internacionales han sido: el quedarse en casa, salir con cubrebocas para evitar contagios, lavarse los manos constantemente y evitar reuniones o eventos masivos. Dichos cambios se han vivido de manera paulatina, en poco tiempo hemos aprendido a vivir en formas jamás pensadas o imaginadas.
De esta manera, la respuesta que se da ante las implicaciones de la pandemia surge desde las políticas públicas. Instancias de gobierno al lado de organismos civiles, valoran la situación, calculan riesgos y toman medidas de acción, muchas de ellas a modo de recomendación o, en casos extremos, como medidas obligadas.
¿Qué ha pasado en los espacios de políticas públicas para responder globalmente a las implicaciones de la pandemia? Se han presentado infinidad de contradicciones (en un momento se dice una cosa y días después se cambia la idea). Debido al entorno de emergencia no ha sido posible que los organismos públicos pudieran tener un balance que les permitiera sugerir medidas más acertadas a mediano plazo. Sabemos cuándo inició la pandemia, pero aun no es posible calcular cuándo terminará realmente. En paralelo se dio una carrera desbocada por generar y patentar alguna vacuna que contrarrestara los riesgos del virus del Covid, de esta manera se ha iniciado la vacunación de algunos sectores de la población, esto hace sentir un clima de mayor seguridad, aunque el riesgo sigue latente.
Educación es el sector social que más fuertemente tuvo que ser afectado en cuanto a los estilos de trabajo, las medidas de acción y los mecanismos de relación social y educativa (nos damos cuenta que las cantinas ya están abiertas –escribía hace algunos días Manuel Gil Antón– y las escuelas siguen cerradas). Las disposiciones de política pública tal parece que se han equivocado en algunos aspectos, sabemos, que en este contexto se juegan y se mueven muchos intereses de todo tipo, intereses económicos, políticos, de grupos de poder, de la presión de empresarios, etcétera, todo esto es real, el problema está en los espacios de decisión y en los márgenes de maniobra que tiene la sociedad civil para participar en un problema que los ha dejado aislados y en condición de marginalidad.
Muy pronto la sociedad deberá tomar las calles nuevamente con la intención de respirar un nuevo aire. La apertura de las escuelas forma parte de este nuevo aire que tenemos para respirar. Aunque hay que reconocer, de igual manera, que el sistema escolar va a enfrentar una problemática nueva, si bien, fue relativamente sencillo paralizar el funcionamiento del sistema en su modalidad de atención escolar convencional; hoy va a ser muy difícil regresar a trabajar en las escuelas a los ritmos acostumbrados, ¿qué está pasando? Un número significativo de maestras y maestros ya no quieren regresar a las aulas, muchos maestros se han entumido, se han quedado paralizados y con el regreso no van a saber qué hacer y cómo atender a los alumnos a su cargo. El regreso a las aulas debe ser paulatino con precaución y con prevención, pero también es importante conocer cuántos maestros y maestras deberán ser relevados en sus funciones para darle lugar a un grupo de docentes jóvenes que se caractericen por la destreza, la versatilidad y la fácil adaptación ante escenarios de riesgo.
¿Qué aprendimos como sociedad de esta pandemia, qué aprendió el gobierno, los organismos civiles y el sistema educativo? Hubo un momento en que la asfixia nos ganaba. Es importante aprender a sistematizar experiencias de este tipo, para saber cómo responder tratando de evitar en lo más posible pérdidas humanas y materiales.
En agosto próximo las y los escolares regresarán a las aulas y las aulas regresarán a su vida normal de bullicio infantil y de olor a escuela, ¿qué falta para tener un regreso ordenado y bien organizado? Eso forma parte de la política pública del sector educativo.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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