De drogas y cómo no hacerse responsable

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

La presidenta Claudia Sheinbaum acaba de lanzar una campaña antidrogas en la que enfatizó que en México no existen laboratorios de fentanilo, tal como reiteradamente, y sin fundamento, ha señalado el presidente entrante de Estados Unidos.
Entendemos y somos empáticos con la preocupación que existe en el país vecino del norte, sobre todo cuando hemos podido ver videos en los que se nos muestran a seres humanos que, por su devastada condición física y psicológica producto del consumo de fentanilo, han sido catalogados como zombis que deambulan por las calles. Sin embargo, es totalmente inaceptable, irresponsable, pero, sobre todo, poco sensato señalar a nuestro país como responsable. Estados Unidos es el mayor o uno de los mayores consumidores de drogas de los últimos tiempos, por lo que representa un excelente mercado de consumo de miles de adictos.
De hecho, series de televisión, películas, historias de celebridades, pero principalmente noticias, nos muestran continuamente no sólo formas de consumo, sino también de distribución y elaboración de drogas puertas adentro de sus fronteras, lo que ha hecho necesario buscar alternativas de solución al problema, lo que hace necesario, de inicio, reconocer que existe tal, pero que no es fácil aceptar.
¿Por qué? Porque aceptar un problema implica asumir responsabilidades y, en ese sentido, siempre es mucho más fácil responsabilizar y culpar a alguien más. Inocentemente, como muchos académicos y el sector social han pronunciado, sería sencillo decir …que no consuman y ya, si no compran, ya nadie vende y distribuye entonces…, pero eso haría responsable a cada consumidor y EEUU no tiene esa postura regularmente: el otro es el culpable siempre para ellos.
Dos preguntas pertinentes, que todo psicólogo haría, serían: ¿por qué no pueden dejar de consumir? ¿Por qué se vuelven adictos con facilidad? Aquí ya se complejiza la situación, porque aparece el carácter multifactorial y multicausal de la adicción, resaltando el abandono parental, el vacío existencial, la soledad, la falta de un proyecto de vida, el vínculo y compromiso afectivo con personas adictas, fragilidad emocional, falta de asertividad y baja autoestima, entre muchos otros, en donde uno de ellos o varios entrelazados son los responsables del desarrollo de una adicción.
No obstante, pese a no tener ese nivel de gravedad en lo que refiere al consumo de fentanilo, es innegable que en nuestro país se ha incrementado el consumo de drogas y sustancias entre la población, específicamente en adolescentes de nivel medio superior, en donde el consumo de marihuana, de piedra y el uso de vapeadores han aumentado considerablemente. De esta forma, considerando el origen multicausal y multifactorial del problema, no podemos depositar la solución solamente en las escuelas, por lo que la campaña deberá implicar a familiares, al sector salud, a las comunidades y diferentes autoridades, judiciales y educativas, entre otros actores sociales, para evitar que el consumo y la adicción crezcan y se dificulte su erradicación como en EEUU. Es un problema social, busquemos entonces soluciones que comprometan a la sociedad en general. Dejarle todo a las escuelas es no aceptar la responsabilidad que cada sector pueda tener, ¿o el problema es el otro solamente? No lo creo.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]

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