Educar en el aislamiento. Educar en la esperanza
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Hace unos días mi gran amigo Víctor Ponce me hizo una llamada para invitarme a colaborar en uno de sus tantos proyectos. Se trata de organizar un libro colectivo que recupere una serie de reflexiones en torno a las implicaciones sociológicas de los últimos tiempos, tratando de poner en juego los principios de las corrientes sociológicas contemporáneas en el mundo actual. Y concretamente la relación conmigo consistiría en escribir algo en torno a la esperanza como pedagogía para contrarrestar este clima de asilamiento. Aquí un pequeño adelanto.
A partir del cierre de las escuelas estos últimos días de aislamiento social en la perspectiva de la sana distancia, de la búsqueda de nuevos formatos de atención educativa, de la reconfiguración de la práctica docente a partir de migrar a formas basadas en el uso de los dispositivos electrónicos, etcétera, nos ha traído nuevas preguntas y nuevos escenarios, ha exigido el reflexionar profundamente lo implica estar en educación y ser docente o educadora.
Algunos autores nos dicen que esta es una nueva normalidad dentro de la cual viviremos, otros reconocen que no hay vuelta de hoja que deberemos acostumbramos a vivir así, en el aislamiento y bajo una amenaza latente en todo momento.
Ante ello es necesario construir una pedagogía que vaya acorde con las circunstancias, que sea capaz (como sucede con los dispositivos educativos) el ir mucho más allá que el problema o que la amenaza. Esta propuesta tendría que estar basada en una Pedagogía de la esperanza, en ello tendremos que pasar de una educación de la esperanza, a la esperanza en la educación.
La esperanza en educación es un componente necesario y sugerente, fusiona utopías con posibilidades, deseos con realizaciones, sueños con realidades. La esperanza en educación es una serie de estrategias de trabajo las cuales deberán concretizarse, materializarse y objetivarse de la mejor manera, dichas maneras serán las prácticas de todos los días, las políticas desde la esfera de gobierno, la sensibilidad de la sociedad al arribar a nuevos estadios y la disposición de los actores al reconocer que asistimos ante un nuevo estilo de vida el cual es más exigente y demandante.
Estos días han sido para el campo educativo días incómodos, difíciles de afrontar, incomprensivos en muchos aspectos; muy pronto se comenzarán a generar los primeros trabajos de investigación. Pero hoy nos toca pensar en las propuestas de acción e intervención. Tendremos que pensar en una mejor educación aun en el encierro y en el aislamiento, esa mejor educación cruza a la esperanza como estrategia permanente para lograrlo.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]
Querido amigo, Miguel Ángel Pérez Reynoso, gracias por este adelanto, gracias escritor de las desgracias y de la alegría, gracias por saltarse el recuento de nuestros sufrimientos, para hacernos mirar en lo posible, por convocar nuestra imaginación y nuestra lucha, por un mundo más justo. Gracias por la esperanza