Educación juarista

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Sin el ideario impreso por los liberales en el siglo XIX, la educación mexicana sería incomprensible el día de hoy.
Dentro del grupo de hombres ilustres que configuraron la línea intelectual liberal destaca indiscutiblemente Benito Juárez García, el Benemérito de las Américas.
Desde su infancia, el salto cualitativo de su lengua natal al castellano y de su condición de analfabetismo a la alfabetización tardía, su biografía personal es una cátedra y un referente para las nuevas generaciones.
Su formación autogestiva, el ejemplar carácter y perseverancia, la convicción férrea para encabezar y argumentar con ideas firmes y acciones organizativas constantes la defensa de la República.
El natalicio de este héroe nacional del 21 de marzo de 1806 marca una fecha conmemorativa presente en el mundo de las escuelas; en las mentalidades de los maestros y maestras, en el sistema educativo nacional mayoritariamente público.
Juárez vive en monumentos, calles, nombres de escuelas, como una manifestación de las antiguas formas de honrar la memoria de los héroes nacionales.
Juárez es también presente, imaginario colectivo, pertenencia e ideario en discursos políticos, tema de redes sociales en serio y en broma.
Para maestros y educandos se impone en esta fecha un ejercicio de memoria histórica racional y objetiva para recuperar la obra juarista en materia educativa.
Obvio es subrayar también que como resabio de la lucha titánica por la separación Iglesia-Estado, en proyectos institucionales de carácter privado, la figura de Benito Juárez García no se exalta y muchas veces ni siquiera se estudia.
Son muchos años de recordar y revisar la coyuntura vivida por el personaje, cómo sociedad mexicana, no olvidar que necesitamos revitalizar el sentido de pertenencia, valorar la ingente obra en materia de soberanía nacional y defensa del proyecto de nación.
Aún con los ecos de la multitudinaria marcha de la tarde del 18 de marzo de 2023 en donde a voz de cuello se evocó la defensa de la soberanía nacional, es visible la imagen elocuente del Hemiciclo a Juárez en la CdMx como punto de concentración de maestros y maestras para participar en la convocatoria a la manifestación en El Zócalo.
La restauración de la República en el siglo XIX, la expropiación petrolera en 1938, la defensa de la República en las batallas diferentes del siglo XXI, las fuerzas amenazantes internas y externas que medran y luchan de manera permanente por el poder, la necesaria vocación juarista en la savia del mexicano de ayer y hoy.
En materia educativa la obra de Juárez es grande aún en las condiciones devastadas de la economía nacional de aquel momento.
El sentido social al expedir la Ley de Instrucción Pública del 2 de diciembre de 1867 aplicable para el Distrito Federal y los Territorios.
El nítido sentido de dirección, el largo camino a la ilustración y la formación moral del pueblo mexicano.

“Benito Juárez, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes, sabed:

Que en virtud de las facultades de que me hallo investido, y, considerando que difundir la ilustración en el pueblo es el medio más seguro y eficaz de moralizarlo y de establecer de una manera sólida la libertad y el respeto a la Constitución y a las Leyes, he venido a expedir la siguiente Ley Orgánica de la Instrucción Pública en el Distrito federal…”

La supresión de la enseñanza de la religión como continuidad al salto cualitativo que significó en la Constitución de 1857 expropiar a la Iglesia católica el control de la educación y trasladar el proyecto educativo a la responsabilidad del Estado mexicano.
La necesaria lucha por las ideas, el estado del desarrollo en materia educativa, las metas lejanas a las que avanzar, el rol estratégico de la formación de las conciencias del mexicano de pensamiento crítico.
La educación primaria gratuita para pobres (1867) marca la pauta para la extensión de la gratuidad universal a otros niveles educativos: secundaria (1993), Preescolar (2004).
La educación obligatoria para los niños mayores de 5 años, la renovación moral de la sociedad a través del capital social en constructo a través de la escuela. Los bienes de la educación y la alfabetización necesaria para el progreso del país.
Juárez y la dimensión pedagógica. La revolución mental y epistemológica que representó el positivismo (Barreda–Comte) como opción filosófica y cómo concepción de la ciencia para emancipar la razón, la propuesta lancasteriana y el advenimiento en el horizonte del normalismo
El camino de las luces, de la liberación de las conciencias de las ataduras del fanatismo y del juego, el orden civil y la formación robusta de la identidad nacional a través de la recuperación de la valía del país con el triunfo juarista ante las huestes unidas de conservadores alrededor de Maximiliano de Habsburgo y la educación laica, entre otras aportaciones.
La educación laica y su lento proceso de transformación de las mentalidades detenidas en estadio decimonónico.
Juárez y los cimientos de un sistema educativo de carácter público, que de manera incipiente sembró, reguló y estableció rectoría, que dio sentido de identidad y que se ajusta progresivamente a las necesidades sociales que impone la dinámica demográfica y los avances científicos y tecnológicos.
Juárez y la austeridad republicana para atender con eficiencia las necesidades educativas con los mínimos recursos.
El gasto público en la materia siempre limitado por las condiciones, la política educativa instrumentada, el sistema en su fase fundacional.
El 21 de marzo como Conmemoración del Natalicio de Juárez, el inicio de la primavera y cómo Día Mundial de la Poesía.
La escuela y sus lenguajes, la escuela, sus recursos y mediaciones para que los Niños, Niñas y Adolescentes no olviden y se inspiren.
Juárez como personaje histórico acariciado por el verso y la metáfora, como biografía ejemplar multicitada; también de los héroes patrios se hace canto y poema en el corazón del pueblo.
La resignificación de la libertad de enseñanza ahora por enriquecer con la libertad profesional y autonomía curricular en un marco y proyecto educativo de Nueva Escuela.
La educación laica ajena a dogmas religiosos como principio y ejercicio fundante de la libertad de creencias, como asunción responsable de la democracia, tolerancia, dignidad y derechos humanos, como agenda formativa de todos y como práctica de convivencia entre mexicanos.
El rostro humano por construir en la convivencia social y la operación de un sistema educativo garante de una educación de calidad e incluyente.
Nuestra breve pero significativa historia de la educación pública,el faro de las ideas juaristas en momentos de titubeos éticos y rupturas del tejido social.
Juárez y la ilustración, México y sus múltiples fuerzas oscurantistas.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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