Caminito a la escuela…

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

“No podemos tener a los niños sin volver a las aulas,
les haríamos enorme daño y esa es prioridad en Jalisco”.

Enrique Alfaro Ramírez, gobernador de Jalisco,
en el anuncio del regreso progresivo a clases presenciales.

Pues sí, finalmente se dio una fecha tentativa para el regreso a clases presenciales en Jalisco, todo ello después de la aplicación del botón rojo durante dos semanas, lo que resultó, a decir de la propia autoridad, una disminución en los contagios y, por lo tanto, de seguir con esa misma disciplina se estaría en condiciones de regresar a la normalidad escolar desde enero de 2021.
Sabemos que para que se dé dicha disciplina, ello dependería de por lo menos tres variables fundamentales, una de ellas basada en la confianza de la población hacia la autoridad; otra del orden ecónomico donde la autoridad y la comunidad educativa de cada escuela puedan garantizar instalaciones seguras en cuanto a la sana distancia, sanidad y todos los protocolos preventivos del Covid-19; una más de orden cultural en donde estudiantes, docentes y demás personal de las escuelas respeten y pongan en práctica los protocolos planteados por las autoridades educativas y de salud.
Lo cierto es que las 15 mil 202 escuelas con 126 mil 641 docentes y 2 millones 327 mil 668 estudiantes de todos los niveles educativos en Jalisco, tanto del ámbito público como del privado, son bastante heterogéneas, en este espectro lo mismo encontramos instituciones equipadas con materiales y estructuras arquitectónicas de lo más moderno, como también las hay trabajando debajo de un tejabán o una enramada y sin los servicios básicos necesarios (electricidad, agua corriente y drenaje).
En este sentido, y si se regresa a las clases presenciales sin haber previsto y resuelto los elementos mínimos escolares necesarios y adaptar las escuelas para garantizar los nuevos procesos educativos, señal que no aprendimos nada del confinamiento, entonces, lo único que haremos es regresar a hacer lo que haciamos antes: privilegiar la escuela-guardería por encima de la escuela que enseña, por lo tanto será como que si nunca nos fuimos a casa para trabajar la educación a distancia.
Desde que empezó el confinamiento allá por el mes de marzo, se dijo hasta el cansancio que las escuelas serían los últimos espacios en regresar a la presencialidad, ya que la protección de niños, niñas y adolescentes era un asunto prioritario y, por lo tanto, no podían ponerlos en riesgo y tomar decisiones apresuradas por la presión de la población y los grupos interesados en abrir las escuelas.
Tampoco podemos ignorar que la presión para el regreso a las clases presenciales viene de la educación privada, principalmente por el tema de las colegiaturas, también y no menos importante (tanto en escuelas públicas como privadas) hay un asunto toral para los padres y las madres de familia, ya que, la carga de trabajo e inversión de tiempo para apoyar a sus hijos en las actividades y tareas escolares los tiene agobiados y, el retorno a la normalidad escolar, es una exigencia permanente que le demandan en todo momento al gobierno de Jalisco.
De regresar a las clases presenciales, lo cual es muy probable conociendo a este gobierno, desearíamos ver nuevas prácticas al interior de las escuelas, de otra manera será uno de tantos procesos gatopardistas que se han vivido y experimentado en la educación jalisciense a través de los años.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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