Centros de Maestros a la deriva…

 en Benita Camacho Buenrostro

Benita Camacho Buenrostro*

Como parte de las estrategias para el fortalecimiento de la formación permanente de los maestros de educación básica, emprendidas en la década de los noventa en México, se crearon los Centros de Maestros, cuyo propósito era acercar los procesos formativos al docente y a la escuela.
Dichos centros son espacios donde se reúnen los profesores, allí forman grupos de trabajo, círculos de estudio, investigan, reciben asesoría, consultan material especializado y obtienen información sobre las opciones formativas presenciales o en línea que ofrecen instancias públicas y privadas. En estos centros de atención, existe un equipo básico de recursos humanos y materiales a disposición de los docentes y directivos. En la medida en que estas instancias han recibido apoyo institucional, han podido desplegar un importante trabajo de acompañamiento profesional a los docentes de su zona geográfica de influencia.
En 1996, se instalaron en Jalisco dieciséis centros ubicados tanto en la zona metropolitana como en el interior del Estado. Se esperaba que el compromiso asumido por las autoridades estatales con las tareas formativas, gestionaran nuevos espacios con la expectativa de crear un centro por cada municipio; durante dos décadas el esfuerzo que se realizó en ese sentido, fue mínimo. Después de un largo período, no obstante brindar sus servicios, no se incrementaron en número, en el sexenio anterior y con el apoyo de los municipios, se dio un nuevo impulso, generando la apertura de nuevos centros hasta lograr contar con treinta en total.
En la presente administración, los centros de maestros han comenzado a cerrar sus puertas. ¿Cuáles son las razones que sustentan esta decisión? Los profesores no han sido informados al respecto. No podemos olvidar que en nuestra entidad, aproximadamente el 50% de los docentes realizan su trabajo en el interior del Estado, distribuidos en más de cien municipios alejados de la zona metropolitana, muchos de ellos en condiciones mínimas de acceso a los servicios básicos y de comunicación.
No se puede exigir un ejercicio profesional que genere calidad en los aprendizajes de los estudiantes, si los profesores no cuentan con los servicios que garanticen su formación profesional. Los centros de maestros necesitan recursos para su buen funcionamiento y éstos no deberían escatimarse, por el contrario, deben valorarse sus beneficios y fortalecerlos para potenciar sus posibilidades. No hay razón que justifique (menos aún si es económica) la eliminación de esta estrategia formativa.

*Profesora-investigadora del Sistema Virtual de la Universidad de Guadalajara. bcamacho@cencar.udg.mx

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