Discapacitados como subnormales

 en José Manuel Bautista

José Manuel Bautista Vallejo*

Recientemente asistí a uno de los episodios más desagradables, luego iré calificando más, que he vivido en los últimos tiempos.
Como cada sábado acudí con mi hijo de 9 años al partido que él y su equipo juegan “dentro o fuera de casa”; esta vez tocaba fuera. Esperando junto al campo que empezara el partido, mientras calentaban los chicos, en ese momento hablaba con otro padre de la clase de mi hijo, un tercer padre se acercó a donde estábamos y luego de saludar mirando al campo advirtió que en uno de los equipos jugaba un niño síndrome de Down, niño al que yo conocía, al igual que a sus padres.
Digo que advirtió porque acto seguido afirmó:

-En el equipo juega un niño subnormal, pero, ¿cómo es posible que a un niño así lo dejen estudiar en el colegio?

Pese a que no le contesté en el inmediato segundo tras su incalificable comentario, tal vez porque no había ido a eso, es decir, estaba solamente acompañando a mi hijo en uno de sus partidos, la vida es así, hay que estar preparados para que en cualquier momento alguien te devuelva a la “incredulidad”, sí pudo ver mi cara de asombro mezclada con la de malestar, de pocos amigos, y mis respuestas, las que estaba dispuesto a esgrimir en defensa de aquel niño y de un modelo de sociedad incluyente y de oportunidades, éticamente admisible. Por eso confesé:

-Ese niño tiene todo el derecho del mundo a ir al colegio, nosotros la obligación de admitirle como persona, todos la obligación de ayudarnos mutuamente, además de que la ley lo contempla, obliga a tener una escuela abierta e inclusiva, con una educación de mano tendida a la diversidad, con una pedagogía que acoja a todos…

Y respondió:

-Ahí estará todo el tiempo escuchando que es diferente, hasta que él mismo se lo meta en la cabeza.

Y concluí:

-Ahí estará todo el tiempo que lo diga la ley y que la inmensa mayoría de nosotros lo queramos, y lo queremos. Ah, por cierto, este niño es enormemente feliz en su clase, en su grupo todos son diferentes, aprenden a ser mejores juntos, alcanzan metas más altas todos de la mano.

Fin de la historia. No dejemos de defender buenos principios.

*Doctor Europeo en Psicopedagogía. Profesor-investigador de la Universidad de Huelva. josembau@gmail.com

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