Consulta para el Pliego de demandas del SNTE, recuentos de una mala experiencia

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

A raíz de la convocatoria nacional del SNTE para conformar el pliego de demandas 2019 realizado entre el 18 de enero y 1º de febrero (para Jalisco lo fue del lunes 21 y al viernes 25 de este mes), he seguido las notas y comentarios plasmados por diferentes personas, tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, así como el impacto positivo o negativo que ésta ha tenido entre la población general y entre los trabajadores de la educación.
En la mayoría de comentarios vertidos se nota cierto desprecio y repudio contra sus promotores, principalmente hacia los dirigentes de las secciones estatales y, de manera especial contra el secretario general del SNTE Alfonso Cepeda Salas, las opiniones son de reclamo, demandas e insultos debido a la falta de confianza con el sindicato, sobre todo por sus prácticas y posiciones recientes, concretamente el papel que asumió en el contexto de la reforma educativa de Enrique Peña Nieto.
También es cierto de que esta clase de acciones (llenado de encuestas, redacción de ponencias y demás) no son comunes entre los trabajadores de la educación por múltiples razones (algunas por falta de capacidad y otras por el desinterés de participación, entre otras cosas), como muestra de ello lo pudimos ver en el ejercicio realizado por el gobierno entrante entre los meses de agosto y octubre de 2018 para reunir propuestas y poder hacerle modificaciones o derogar el modelo educativo vigente y, donde sólo enviaron (a decir del sindicato) 60 mil contribuciones a nombre del SNTE (de más de 1 millón 200 mil agremiados, o sea, 5% aproximadamente del total).
Con la intención de hacer una medición informal de la participación del magisterio y el impacto de la Consulta en la comunidad educativa, he enviado mensajes y correos, además de llamadas telefónicas y diálogos cara a cara con conocidos del magisterio y, a ojo de pájaro, me enteré que la difusión del ejercicio de la encuesta no tuvo el impacto real (tal como lo esperaba el SNTE) ente los agremiados, los trabajadores de la educación (en su gran mayoría) no se dieron por enterados (2 de cada 3 no lo supieron) y los que si sabían (a lo sumo 2 de cada 10 trabajadores de la educación) y llenaron la encuesta, son principalmente personas allegadas al sindicato y miembros de las delegaciones sindicales de cada centro de trabajo.
Este ejercicio nos demuestra lo que ya sabemos, que el SNTE no goza de la confianza ni credibilidad de los trabajadores de la educación, entre otras cosas porque las prácticas esenciales del sindicato no están en el debate y mucho menos a discusión, por los hechos sigue siendo una agrupación controlada por los mismos personajes que han estado desde siempre, no por algo (entre otros ejemplos), y en el caso de la Sección 47 del SNTE en el estado de Jalisco (que reagrupa a los trabajadores de la educación de lo que conocemos como el sistema estatal) es actualmente dirigido por el hijo de un secretario general que estuvo al frente de la misma Sección hace 30 años.
No sabemos realmente como será la vida sindical en el contexto de la Cuarta transformación, pero lo que si sabemos es que de cambiar las reglas electorales y el gobierno del SNTE se decide por el voto libre, secreto y universal, difícilmente y en terreno plano éstos pueden ser elegidos, a menos que no haya contrincantes debido a las condiciones y requisitos que puedan establecer para las elecciones, por lo pronto y aunque no se quiera reconocer, en este primer ejercicio de participación fueron más los puntos negativos que positivos para el SNTE y sus dirigentes.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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