Decisiones educativas mundanas

Jaime Navarro Saras*

“Por instrucciones del Presidente de la República,
se siguió pagando el salario y prestaciones a maestros…”

Delfina Gómez, secretaria de Educación

La Octava Sesión Ordinaria del CTE resultó por demás polémica y desconcertante para maestros y maestras, más allá de lo señalado por la titular de la SEP, Delfina Gómez Álvarez, con relación a lo que trajo la pandemia y lo que docentes, estudiantes y directivos tuvieron que hacer para desempeñar su trabajo, así como lo que tendrán que realizar en el futuro inmediato y con ello poder remediar lo que se perdió al estar lejos de las aulas, el punto polémico de su discurso fue el tema salarial, el cual tocó la sensibilidad del magisterio. Derivado de éste, las medidas tomadas para el REGRESO YA a las aulas con un calendario de 200 días y un receso limitado, maestros y maestras las sienten como un castigo y una falta de reconocimiento al trabajo educativo realizado desde la distancia.
Sabemos de sobra que la SEP y las Secretarías en los estados, a lo largo de la historia, sólo dan instrucciones y mandatos desde el imaginario de asesores, expertos y eruditos de los temas educativos de moda y/o de personajes hábiles para venderse, lo mismo a Dios que al diablo y suelen hacer las cosas de acuerdo al color del partido en el gobierno; algunas de las propuestas son hasta poéticas, otras parecen comunicados de guerra, pero la mayoría son de corta duración y memoria fugaz, principalmente porque carecen de una pedagogía sólida y de larga duración, la mayoría prefiere la pedagogía banquetera y las fórmulas mágicas venidas de todas partes menos de la experiencia de quienes viven y hacen la educación en el día a día, me refiero a los maestros y maestras del gis, el pizarrón y los pies polveados y enlodados por los distintos caminos para llegar a las escuelas mexicanas de la ciudad, las rancherías, el desierto, la montaña, la costa, la selva y, los territorios controlados por quienes viven al margen de la ley.
Es muy lamentable, como decía un viejo profesor, que el peor enemigo de un profesor sea otro profesor, eso lo vemos cuando uno de ellos es propuesto para un puesto de la administración educativa, éste es alguien que cobra en la nómina magisterial, tenga o no formación docente y que llega más por intereses políticos o sindicales que por sus propios méritos docentes (aunque hay sus excepciones), estos personajes realizan prácticas que las envidiaría la propia Gestapo, la CIA y el Servicio Secreto mexicano de mediados del siglo XX.
Lo dicho por Delfina Gómez, de seguro lo dijo con la mejor intención, pero también sabemos que es alguien que carece de habilidades y competencias para el manejo de imagen y el cuidado de sus discursos, en tanto, pareciera ser que sus principales enemigos son los del círculo cercano de asesores (si es que los tiene), en ese sentido, ella y su equipo tienen mucho por hacer y no estar predestinados a que esta gestión de la SEP sea la más gris y desacertada en la forma de actuar y decir las cosas en los últimos años, muchos incluido yo, nos cuesta trabajo recordar el nombre completo de la secretaria Delfina, amén de sus acciones.
Lamentablemente el Covid-19 vino a destapar la realidad educativa del país, la cual es demasiada cruda porque estamos muy lejos de cumplir las demandas requeridas por los estudiantes que asisten a la escuela pública, en ese sentido, más allá de los recursos tecnológicos que no se tienen, culturalmente se ha avanzado muy poco por miles de razones salvo, el esfuerzo que hace el magisterio por llevar a sus estudiantes lo mejor, aunque en ello implique sacrificar su bolsillo y tiempo libre fuera de su responsabilidad laboral. Es por eso, y aunque no se reconozca nunca, las autoridades educativas siempre nos saldrán debiendo, más allá de no habernos suspendido el salario porque algunos lo ven como un favor o una dádiva y otros, la gran mayoría, como una obligación del Estado porque nunca se dejó de trabajar pese a las adversidades.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com