Educación: ¿cuántos pendientes?
Miguel Bazdresch Parada*
Revisar la situación de la educación es ya una tradición asociada al cambio de gobierno. Sólo para ejemplificar, recordemos: con Zedillo fue la descentralización y los programas integrados de las materias a impartir en la educación básica. Con Fox fue el nombramiento de un secretario universitario lejano a los grupos de poder dentro del sindicato. Con Calderón, se animó a nombrar a una mujer que apuntaba para candidata a la presidencia y a la vez se entendiera con el poder del Sindicato, también acaparado por otra mujer. Con Peña Nieto el tema fue, todo el sexenio “torear” a la CNTE, intransigente, y asustar con la evaluación de los maestros a través el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, desaparecido por López al llegar al poder, para de inmediato darle al SNTE lo necesario para hacerlo de su lado.
Ahora, la presidenta electa, se anima a avisar de una modificación al sistema de sueldos, salarios y estímulos. Sigue la tradición de gobiernos complacientes e ignorantes, incapaces de iniciar la construcción de un sistema educativo consistente con el país, múltiple, diverso, complejo y además, combativo. Sobre todo, porque esa tarea es de largo plazo y requiere de múltiples decisiones, cuyo signo y contenido es variable con base en los logros o no de cada paso implantado y sus efectos.
Vale recordar una anécdota, cuyo protagonista fue Jesús Reyes Heroles, en su etapa de secretario de Educación del gobierno federal. Como toda anécdota puede ser cierta o no; el lector sabrá tomarla con las debidas reservas. Cuentan que en sus primeros días el secretario Reyes Heroles se reunió con el personal de las distintas dependencias de la Secretaría; y en el turno de la Subsecretaría de Educación Básica, la más importante, el subsecretario reunió a todo su equipo con Don Jesús para que le expusieran todas las necesidades y demandas. Al final el subsecretario se dirigió al Secretario para decirle: “Señor Secretario éste es el panorama y nuestras necesidades y demandas y esperamos con gusto sus resoluciones”. Don Jesús, héroe de mil batallas, le dio las gracias, y le dijo: Señor subsecretario me da gusto conocer la situación. Dado el puesto que ocupa usted sabrá resolver, esa es su responsabilidad.” Agradeció y se retiró.
¿Sabrán los nuevos funcionarios ejercer su responsabilidad, decidir y resolver las mil y una situaciones de la SEP, sin el halo protector de la futura presidenta? ¿Se entenderá el ritmo lento y acompasado para tomarse el tiempo necesario para comprender las decisiones pertinentes, necesarias y de índole educativa (distinta a cualquier otro trabajo o tarea) de padres, madres, maestros, maestras, directivos y demás personal y, sobre todo, de los estudiantes, pues sin escuchar a estos nunca una solución o propuesta será completa?
La educación mexicana requiere un apoyo fuerte, decidido, largo en el tiempo, sistemático, del Estado, de los y las ciudadanas, para ser capaz de hacer participar a todos los interesados, corregir e innovar sin permisos burocráticos o políticos. ¿Será posible?
*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]
muy breve analisis, se require un analisis mas profundo