De gentrificación, racismo e ¿indígenas europeos?
Marco Antonio González Villa*
Los ideales suelen ser muy bonitos, pero difícilmente aplican o se vuelven realidad: la Nueva Escuela Mexicana intenta, desde las aulas, cambiar la forma de pensar y de actuar de personas que no están y no pasaron por esas aulas de escuela pública y se vuelven un mal ejemplo para los y las estudiantes. En los últimos días presenciamos, en vivo o a través de redes, una marcha en contra de la gentrificación de algunas colonias en la Ciudad de México que, sin justificar y desaprobando los destrozos y ataques que realizaron, las causas que la originaron se entienden. De igual manera, y en un sentido similar, vimos también a una mujer blanca atacar e intentar denigrar a un policía por el color de su piel, en un acto agresivo de discriminación con base en un prejuicio social.
Y así, tal vez interminablemente, seguirán presentándose personas que racializan y etnitizan sus actos y sus palabras, bajo el supuesto de que la piel blanca es mejor y confirmando también que las personas con este tipo de piel siguen siendo representantes de la clase social con mejor poder adquisitivo. La colonialidad sigue presente en nuestra sociedad, en América, por lo que los movimientos decoloniales y el reconocimiento de las aportaciones y el valor cultural de los pueblos originarios se ha vuelto algo no solamente necesario, sino dignificante y clamando por una justicia histórica y social… que sigue sin venir. No va a ser por las escuelas la eliminación del racismo, del clasismo y la discriminación, es un hecho.
Pero si no hubiera de otra, sería bueno por empezar a cambiar los términos o, en su defecto, aplicarlos por igual a cualquier persona. Me explico y pongo un ejemplo: en los libros de historia y de ciencias sociales, ¿se habla de los indígenas europeos? Esta categoría me parece interesante, sobre todo cuando recordamos que el término se aplicó, de parte de los europeos, a las personas, y enfatizo, personas de otros continentes, al igual que nativos. Ambos términos tienen una etimología peculiar, interesante también: la palabra indígena significa nacido u originario de allí o de esa región, y nativo refiere a nacido, pero ambas palabras adquirieron un sentido etiquetante, denigrante y desvalorizante y adquirió una connotación que implicaba o aludía a personas de un rango, raza, cultura o inteligencia inferior.
En cada continente, como parte de diferentes factores de tipo climático, obviamente genético, adaptativo, biológicos, entre muchos otros, desarrollaron evolutivamente un color de piel propio de cada continente, ¿quién ha decidido entonces que no se hable de indígenas blancos como se aplicó en cada continente exceptuando Europa?, ¿quién decidió que su cultura y sus valores eran mejores si con el tiempo han mostrado conductas que han sumido al mundo en dificultades?, ¿por qué no se enfatiza en su barbarie y su afán por las guerras y depredación de otros?, ¿en la incultura de muchos de ellos y en su fetichización por lo material que creó la invención del dinero y modelos económicos precisamente clasistas? Su postura ante el mundo es igual o similar, incluso peor a veces, a lo que ellos denostaban de otros grupos étnicos y raciales. No intento aquí atacarlos, sino señalar que somos iguales sin importar dónde nacimos.
Empoderar a los grupos vulnerables y vistos como inferiores no ha servido; equilibrar, mirar, significar y comprender que todos somos iguales ayudaría, recordando que en todo país hubo pueblos originarios, por lo que todos somos indígenas por definición, descendientes de los habitantes de esos pueblos. Aquella frase hoy lejana de “todos somos Marcos” del zapatismo en los 90, que promovía la dignidad humana, el respeto y la tolerancia ante el otro, así como la inclusión y la interculturalidad, hoy sigue pareciendo lejana. Empecemos entonces a hablar de ellos también como indígenas; si no se entiende o no se acepta, bastará con tomar un diccionario. Así se aprende el lenguaje, sin necesidad de imponerse… o gritar a un policía.
*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx