Besos

 en Jorge Valencia Munguía

Jorge Valencia*

El beso es una manifestación cultural de cariño que consiste en tocar con los labios a otro. Aplica a cualquier parte del cuerpo. Los labios cuentan con una gran cantidad de terminaciones nerviosas, lo cual genera una sensación de placer en quien proporciona un beso. Recibirlo es aceptar una caricia, pues la piel es un órgano sensible.
Posiblemente la fuerza de los besos se encuentre en la asociación de la boca como conducto de la deglución. En este sentido, besar es comer de mentiras. O también fintar una agresión, pues los dientes, parte interna de la boca, sirven para mostrar enojo. El beso es un acto que comunica afecto. Sólo para eso sirve.
Existen besos de ternura, como los que se dan a un hijo en la cabeza. O de cariño, como los que se ofrecen las amigas en la mejilla. El beso erótico es el que se proporcionan los amantes: boca contra boca. En este caso, el placer es mutuo: gratuidad que se da y se recibe. Con microbios.
Beso famoso es el de Judas, propinado al Maestro como un gesto de delación. Beso traidor, se trata del antibeso por antonomasia. En El Padrino, los hermanos Corleone se besan en la boca como símbolo de una tragedia por venir. Uno mata al otro en inevitable fratricidio. Se trata de la paradoja perfecta: el ademán de amor que refiere odio.
En el siglo XIX se usaba que el galán besara la mano de la doncella. Gesto cortesano popularizado por los partidarios de la reina Victoria. Los jerarcas anquilosados de la Iglesia aún intentan perpetuar esta costumbre fanática entre sus feligreses. También fomentan el beso a las imágenes de santos como una muestra de sumisión. El máximo símbolo de humildad consiste en besar los pies de otro. Jesucristo lo hizo con sus apóstoles como piedra angular de la religión que profesó. El Hijo de Dios hincado, tocando con sus labios los pies de pescadores y predicadores del desierto. No debieron ser pies perfumados, lo cual aumenta el asombro del beso.
Besar el cuello de alguien significa un acto de intimidad. En cambio, las princesas de feria besan la punta de sus propios dedos y lo difunden a la plebe como un acto de soberana pantomímica. La muchedumbre lo recibe con mansa alharaca, como si la monarquía fuera una condición de la ignorancia. O la lascivia, una payasada compartida.
En México, los hombres no se besan a menos que se trate de padres e hijos. Y generalmente, sólo cuando los hijos son infantes. Vicente Fernández escandaliza cuando besa en los labios a Alejandro, su hijo en edad adulta. En cambio, las mujeres se besan en la mejilla independientemente de la edad y de la relación. Hasta las enemigas aceptan el protocolo.
Hay besos que son simulacros, como los que brindan quienes se saludan sin quererse de veras. Besos al aire, tronadores y falsos. Obedecen a una costumbre, no a un genuino sentimiento de cariño.
El mejor catálogo de besos está entre quienes se aman. En la frente, la mejilla, las manos, los pies o la boca, cada beso es un mensaje diferenciado que ellos descifran con claridad. Todos dicen amor, pero cada uno matizado por el contexto, la intensidad o la duración. El beso así es una prolongación de la esencia. Una vinculación que consolida dos almas.
Los perros besan a sus amos a lengüetazos. Es el cariño más auténtico: expresa dependencia y agradecimiento. Cuando los amos besan a sus perros, el acto reconcilia a dos especies distanciadas por la evolución y la conveniencia. Significa que la humanidad tiene esperanza. Ese beso justifica la historia del Hombre.

*Director académico del Colegio SuBiré. [email protected]

Comentarios
  • Nicandro Tavares

    Muy bueno.Recuerdo a Don Pepe Domínguez, autor yucateco del “Beso asesino” una canción súper romantica.Consuelito Velázquez compositora Jalisciense, inmortalizó al beso en “Besame mucho”, que llegó a cantarse en varios idiomas,gracias Lic. Jorge Alberto Valencia por hablar de algo amoroso en los tiempos tormentosos de los gasolinazos y los muros Trumpianos.

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