Educando para omitir información: ¿beneficia?
Marco Antonio González Villa*
El acto de omitir información es aprendido, al igual que el acto de mentir, no innato y, en algunas ocasiones, tampoco voluntario, sino exigido. Al momento en que un niño o niña adquieren lenguaje y con ello la posibilidad de comunicarse con las y los otros, las diferentes teorías del desarrollo cognitivo y psicológico dirían que la vida del infante se facilita, dado que ahora puede expresar lo que piensa y siente, lo que simplificaría los trámites para el logro de sus objetivos, deseos, ayudado obviamente por los demás. Sin embargo, pese a ser el lenguaje hablado un proceso celebrado por todos, en poco tiempo el niño empieza a entender la necesidad de no decir siempre lo que se quiere o lo que se piensa, dado que eso puede provocar el enojo de las personas adultas y ser recriminado o castigado por ello. Así, ante la posibilidad de recibir un castigo por algo que se hizo, como romper un objeto considerado por las y los adultos como valioso, implicará mentir o no decir nada, omitir, para evitarse sufrimiento. Poco tiempo después, también aprenderá a no expresar nada ante algo que le resulte peculiar, de esta manera, frases infantiles como “¿por qué mi tía está gorda?”, ¿por qué está pelón mi abuelo?”, “¿por qué ese niño o ese señor se ve así?” cuando mira por primera a un niño o adulto con alguna discapacidad o un síndrome, inmediatamente recibirán un jalón y el grito “¡cállate!”, seguido de una justificación que brinda su padre o madre a la persona aludida. Pondrá cara de no entender lo que sucede, aún no entiende lo políticamente correcto, pero aprende que no puede decir todo lo que piensa o señalar todo lo que ve. Debe omitir.
Llegará entonces el tiempo de ir a la escuela y le dirán en casa todas las bondades que trae consigo el estudio, aspecto reforzado por cada docente con el que se encuentren, con lo que se busca depositar en su desempeño escolar un futuro en el que no tendrá pobreza y sí ingresos suficientes para vivir con comodidades. Pero el tiempo le enseñará que hubo información que le fue omitida y que no todo lo que le dicen las y los adultos es totalmente cierto; estudios, como el de Movilidad Social, han demostrado que el 75% de los niños pobres, serán adultos pobres, así como descubrir más tarde que no hay trabajo para todos, develan datos que le fueron omitidos. Y su vida será un continuo descubrir omisiones que todo el mundo hace: escuchará que alguien dice que se atiende a todos los estudiantes con la virtualidad, pero que se omite que no todos están aprendiendo realmente; o que con la escuela a distancia se ha conseguido el 100% de aprobación, pero que hay quienes aprobaron sin entregar o realizar actividades; ya luego sabrá de las omisiones de las empresas y los políticos, y así entenderá que omitir información es bueno, conveniente, y habrá logrado introyectarla. Por cuestiones de espacio tendré que omitir más ejemplos, pero ya dije lo necesario; ahora es cuando viene un adulto a recriminarme por lo escrito ¿no?
*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]
Que excelente informacion.Nunca lo habia pensado.,principalmente en cosas que si son importantes para la vida.como mejorar eso.