De lo escrito a lo hecho

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Recientemente, Jessica Hagen-Zanker y Richard Mallett*, en un texto que analiza las decisiones de los migrantes internacionales, destacan que lo que se ha escrito como prescripciones de política pública no siempre se concreta en el momento en que los funcionarios convierten en hechos esa política. Ya que esas políticas se convierten en práctica institucional, los afectados por esas políticas no siempre reciben la información adecuada y actúan más por lo que otros les cuentan que por lo que realmente se hace en la institución o por lo que dicen los documentos que fundamentan la actuación de los funcionarios. Estos autores identifican “brechas” en tres momentos distintos: en la puesta en práctica de las políticas, en la comunicación y en la percepción. De ahí que, en el contexto que ellos analizan, resalta la gran distancia entre lo que proponen las políticas y las decisiones que toman quienes son los supuestos destinatarios o beneficiarios (o excluidos) de ellas.
Bien podemos pensar que ese tipo de brechas se dan también en otros campos del aprendizaje. Ya sabemos que existen una gran cantidad de debates en cuanto a las interpretaciones de los escritos religiosos. La gran diversidad de instituciones y movimientos son un testimonio de esas diversas formas de interpretar y de vivir la religión.
Habrá quien considere que determinada interpretación es la correcta y, generalmente por el peso de los números en cuanto a la cantidad de convencidos y en cuanto a la cantidad de años de práctica, llega a convertirse en la forma “ortodoxa” de actuar. Lo escrito se actúa de determinada manera porque así lo dicen muchos y así se hace desde hace tiempo. Lo que lleva a la apropiación de los aprendices de esas normas. Y a que exista la posibilidad de disidencia o de obediencia.
En el campo de las políticas y prescripciones educativas, sean de infraestructura, pedagógicas o didácticas, estas brechas se hacen notables en la vida cotidiana de las aulas y de las relaciones de los usuarios (estudiantes, docentes, funcionarios, administradores, padres de los estudiantes). Por lo general hay documentos, que algunos redactan, otros leen (exhaustiva o superficialmente), otros más aplican y otros reciben como prácticas institucionales.
Y habrá otras personas más que pidan consejo a quienes no han leído, ni han preguntado a quienes aplican las políticas, ni las han experimentado y que probablemente decidan (o no, según el signo de la información recibida) ajustarse a ellas. De modo que las decisiones de muchos de los aprendices acaban por estar alejadas, por muchas brechas, de las propuestas explícitas de las necesidades y mecanismos escritos para resolverlas.
No sólo es que del dicho al hecho hay mucho trecho, pues las políticas no se ejercitan exactamente como indican las prescripciones escritas, sino que hay otro trecho más, pues los usuarios no toman sus decisiones con base en un conocimiento directo de las políticas que, ya concretadas después de una interpretación que considera los recursos y las condiciones específicas, les afectarán a partir de sus preferencias y de los factores que cada usuario considera pertinente tener en cuenta o no.
De ahí que la respuesta a la pregunta de “¿qué aprendiste?” a veces se ubica muy lejos de lo que dicen los documentos oficiales que “debiste aprender”. Estas brechas son importantes factores que debemos tener en cuenta para acercar (o cuestionar) las propuestas explícitas de política y de práctica educativa con lo que acaba sucediendo en las aulas.

*Jessica Hagen-Zanker & Richard Mallett (2020). Understanding migrant decision-making: implications for policy, MIDEQ Working Paper. Londres: Coventry University.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

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