De la presidencia vitalicia a la crisis de liderazgo en el SNTE

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

La excelente crónica de Arturo Cano (La Jornada, viernes 23 de noviembre de 2018), nos demuestra, que la salida de Juan Díaz de la Torre a la presidencia del SNTE no fue un acto casual o fortuito. Desde días atrás se venía reuniendo con representantes del gobierno electo, la petición, según Cano fue que: “Ahí le hicieron una petición respetuosa de parte del presidente electo, fundada en que los maestros están muy lastimados por los agravios de la reforma educativa y que se requería un cambio sin conflictos. Era igual que pedirle la renuncia. Díaz rechazó la solicitud”.
La convocatoria se difundió (con urgencia) a la realización del 47 Consejo Nacional, el cual se realizó a puerta cerrada y sirvió para que Juan Díaz pidiera licencia definitiva (no renuncia, aclara él) a la dirección nacional de dicho sindicato.
Del otro lado está Elba Esther Gordillo, dice tener la mayoría y exige regresar a dirigir el SNTE. El acuerdo que se tomó en las alturas y no sé que tan en lo oscurito, es que las tres principales fuerzas que representan al magisterio nacional, contendrán por ganar (democráticamente) la dirección de dicho sindicato. Dichas fuerzas o corrientes son: el grupo de Juan Díaz de la Torre, el grupo de Elba Esther Gordillo aglutinados en lo que hoy se le ha dado en llamar Maestros por México y la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación).
Quien ha asistido a un Congreso seccional o nacional o a procesos de elección en el SNTE sabe muy bien, que la democracia es un ejercicio que está muy lejos de llegar a dicho sindicato. Los grupos en el poder desde Carlos Jonguitud hasta el actual, se han caracterizado de diversas formas y maneras, de sacar provecho de sus posiciones y de desplazar o hacer a un lado a los adversarios, otra práctica del sindicalismo oficial en el SNTE es que el poder ni se negocia y ni se comparte, de ahí, que tanto Elba Esther como Juan Díaz no lograron ponerse de acuerdo, ambos irán por todas las canicas bajo las nuevas reglas que aún no se han construido y que incluso aún no se sabe quién será el árbitro de dicha contienda inédita. El ganador transitorio es Alfonso Cepeda, tampoco va a cruzarse de manos, él también conoce el aparato sindical y tiene claros intereses en disputar el nuevo y fresco poder que hoy se pondrá en oferta.
La CNTE es una fuerza con rasgos y perfiles diferentes a las del sindicalismo ‘charro’; nunca ha tenido el poder sindical y no se sabe hasta donde cuenta con vocación de victoria en el plano nacional, lo que si pasará es que por primera vez ganará las direcciones sindicales en estados en donde realmente es mayoría (Chiapas, Guerrero, Zacatecas, entre otras), que se sumarán a las de Oaxaca, Michoacán y la Ciudad de México.
Los recientes acontecimientos por la disputa en el SNTE nos demuestran tres grandes cosas:

1. Que dicha organización se nueve mucho más por los intereses de sus dirigentes que por aspiraciones legítimas de un proyecto nacional que defienda o pasa por encima de los intereses y derechos legítimos de sus agremiados.
2. Que al SNTE se le ha convertido en un complejo aparato, el cual puede ser patrimonio familiar o particular y no como una configuración de fuerzas en la perceptiva de un proyecto con visión de defender los intereses de sus agremiados.
3. Que la reciente fisura en el SNTE (la salida de Juan Díaz y la llegada de Alfonso Cepeda) es inédita, y abre la posibilidad de dos escenarios posibles: a) la llegada de un nuevo cacicazgo (fresco, renovado y modernizado) o, b) la posibilidad de que por fin se abra una posibilidad de democratización en el sindicato más grande América latina.

Para los educadores y educadoras que tenemos una verdadera vocación democrática, que no hemos vivido por un ningún motivo bajo el cobijo de la “organización sindical”, la actual coyuntura debe entenderse como un área de oportunidad, no para disputar un aparato que no es nuestro (podrido y corrompido en todos sus espacios), sino para dar oportunidad de desplegar un proyecto basado en un sindicalismo de rostro diferente en donde la democracia se viva en todos los frentes y todos los días. Discutir la posibilidad del cambio verdadero en el SNTE es la tarea actual de las fuerzas verdaderamente democráticas en todos los estados del país y los niveles educativos, desde inicial y preescolar hasta educación superior.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

Comentarios
  • Rosa Gòmez Ojeda

    Nos dejaron heridos de muerte y no creemos en esa democracia de la que hablan.

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