Diciembre me gusto para que te actualices

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Mientras en eventos masivos la dimensión social fortalece el performance político fuera del mundo de las escuelas. Con sendas posadas financiadas con recursos públicos y cuotas sindicales respectivamente, organizadas por las oficinas centrales de la Secretaría de Educación Jalisco y en las Secciones 16 y 47 del SNTE, con los líderes al micrófono poco escuchados, mensajes de lugares y contenidos comunes, se hace política “educativa” deseando felices fiestas navideñas para el magisterio.
En este marco (2022, año de los marcos con visiones de ceguera paradigmática), amorosos falsos, repartiendo abrazos postpandémicos (parafraseando a Jaime Sabines).
Marco tradicional navideño de eco embriagante de fiestas saturnales romanas; marco al fin, natividad festiva de actores y escenarios, que contempla con letra al margen, la preparación para la semana de actualización marcada en el calendario escolar para los días 2 al 6 de enero de 2023: “Taller intensivo de Formación Continua para Docentes Nuevos Planes y Programas de Estudio”.
La estrategia de formación de jefes de sector y supervisores de educación básica, destinatarios en cascada de la formación para tallerear la dimensión pedagógica curricular, con el objetivo de preparar los procesos de la semana de actualización al arranque del año, una vez más se ejecuta al cuarto para las doce, una vez más se ejecuta de manera improvisada (reuniones de 60 y 30 minutos en algunos casos, vía Meet o Zoom) para insacular con lecturas de pantallitas mal ordenadas a los líderes académicos que trabajaran con sus colectivos “aún con la uva de los propósitos de año nuevo en la boca” la formación o de-formación, el venidero dos de enero de 2023.
Es difícil aprender en condiciones de discontinuidad y urgencia, en condiciones de ausencia de armonización; mucho más difícil será qué los saberes en la agenda de la Secretaría de Educación Pública impacten el hacer y modifiquen, en la perspectiva deseada la práctica docente.
Calidad, competencia profesional y actitudinal del magisterio vaya triángulo necesario, piso final sobre el que pretende sostener la propuesta del marco curricular en constructo e investigación participativa, desde marzo de 2022.
El último día laboral de las escuelas en diciembre, fluyen los bienes de actualización por las redes.
Los colectivos docentes en modo posada navideña recibieron impávidos y sin moño con esferas, pinitos y Santa Claus, el paquete digital y audiovisual propuesto por la SEP con la consigna de que mientras los directivos se actualizan de manera expresa el 2 de enero, revisen y lean los materiales.
Es muy difícil pensar qué sucederá.
Alguien a manera de optimismo ingenuo, desde su visión academicista de los cambios necesarios no está interpretando la problemática real que subyace en la heterogeneidad de prácticas educativas.
Todo indica que desde sus lentes de diseño curricular en el mundo universitario están ocurriendo cosas desde el confort de un escritorio y desde las vidrieras opacas de la inversión térmica en el centro.
No bastan las voces de académicos como Rosa María Torres y Ángel Díaz Barriga, para hacer comprender al conjunto, la marcha analítica y sintética en materia de planes y programas, no basta la voz de estos currícologos con algunas décadas en el oficio, para formar codiseñadores de profesores tradicionalmente reproductores y operarios de programas establecidos.
Difícil asumir que la euforia por las reformas curriculares en la coyuntura de cambios para educar a los excluidos (privados socioculturalmente) y futboleros (España, México, Chile, Colombia, Brasil, Argentina, entre otros) en el paradigma de la educación neoliberal, no nos ponga en la condición de pecesillos en las revueltas aguas político académicas del centro y la entidad federativa, en la visión de Bertolt Brecht o en el imaginario de mundo feliz imposible de Aldous Huxley.
Dicho de otra manera, los currículos latinoamericanos y mexicanos, en el estadio de reproductores de corpus de teoría y metodologías en materia curricular son un faro, una estrella polar muy endeble, para generar el cambio y atender las necesidades sociales y las demandas de formación de los Niños, Niñas y Adolescentes.
No basta asumir que con videos y materiales (rescatables por cierto) son suficientes las mediaciones para problematizar la práctica educativa, para pensar que profesores y colectivos pueden hacer investigación y praxis del currículum dirigido a educandos en los niveles de educación básica, con voces de académicos cocinados al fuego lento en calderos universitarios.
No basta el garlito del codiseño en piso de autonomía profesional y curricular, en el terreno aislado de la gestión pedagógica sin recursos.
La salud emocional y psicológica de los educadores no es un tema secundario.
Las vacaciones son necesarias para instalar energía personal y convivencia familiar.
La dinámica de trabajo en las aulas requiere de tiempo de descanso por razones de salud emocional de profesores y educandos.
El número de profesores de educación básica por actualizar suma algunos miles, sus culturas de trabajo y condiciones materiales de trabajo suman algunas decenas de factores.
A la rareza de proponer una semana inmediata al regreso de vacaciones de invierno como el tiempo de actualización hay que sumar el nivel de complejidad de los subsistemas que concurren en el sistema educativo nacional, que en lo general atienden lo emergente y en general están reprobados en planeación estratégica.
Mientras el nivel de madurez institucional en materia de formación continua de docentes, directivos y supervisores se echa de menos en coyunturas como ésta, en aspectos como las competencias profesionales y curriculares de quienes gestionan la actualización.
Ensayemos a través de preguntas un primer nivel de vigilancia epistemológica.
Según Miguel Á. Zabalza (1997) y la propia Rosa María Torres la propuesta de marco curricular ha de responder a cuatro preguntas fundamentales:

• ¿QUÉ ENSEÑAR?
Qué dimensiones del desarrollo se pretende potenciar a través de la escuela; qué contenidos de aprendizaje se pretende que los sujetos vayan adquiriendo; qué experiencias formativas se las va a ofrecer a los largo de la escolaridad.
• ¿CUÁNDO ENSEÑAR?
Como se va a ordenar temporalmente el acceso de los estudiantes a los aprendizajes: qué contenidos y qué experiencias se les van a ofrecer-exigir en cada etapa de la escolaridad.
• ¿CÓMO ENSEÑAR?
Bajo qué condiciones metodológicas y de disponibilidad de recursos se ha de realizar el recorrido formativo diseñado. Esas condiciones metodológicas se refieren tanto a los principios de procedimiento que regirán el proceso (por ejemplo: atención a la diversidad, lenguajes inclusivos, lo comunitario y contextual, etcétera) como a las orientaciones didácticas aplicables al desarrollo de cada etapa y de cada área.
• ¿QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO EVALUAR?
Qué mecanismos de comprobación es aconsejable poner en marcha de cara a constatar si el proceso en curso es coherente con las expectativas que con respecto a él se han establecido (intenciones señaladas y condiciones marcadas al proceso educativo).

Si la semana de actualización permite el acercamiento a las respuestas, los tiempos extraoficiales dedicados a la lectura y reflexión de los materiales (entre luces navideñas, pavo y villancicos) propuestos, habrán válido el esfuerzo.
Direccionar y cohesionar hacia el fortalecimiento de la cultura pedagógica curricular y a favor de una mejor educación básica siempre tendrá sentido para los profesores y para los sin voz en materia de cambio de su menú cognitivo: los educandos.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

Comentarios
  • Rogelio Olea Garcia

    Mi reconocimiento y felicitaciones por su aportación , critica y constructiva a quienes dirigen la educación en el estado y en el país.

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