¿De qué mueren los jóvenes en México?
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Esta misma pregunta se la hicieron a Rossana Reguillo investigadora del ITESO y especialista en asuntos de jóvenes, entre otras cosas. Ella misma respondía que los jóvenes en México no mueren de viejos, ni por enfermedades, a los jóvenes en México se les muere, es decir, se les mata y en esto el gobierno es responsable o cómplice, los mata el sistema o se mueren dentro de éste.
La desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa Guerrero y el movimiento creciente producto de su pérdida (FALTAN 43), ha generado una reflexión sobre la juventud en México, da cuenta de lo que verdaderamente le representan los jóvenes (sus jóvenes) al gobierno mexicano. México tiene el primer lugar de ninis a nivel mundial, el famoso bono demográfico se está yendo a la improductividad o a la tumba.
Muchos jóvenes, perdón pero no tengo datos recientes, suspenden sus estudios para enrolarse con las mafias del crimen organizado, ahí viven de manera apresurada y también ahí mueren.
La natural rebeldía juvenil hoy es apagada y copada por las mafias del narco, quienes los coptan o los desaparecen. El pasado 10 de mayo cientos de madres salieron a la calle a protestar y exigir la presentación de sus hijos secuestrados, desaparecidos, tal vez muertos muchos de ellos. Otro estudio demuestra que la joven generación de este tercer milenio es más conservadora que las anteriores, (La Jornada, 3 de mayo de 2015). Y este es un dato igualmente paradójico, toda la tendencia de experimentación y de búsqueda queda regulada por márgenes más pequeños o más acotados, ser conservador significa tenerle miedo a lo nuevo, a lo impredecible o desconocido.
¿De qué mueren los jóvenes en México? Insisto con la pregunta, la muerte de juventud es decir, la muerte de ser joven está asociada a la sociedad del riesgo como le llama U. Beck, a la sociedad liquida como le nombra Bauman, a un escenario social vulnerable en donde lo único seguro es que nada es seguro, la falta de empleos, de garantías laborales, de pérdida del valor en el estudio o en los documentos que acrediten mayor escolaridad, la sorprendente velocidad en el desarrollo de las TIC, de la telefonía móvil, asociado a las llamadas redes sociales, a los cyber-espacios y ciber-amigos, todo ello va generando un clima inédito cargado de fuertes espacios de incertidumbre, en donde todo lo nuevo no existía y, lo que existía ya no existe más.
Todo lo anterior se asocia con la violencia como método de convivencia o de una manera efectiva para resolver conflictos o diferencias. Por último, el creciente número de jóvenes alcoholizados, adictos a todo tipo de drogas, que se la viven en bares y antros, jóvenes depresivos ambulatorios, que trasladan el sinsentido a la vida, a todo tipo de espacios hasta que llega la muerte pronta, prematura, casi deseada.
Del escenario de vulnerabilidad hacia los jóvenes surgen muchas preguntas pero muy pocas respuestas creíbles.
*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. [email protected]