Cuando se trata de educación ¿a quién defendemos?
Marco Antonio González Villa*
El presente ciclo escolar será recordado como uno en el que aparecieron muchos analistas educativos que, después de una revisión minuciosa y reflexiones profundas, producto de su aparente formación y saber, les ha permitido concluir que hay en el contenido de los libros un mensaje, una suerte de adoctrinamiento implementado por el gobierno actual para formar un tipo de estudiantes sumisos políticamente y adoradores de ideologías y perspectivas no aptas para el país, pero aplaudidoras del Presidente. Incluso hubo gobernadores que buscaron ampararse para detener la entrega de libros, preocupados por el tipo de educación que se ofrece a infantes y adolescentes del país.
Obviamente la lectura y análisis que se hace de los libros es resultado de posturas políticas personales que rompen con el crisol cultural, llevando estas acciones a terrenos de la intolerancia y la falta de respeto que, lógica y evidentemente, no proponen transformaciones sociales para el bien de todos, sólo buscan crear un frente común opositor al ejecutivo en donde, seguramente, muchos ni siquiera habrán leído los materiales.
Cuando se buscan imponer ideologías, políticas en este caso, se tiende a caer en incongruencias y lejos de mandar una señal de interés real por la educación, tema que nos ocupa, sólo se evidencia su malestar, insistimos, político.
Venimos precedidos por sexenios en los que, con otro modelo económico-político, se generó un profundo rezago educativo, un desinterés por el estudio presente en muchos y muchas estudiantes, se perdió la fe y la credibilidad en el éxito económico post formación profesional, así como una disminución en la adquisición y consolidación de aprendizajes, con apoyos económicos limitados, pero eso sí, los materiales y el modelo educativo eran los “correctos”, por eso no hubo reclamo alguno ni señalamiento o cuestionamiento por parte de ciertos sectores, como los medios de comunicación.
Tampoco vimos a gobernadores saltar a defender al magisterio cuando Loret de Mola realizó su infame película “De panzazo” financiado por “Mexicanos Primero”, uno de los principales críticos del actual gobierno, y de los libros por supuesto, de una cercanía cuestionable a los gobiernos anteriores. Había ahí una defensa por una propuesta política, de una acción agresiva contra los maestros para quitarles prestaciones, no una defensa de la educación realmente.
Leímos poco después a la OCDE en 2010, en el texto Mejorar las escuelas. Estrategias para la acción en México, documento base de la justificación de la evaluación docente de Peña, que quitaba total responsabilidad a los gobiernos del PAN y posteriormente del PRI, al señalar que desde la educación se podía erradicar la pobreza, la desigualdad y la criminalidad, solamente con evaluar a toda la base magisterial, lo cual, sin necesidad de realizar un análisis profundo, se lee poco o nada razonable. Nadie criticó ni buscó amparos para proteger a los docentes, sólo se alinearon y callaron todos.
Algo que olvidan estos “analistas” es que la identidad, el pensamiento crítico, la ideología de vida y política, los compromisos sociales y algunos procesos y rasgos psicológicos más, son el resultado de una trayectoria de vida, de un devenir, de experiencias, de aprendizajes, de seguir modelos, y en todo eso, independientemente de lo que venga en un libro, falta lo principal: la lectura que harán de los contenidos tanto docentes, como tutores, madres y padres de familia, que ayudarán a darle un enfoque adecuado a la información y ofrecer una perspectiva amplia a lo leído. No se aprende ni se lee en soledad, siempre hay otro guía presente para cada estudiante, por lo que es responsabilidad de toda persona adulta implicada DIRECTAMENTE en el proceso educativo los que podrían valorar la pertinencia a no de los materiales o contenidos a revisar. Defendamos y revaloremos su labor. Los demás que atiendan sus asuntos, esto para no tener que decirles que no se metan en lo que no les incumbe. Que concedan el beneficio de la duda, tal como se las concedimos con su enfoque fallido de competencias. Veamos cuánto tardamos en volvernos comunistas. ¿Será?
*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]