Centros de posgrado en Jalisco a integrar (o desaparecer) en puerta

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

El pasado día 23 de agosto asistí a la conferencia “La situación del Posgrado en México” dictada por la doctora María Dolores Sánchez Soler, actual directora adjunta de Posgrado y Becas del Conacyt, ante una sala casi llena de estudiantes y docentes de posgrado de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y de unos cuantos colados ajenos a ésta, por supuesto nadie cercano a las instancias de posgrado de la SEJ, ni su coordinador y tampoco el director del nivel (excepto personal del CIPS).
En la conferencia presentó datos muy reveladores de cómo es la realidad actual del posgrado y hacia dónde habrán que caminar a futuro, dio cuenta del crecimiento de poco más de un 500% de programas de calidad donde pasó de 414 a 2159 en tan solo 25 años (de 1991 a 2017).
Por momentos la doctora Sánchez presentaba datos de un mundo totalmente ajeno al posgrado que oferta la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ), digo esto porque el posgrado que ofertaba la SEJ en los 90 no estaba tan distante del que había en las universidades públicas de entonces, incluida la UdeG. El gran problema es que se estancó y la distancia entre éstas y la SEJ se agrandó paulatinamente, por desgracia no caminó y no quisieron subirlo al tren de los posgrados de calidad por miedo o por ignorancia, además que nunca fue sometido a un evaluación rigurosa para tal efecto, en cambio fue abandonado y sobrevivió como pudo, con apoyos mínimos y plagados de mezquindad.
De las cinco maestrías de la Secretaría de Educación Jalisco (CIPS, ISIDM, MEIPE, Trabajo Social, Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco), además las de UPN, poco a poco se han ido extinguiendo, primero fue la de Trabajo Social (ya no tiene alumnos), luego el CIPS (actualmente solo tiene un grupo que recién inició clases del último cuatrimestre), posteriormente el ISIDM y la MEIPE (este año no se autorizaron grupos nuevos) y, finalmente, la ByCENJ (solo tuvo matrícula para un grupo en 2016 y no abrió convocatoria para 2017), ante esta realidad el mensaje es por demás claro, exterminar lo poco que queda del posgrado y presentar una propuesta inminente: fusionar todos los centros de posgrado en uno solo y, por tanto, CIPS, ISIDM y MEIPE se convertirán en una sola institución, de entrada en el espacio físico que ocupa el ISIDM y en coordinación con la UPN.
Este ejercicio de integración será un hibridaje poco común porque tanto CIPS como ISIDM dependen de una nómina del viejo sistema estatal, MEIPE está conformada por centros estatales y federales y la UPN es una institución desconcentrada dependiente de la SEP.
El estatus laboral y de desarrollo profesional, además de los estímulos son diversos, las instituciones federalizadas tienen derecho al año sabático y condiciones para los perfiles PROMEP, en las estatales son letra muerta.
Ojalá y que las autoridades educativas y las secciones 16 y 47 del SNTE no cometan los mismos errores que se dieron cuando se puso en marcha la descentralización educativa allá por 1994, pero que se hizo efectiva con la firma del Convenio hasta el 18 de noviembre 1996. En este proceso el gobierno de Jalisco recibió escuelas, oficinas y personal en mejores condiciones que los recursos que administraba en materia educativa, por lo regular los padres de familia preferían tener a sus hijos en escuelas federales que estatales, la decisión tenía que ver con la dinámica de cada uno de los sistemas, las condiciones de las escuelas federales eran óptimas y con maestros en su mayoría egresados de escuelas Normales, cosa que no sucedía en las estatales que, además, contaban con el plus territorial de la tristemente recordada FEG en concordancia con la Sección 47 del SNTE y la complicidad del Departamento de Educación Pública, con el tiempo las diferencias de calidad entre ambos sistemas se esfumaron pero a la baja.
Por desgracia, la herencia que dejó la integración educativa después de poco más de dos décadas es que se mimetizaron los peores vicios de ambos sistemas y las consecuencias están a flor de piel, no hay gran diferencia en cuanto a calidad y preferencia de la población por una escuela u otra, ahora se conforman con encontrar lugar independientemente de si es estatal o federalizada por la falta de espacios.
Quienes tengan la decisión de elegir al personal directivo del nuevo centro de posgrado integrado en puerta deberán tener por lo menos seis preocupaciones y referentes:

1.-Que no se elija al director con los mismos criterios que siguieron en las escuelas Normales y, eviten pagarle al Tec de Monterrey para que sea parte del teatro montado, además que tengan como primer candidato a un directivo con perfil y características de académico probado (no de lengua, sino de hechos) por encima de los oportunistas allegados al SNTE y a la SEJ (como bien lo señala Miguel Ángel Pérez) y que saben hablarle al oído a ambos secretarios (de la SEJ y el SNTE).
2.-Que conozca el contexto del posgrado local, nacional e internacional para que pueda proponer un proyecto viable y ejecutable donde, la tarea primordial a corto y mediano plazo (tres años a lo sumo) sea incorporar los estudios que se oferten al Programa Nacional de Posgrados de Calidad.
3.-Que establezca acuerdos con el personal de tiempo completo para que estos puedan lograr el perfil PROMEP en un plazo corto (dos años) y en consecuencia ingresos al SNI, además de crear condiciones para la movilidad a instituciones locales, nacionales e internacionales de estudiantes y docentes.
4.-Gestionar a corto plazo (ya) la ampliación física (en el caso que sea el ISIDM la sede) o en su defecto la construcción de un edificio digno de una institución como la que merece un centro de posgrado.
5.-Homologar a la alza los salarios, las condiciones laborales, los sistemas de homologación, los estímulos económicos y establecer un nuevo modelo de profesionalización del profesor-investigador del posgrado que, de acuerdo al nivel de estudios atendido, debería ser el personal mejor pagado y estimulado de la SEJ (cosa que actualmente no es).
6.-De no seguir operando (esta institución a integrar) programas de maestría y de fungir como capacitadora del Servicio Profesional Docente, tal como lo ha señalado el secretario Ayón, cuya función (a decir de él mismo) solo recaerá en las escuelas Normales presupuestalmente hablado, lo más viable sería repartir al personal del posgrado a las Normales y fin de la historia, todos felices y todos contentos.

La tarea no es nada fácil, mucho menos si los tomadores de decisiones continúan pensando endogámicamente y en su mente solo prevalece el término controlar y domesticar. Ojalá y lo tomen en serio y se dejen aconsejar por quienes saben del tema, que dejen a un lado la fórmula de evaluadores SEJ/SNTE y conformen un equipo de expertos interna y/o externa con facultades para tomar una decisión autónoma sin que pese el color de la camiseta que trae puesta cada candidato.
Sabemos de algunos que ya se sienten con el puesto en sus manos porque (a decir de ellos) ya les hablaron y, para seguir con los pronósticos, les aseguro que de ninguna manera el nuevo director del centro de posgrado a integrar será la última directora que estuvo al frente del CIPS, porque si así fuera, ¡que Dios nos agarre confesados porque, ahora si… ya valió!

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • Ramón Escobar Tabera

    Excelente análisis y desafiante prospectiva para continuar con lo que a nivel nacional se distinguía el Postgrado en Jalisco.

  • Marco Romo

    Y es que, en nuestro querido estado, cuna de tantas cosas inexplicables, lo más importante e interesante es ser conscientes de que aquí todo puede suceder.

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