Ayotzinapa, nueve años después
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Fue aquel trágico 26 de septiembre del año 2014 (han pasado nueve años y aun sabemos muy poco del paradero de los 43 normalistas desaparecidos y supuestamente quemados en el basurero de Cocula en el estado de Guerrero).
Hoy ni la verdad oficial histórica vertida en su momento por los funcionarios de la época, ni tampoco la organización de grupos especializadas destinados en atender y darle seguimiento al caso, han servido para aclarar y darnos una verdad medianamente convincente y, sobre todo, saber qué fue lo que pasó y dónde está el paradero de los 43 normalistas desaparecidos de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero.
A nueve años de distancia la juventud guerrerense y la juventud nacional mantiene un luto extraño, no tanto por el hecho de honrar o reconocer a la muerte, la muerte que llega sin pedir permiso. No, más bien por el entorno y por el contexto enrarecido en que desaparecen 43 estudiantes normalistas y de ellos no se sabe más.
Los padres de familia de los 43 se han organizado y han tocado todas las puertas, ellas y ellos saben que la lucha no es sencilla, pero el derecho a la verdad y a la justicia o a saber algo con respecto a qué pasó con sus hijos los mueve cada mañana y han agotado casi todas las instancias sin lograr obtener respuestas convincentes.
Es lamentable cómo la justicia en este país se torne cada vez más injusta, los familiares de los 43 han recorrido todo el territorio nacional a lo largo y a lo ancho en búsqueda de respuestas, de instancias de gobierno que les ayuden a encontrarlos vivos o muertos.
A nueve años de distancia la verdad aun se ve lejos, la tenacidad de los padres no ha cejado, pero no ha sido suficiente para alcanzar noticias más claras sobre el paradero de los 43 normalistas desaparecidos.
En el entorno de este conflicto se encuentran la tradición violenta de los grupos delictivos del estado de Guerrero, la terqueza de las autoridades locales, que ese día era la fiesta de la esposa del presidente municipal y la intervención del ejército. El ejército mexicano en esa zona intervino estratégicamente, pero no ha querido (nueve años después), socializar y liberar la información con la que cuenta.
A todo lo anterior, se suma la tenacidad y combatividad de los jóvenes normalistas que, por esos días, preparaban las condiciones para conseguir autobuses y organizar el viaje caravana y participar en la marcha del 2 de octubre. Ya no podrán hacerlo.
A nueve años de distancia, el tiempo se ve bastante largo, la verdad sobre los 43 desparecidos de Ayotzinapa sigue estando secuestrada por el ejército y por el entorno político del estado de Guerrero. Hay dificultades técnicas serias y hay también poca disposición por rascarle al asunto y poder conocer la verdad.
Hoy martes 26 de septiembre se coreará en muchos lugares del país, las consignas de los contingentes movilizados: ¡AYOTZINAPA VIVE, LA LUCHA SIGUE, ¡SIGUE!
Los padres y su movilización ha sido un gran ejemplo para el país, ellas y ellos nos han enseñado que nada detiene una causa justa, cuando se trata de buscar a un hijo y junto a ello aferrarse por encontrar la justicia que falta en este país.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]