Educación con propósito
Miguel Bazdresch Parada*
Nuevo presupuesto del gobierno, mismos reclamos de la organización de maestros. ¿Será posible algún día elaborar un presupuesto en función de las acciones necesarias para conseguir los propósitos de aprendizaje propios de cada parte del proceso escolar y de los apoyos necesarios para atender las acciones necesarias para operar el sistema educativo nacional?
Soñemos. ¿Qué tal y cada director de escuela, en conclave con los maestros de esa escuela, y con los padres y madres de familia más claridosas sobre las necesidades de la escuela, se reúnen para diseñan las acciones necesarias para lograr que el total de los estudiantes logren el máximo aprendizaje a su alcance dado sus antecedentes y su probable crecimiento?
Ya vamos mal, me dirán. ¿Qué saben los padres y madres de familia de didáctica, de pedagogía? ¿Conocen el nuevo plan? ¿Saben cómo evaluar a los estudiantes? Además, ¿usted sabe lo que pasa si reúne a los profesores de una secundaria de 800 estudiantes, y les pregunta qué requieren para lograr el máximo rendimiento de cada estudiante? Se arma una nueva Babel.
Y eso que no he sugerido la participación de los estudiantes para escuchar sus necesidades y deseos para lograr aprendizajes significativos y bien logrados. ¿De cuándo acá los “patos les tiran a las escopetas”? Pues sí, en los hechos estamos “echando por la borda” todo lo que la investigación educativa, pedagógica y didáctica ha puesto en la mesa en forma de propuestas concretas, integrales y, eso sí, difíciles de gestionar y lograr. Y eso que no he mencionado los temas asociados a la administración educativa. Por ejemplo, ¿estamos seguros lo necesario de todo el aparato de las secretarías de educación, federal y estatales? ¿Son necesarias para lograr los mejores estudiantes, entusiastas por aprender, estudiar, y sobre todo por aprender a aprender?
El sistema educativo nacional es un enorme aparato cuya gestión abarca, números más o menos, 2.1 millones de docentes, 34 millones de estudiantes, más de 258 mil centros educativos y un gasto de 1,71 billones de pesos (ver: https://www.planeacion.sep.gob.mx/Doc/estadistica_e_indicadores/principales_cifras/principales_cifras_2022_2023_bolsillo.pdf). Para desanimar cualquier cambio de fondo. Por eso, la mejora del sistema educativo ha de venir desde “abajo”, en cada escuela, con el grupo de maestros comprometidos a mejorar, con familias interesadas y con la escucha de las ideas y necesidades de los estudiantes… paso a paso y con el apoyo irrestricto de las autoridades a los planes de mejora, por sencilla que sea. La clave es decidir por el aprendizaje no por el control, el diseño de la burocracia y los indicadores oficiales. Estudiantes aprendiendo, profesores enseñando a aprender y directores, eso, dirigiendo con decisiones y haciendo comunidad con padres satisfechos y admirados de sus hijos, son las señales fuertes y claras de logro educativo y estudiantes capaces de utilizar lo aprendido como carta de presentación de su capacidad, no sólo de trabajo, sino sobre todo de su capacidad de proyecto y colaboración con sus pares y directores.
Soñar no cuesta. Diseñar el futuro desde hoy, con pequeños pasos y firme orientación, tampoco.
*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]