Contar y medir, auditorías educativas sin educación
Jaime Navarro Saras*
El tema de la medición y contabilidad de los recursos de las escuelas, los resultados de alumnos y maestros en las pruebas y exámenes, y su relación con la calidad educativa del servicio será, se quiera o no, un asunto bastante controversial por el hecho de que solamente una de las partes de los implicados es quien realiza el ejercicio, lo enjuicia y utiliza los resultados a conveniencia, ya bien sea para limitarle recursos a la educación o minimizar la función e importancia de los maestros, entre otras cosas.
A través de los tiempos se han cometido todo tipo de atropellos y abusos en contra de algún o algunos grupos de la sociedad cuando alguien quiere establecer normas, cánones y reglas a seguir, ¿cuántos años tuvieron que pasar para que los indígenas mexicanos fueran considerados personas por los conquistadores?, ¿qué podemos decir acerca del trato denigrante a la población de color en EEUU en pleno siglo XX a pesar de la legislación impulsada por Abraham Lincoln en el XIX?, ¿acaso difiere de la tragedia del Holocausto?, ¿y las políticas actuales contra los pobres y desposeídos?, ¿cómo entender y justificar el trato a las mujeres, los niños, los que practican una religión contraria a la que profesa la mayoría en un territorio, los que tienen preferencias sexuales diversas, los que piensan diferente? Etcétera, etcétera.
Finalmente quien tiene el control de las instituciones decide las reglas para contar, medir y establecer (desde allí) lo que es normal, uno más uno serán dos siempre y cuando así lo determine quien realiza la operación. Un ejemplo de ello, y solo para señalar una de tantas perversiones en el tema de la medición, cuando inició la venta de esclavos negros en América establecieron la medida de 1.80 mts. de estatura como mínimo para la adquisición y comercialización de esclavos, si algún esclavo no cumplía estas medidas dicha transacción era completada con el obsequio de un niño para cumplir con los requerimientos del 1.80, así de cruel, que con el tiempo esa práctica se normalizó porque así lo establecía el canon, aunque éste fuera contrario a las visiones inteligentes, incluyentes y democráticas de entender el mundo.
Si para la mayoría de los miembros del INEE, de la SEP y las Secretarías de Educación de los estados les ha resultado muy difícil definir el concepto de calidad educativa, medirla (supongo que es más complejo), la visita de contralores a las escuelas se ha convertido una costumbre para justificar lo que ya sabemos que hace falta en las escuelas, principalmente recursos y políticas serias, constantes y de larga duración.
La ausencia de sensibilidad y conocimiento de los auditores y sus superiores acerca de los procesos educativos los ciega para no ver o no querer ver la esencia de la educación, a lo sumo cuentan inasistencias, retardos, incapacidades, reportes y denuncias contra el personal escolar y, desde allí, construyen guillotinas y paredones de fusilamiento para aniquilar a quienes incumplen la norma, es absurdo quitarle la plaza y derechos laborales a trabajadores de la educación con 5, 10, 20 y hasta 25 años de servicio sin que nadie los ayude, ni siquiera aquellos que por estatuto e historia tienen la obligación de hacerlo: el SNTE.
Si los maestros solo le invirtieran a su trabajo las horas que marca su nombramiento, definitivamente veríamos clases chatas, sin imaginación y ausencia de recursos metodológicos para propiciar en los alumnos procesos de aprendizaje (amén del impulso a la creatividad, el desarrollo del sentido crítico y el mítico “aprender a aprender”). Pero no es así, los maestros no solo le invierten horas extras a su función (que nadie le paga y mucho menos le justifican alguna falta o minuto de retraso), también tienen que gastar parte de su salario en material y bibliografía, no se diga de su capacitación y actualización, ello es en su tiempo y recursos (y dirían algunas autoridades, es su obligación). Está precarización evidente, como resultado de la reforma educativa, ha llevado a la normalización algo que se quiere justificar con el famoso concurso de plazas por examen, pero cuyos derechos y seguridad laboral están ausentes en el nuevo contrato colectivo de trabajo avalado y promovido por el SNTE, así de claro.
Es obligación de las autoridades asomarse un poco a lo que implica preparar la clase del siguiente día, desgraciadamente para ellos la plaza cuenta desde que llega el maestro a la escuela y hasta que se va, lo demás no es parte del libreto de la contraloría… ¡Qué lástima! Pobres visiones de la realidad educativa tan chatas y desinteligentes. Gracias maestros por todo lo que hacen y no se ve, quizás algún día lleguen personas menos miopes de la realidad educativa y valoren lo que hacen más allá de su nombramiento, que no es poca cosa.
*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com
Estimado colega Jaime, celebro que, con tino, critiques las pésimas formas de medir de la SEP. En respuesta a ello, es necesario que los maestros hagamos un patrón de medida para contabilizar logros-aciertos y yerros-debilidades de los funcionarios. Seguramente por sus resultados los llevaríamos al paredón. No funcionan. No son eficientes ni competentes.
Es un tema que no quiere atender esta reforma educativa, es un poco como el texto de Foucault, Vigilar y castigar.
Por mientras…. la OCDE sustituye a la SEP y las secretarías de los estados se convierten en agencias de contratación y outsourcing. Todo esto al servicio de los intereses para quienes la ignorancia y la pobreza de la mayoría es su principal logro. Ese es su estandard de calidad. El otro es invertir en remodelar escuelas con sobreprecios. Ese es su esquema ganar-ganar mientras la población pierde-pierde. Un pobre e ignorante es igual a un voto. Para los Candidatos de marketing una juventud movilizada para reconstruir una ciudad les aterroriza. Las autoridades no salieron por miedo e ignorancia Cuantos mas terremotos o desaparecidos o explosiones necesitan los jaliscienses para despertar y cambiar radicalmente este lamentable escenario?
En efecto Manolo, el dilema entre quedarse callado y demandar obligaciones del Estado.
Ojalá que éste artículo resuene para que, por lo menos, entre nosotros valores ese esfuerzo que usted bien describe. Saludos
Importante señalar lo que tenemos que mejorar Verónica, saludos
Las auditorías NO SE MIDEN se confrontan aleatoriamente
También eso doctor
fe de errata:
dice entre nosotros valores
debe decir entre nosotros se valore
EStimado Jaime… Comparto contigo tus argumentos contra el franco retroceso de las autoridades en las formas de hostigar a los maestros… es del siglo XIX. Eso que escribes nadie lo hace desde decenas de años atrás, en ningun país. Es un abuso denunciable ante la justicia por acoso laboral… Mucho menos vale para saber si hay “calidad” en la educación. En ningún país o sistema educativo se confunde indicadores administrativos con actividades funcionales al propósito, en este caso educar. Los interesados en eucación, aun fucionarios saben muy bien que esas prácticas NO sirven para nada, sn pérdida de tiempo y son costosas y de cero calidad. Ni siquiera es paso atrás: es un abuso en despoblado, contra maestros, contra la educación y contra el país y sus recursos financieros y humanos.
Ánimo… sólo espero que sea algo que ayude a sepultar a quienes mandan estos abusos.
Así es Miguel, quien mejor que tú para saber de los procesos educativos, que sin embargo no tienen cabida en esta reforma educativa, a estas autoridades solo le interesan datos, cifras y eventos de relumbrón informados y difundidos por Twitter, gracias por tus comentarios, saludos