Conversar la escuela secundaria, desafíos actuales
Víctor Manuel Ponce Grima*
Desde las plataformas de comunicación virtual del ISIDM estamos organizando conversaciones sobre la escuela secundaria. Los siguientes eventos se piensan para los siguientes miércoles de los meses de junio y julio de este año. Van algunos argumentos.
Desde hace años, en compañía con muchas amigas y amigos, o a veces en soledad, hemos realizado algunas acciones de acompañamiento o de investigación en escuelas secundarias de la periferia. Algunas versan sobre la violencia en la escuela, sobre las precariedades socio-afectivas de las adolescencias, o sobre la frustración y el burnout docente, o la violencia entre y en contra de los profesores, y un largo etcétera.
Al pensar en el conjunto, la pregunta fundamental es si la secundaria tiene viabilidad, si la escuela secundaria no ha perdido su sentido educativo. La pregunta es radical, fuerte, dolorosa, pero honestamente hemos acumulado mucha información que denuncia la urgente necesidad de re-pensar de manera (inter-multi-trans) disciplinaria y desde el marco de la complejidad (tejer lo que está junto) lo que está ocurriendo en la escuela secundaria, no sólo para responder a esas u otras preguntas, sino además para pensar en los desafíos para re-construir las condiciones necesarias para hacer viable la educación en estas escuelas.
En una primera mirada preliminar al conjunto, se afirma que después de casi diez años de incursionar en decenas de escuelas secundarias de la periferia de Guadalajara, Tonalá y Tlaquepaque para dialogar con docentes, sus directivos y estudiantes, aparece la sensación de cuerpos, espacios y tiempos rotos, cuyas piezas esparcidas no pueden volverse a ligar (Ponce, 2022). El tejido escolar está roto, lo mismo que los contextos comunitarios de las periferias, azoladas por la pobreza, la desigualdad y las violencias criminales de los carteles que se enfrentan por el control del territorio (Coronado y Hernández, 2021).
Ese tejido roto está constituido por adolescencias con diversas subjetividades, conformados por ambientes de pobreza y precariedad, pero sobre todo por vacíos emocionales y afectivos desde el hogar, porque las mamás, jefas de familia o ambos cónyugues están trabajando en las nuevas jornadas laborales extendidas que el capitalismo extractivista impone, o en virtud del largo confinamiento en casa obligado por la pandemia. En el caso de las y los docentes, el agotamiento emocional y el estrés afecta cada vez más a profesores. Destaca los sentimientos de frustración de la profesión, esto es, que perciben que no están logrando avances significativos ni una comunicación afectiva ni efectiva con sus estudiantes. Destaca el aumento de la violencia de los alumnos en contra de los profesores. Finalmente, la escuela sigue instalada en los mismos moldes autoritarios en virtud de sus dispositivos de control, disciplinamiento para conformar cuerpos dóciles normalizados (Focuacult). A la escuela como aparato de control no le interesa (ni sabe cómo atender) ni las violencias, ni los sufrimientos emocionales, ni la exclusión de docentes y estudiantes. Las escuelas, al menos de la periferia, son espacios de lucha y de violencia por el poder-saber de las subjetividades; son espacios para la exclusión y segregación de los diferentes, o sea, de las mayorías.
Por lo anterior, se propone conversar sobre los problemas actuales de la escuela secundaria en México. Algunos de las preguntas ejes pueden ser las siguientes: Primero ¿cómo afecta a la educabilidad de las adolescencias de la escuela secundaria?: 1) el aumento de la violencia escolar, tanto cuantitativa, además de las nuevas formas de violencia escolar; 2) el aumento de las violencias intrafamiliares y sociales y su influencia en la subjetividad y socialización de las adolescencias; 3) el aumento de las depresiones, suicidios y otras afectaciones emocionales; 4) las transformaciones económico-sociales y las nuevas conformaciones familiares; 5) el aumento del burnout y la frustración docente, así como la violencia; 6) Los dispositivos de control y disciplinamiento, y exclusión de los alumnos, entre otros.
Segundo eje: ¿cómo re-pensar nuevos dispositivos educativos viables y sostenibles para las adolescencias de nuestros días?, 1) la recomposición de la escuela, los nuevos fundamentos para una nueva escuela; 3) estrategias para la comunicación entre profesores y alumnos; 4) la educación del adolescente, como Otro o desde su otredad; 5) el debate sobre el currículum y; 6) nuevas pedagogías desde la compasión, la inclusión y la justicia.
*Doctor en educación. Coordinador de investigación del ISIDM y académico del CUCSH. victorcanek25@hotmail.com
La voz de los estudiantes está ausente de la lista de “cómos que afectan. Cómo afecta que los estudiantes no tengan voz para hacernos comprender lo que vemos que pasa pero no comprendemos y sólo queremos que no pase, y claro no atinamos a los cómos. La reconstitución de la secundaria que se reclama no podrá ser sin los aportes claves de los estudiantes y la postura de los adultos para escucharlos activamente. Nada fácil porque es imperativo reconstituir la confianza de los jóvenes en los adultos, lo que implica partir de veo, te veo, y quiero saber, conocerte a ti estudiante. Faltan conversatorios con ellos los verdaderos sufrientes de violencia e ignorancia que se traduce en un repetido y lastimoso: “me vale…”
Gracias estimado Miguel, falta incluir en la conversación la voz de las adolescencias. Vale