Día de la Mujer desde la mirada de una docente

Adriana Piedad García Herrera*

En días pasados recibí una invitación a participar en una serie de videos a propósito del 8 de marzo. La pregunta alrededor de la cual podíamos dialogar hasta por un minuto era: ¿cómo, desde las aulas, las maestras contribuyen a continuar con la lucha por una sociedad más justa y la igualdad de género en nuestro país? Mi primera reflexión al respecto fue: uno es lo que hace, es decir, día con día y no sólo el 8 de marzo somos mujeres de aula, docentes en servicio.
La lucha es diaria, pero en esta fecha se unen a nuestras voces otras tantas para recordar a las mujeres que se quedaron en el camino y a las que sentaron las bases para el mundo que hoy nos toca vivir. Realidades con grandes imperfecciones y muchos retos todavía, pero con claras diferencias si nos remontamos a 1857 en Nueva York y casi un siglo después en nuestro país cuando se concedió el voto a la mujer, y especialmente a 1975, año en que la ONU institucionalizó el 8 de marzo como “Día internacional de la mujer”.
Pero, regresando a la pregunta que dio origen a esta reflexión, son tres los temas que vienen a mi mente desde mi perspectiva personal como mujer y como docente:

1. Hay que vivir la profesión como una carrera de vida. Somos lo que hacemos, soy docente y mujer, no sólo trabajo como profesora. Ser docente es el espacio que le da sentido tanto a la profesión como a la vida, la vida cobra sentido en tanto la vivimos personal y profesionalmente. La satisfacción de lo que hacemos día a día en nuestra profesión es reivindicar la lucha de las demás mujeres que desde distintos escenarios claman por justicia y reclaman la igualdad de género. La lucha tiene distintas caras y la nuestra como docentes se vive día a día en el contacto con nuestra/os alumna/os y nuestra/os compañera/os de lucha docente. Vivir la profesión con todos nuestros sentidos, es lo que hace la diferencia a dar clases sólo como un empleo.
2. Todo cambia. En la medida en que evolucionemos con el avance de la teoría y las estrategias de enseñanza, hacemos que la profesión evolucione. Ser mujer hoy es diferente a cómo lo era cuando me inicié en esta profesión, pero eso implica no sólo el transcurrir de los años, sino caminar para que la docencia camine con nosotras. La experiencia no sólo la dan los años, en nuestros tiempos de estudiantes en la Normal todo era diferente, no esperemos que hoy las clases y las prácticas sean como en aquellos tiempos de añoranza. Hoy todo es diferente y avanzar conforme a esos cambios es evolucionar como docentes y como mujeres que vemos desde otra perspectiva la profesión y la práctica.
3. Aprovechar las condiciones adversas de trabajo como una oportunidad para la mejora. Esta pandemia nos ha enseñado que el aula no son las cuatro paredes de una escuela, el aula en la que aprendemos se extiende a todas las posibilidades que nos da el trabajo en línea. Se tiene que notar el fortalecimiento de la profesión en esta búsqueda de estrategias de trabajo en tiempos adversos. Podemos refugiarnos a esperar el regreso de la normalidad, pero las crisis, como ésta que nos tocó vivir, nos han puesto a prueba como docentes y como mujeres que trabajan desde casa, y que lo hacen desde muy diversos escenarios. Las condiciones adversas a las que nos enfrentamos por la pandemia ponen a prueba la resiliencia para salir fortalecida/os y distinta/os para el futuro, que espero sea un futuro cercano.
Este 8 de marzo nos vuelve a recordar que somos mujeres y que estamos en pie de lucha diaria viviendo plenamente nuestra profesión.

*Doctora en educación. Catedrática de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco. adrianapiedad.garcia@bycenj.edu.mx