Autoridad y comunicación

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

“El Hombre que se educa es aquel que aprende a aprender”
Carl Rogers

Parte de la agenda formativa de supervisores, directores y docentes, en los días previos al inicio de actividades escolares, tiene que ver con la reflexión individual y colectiva sobre el ejercicio de la autoridad, con la incorporación de algunas herramientas para que, desde este ejercicio para transformar la práctica supervisora, directiva y docente en dirección a la construcción de una comunicación más asertiva, en relación a una significación ampliada del oficio de la docencia.
El escenario es desafiante si asumimos que hay crisis de funcionamiento y comunicación de los sujetos que construyen el sistema educativo y una particular crisis de autoridad por variables externas e internas al mismo.
Los mundos distantes del lugar donde se toman las decisiones coyunturales y a veces personales, al lugar donde se ejecutan y operan las instrucciones por todos.
Dentro de las habilidades sociales o habilidades blandas necesarias a las distintas funciones y responsabilidades, en perspectiva de relaciones educativas autónomas, es prioritaria la capacidad de comunicar y establecer relaciones humanas positivas, circulares y eficaces.
Las teorías de las ciencias de la comunicación humana mucho pueden aportar para comprender las particulares redes que se tejen en las relaciones humanas de los educadores y educandos, sus formas de hablar lenguajes orales y escritos, sus comunicandos no verbales y paraverbales, sus resistencias y entusiasmos cíclicos.
En el modelo administrativo vertical de tradición Tayloriana, de transmisión de información como centro para la ejecución de tareas, el culto a la autoridad es prerrequisito; en la construcción de una autoridad acompañante de la gestión pedagógica, copartícipe en objetivos y metas de calidad y excelencia, la construcción del liderazgo implica componentes distintos en dirección hacia la relación dialógica y escucha activa.
El camino a transitar es largo porque en las comunidades de aprendizaje en proceso, hay una extensa tradición de autoritarismo en las formas como se materializan las relaciones laborales y las interacciones en los equipos.
Formar para un ejercicio de autoridad de perfil democrático llevará tiempo y esfuerzos.
El reto es integrar equipos de trabajo al inicio de ciclo donde hay renovación de una parte de la plantilla, conocerse como prerrequisito de una comunicación eficaz.
Integrar y hacer partícipes a los desangelados del enésimo Consejo Técnico, de la enésima reforma curricular que se mueve a nivel de creencia por obligatoriedad.
El reto de integrar culturas generacionales, de género y de trabajo, de hacer voz e incrementar la capacidad de escucha.
El reto de hacer comunicación eficaz de manera grupal donde campea la heterogeneidad y el rompecabezas actitudinal, cuando la pandemia ha golpeado las formas tradicionales de hacer comunicación, encuentro e integración del otro.
El reto de hacer diálogo y de que este direccione hacia la asertividad, en el marco de normas y obligaciones, en el marco de la confianza y las historias institucionales y personales; la certidumbre de que la memoria emocional es duradera y atraviesa la calidad relacional entre iguales y entre subordinados y autoridad; la comunicación y sus dificultades en niveles educativos parcelados organizativamente como los niveles de educación básica, como los proyectos de escuelas Normales insulares.
Hablar-se y escuchar-se con sentido, la discriminación de los falsos apóstoles del lenguaje oral sin contenido, de las guias coloridas sordomudas, de los actualizadores sin liderazgo actualizador.
El reto de acudir a las ciencias de la comunicación, a la rica gama de mensajes donde el silencio de los colectivos y sus sentimientos son muy elocuentes para comprender las dinámicas de los sujetos y los mensajes de contenidos laberinticos.
Las historias institucionales de los silencios, el ruido y la red de intercambios informativos en la vida cotidiana, los sociogramas y psicogramas en los Consejos Técnicos de Zona y los Consejos Técnicos Escolares.
El reto de reconstruir el tejido social en las comunidades escolares, profesionales de docentes, comunidades de madres y padres de familia.
La coparticipación necesaria, escuchar para dialogar, como afirma el poeta español Antonio Machado.
El reto de superar la orfandad institucional en la que deviene la práctica supervisora, directiva y docente, el reto de que la reingeniería institucional, refundación y simplificación administrativa, antes consignas de campaña, se materialicen en hechos; el reto de confiar en una autoridad educativa bicolor en los ámbitos federal y estatal que se reúnen en la CdMx, comparten hoteles 5 estrellas, pero escasamente integran, colaboran y armonizan un proyecto de desarrollo educativo a favor de los aprendizajes.
La necesidad de conciliar contradicciones políticas con urgencias a nivel pedagógico.
La guerra de las fichas de los CTE, los organizadores desorganizados, la obsesión por administrar los tiempos ajenos, de generar sentido donde son los sujetos y sus significaciones de práctica docente quienes tienen la palabra, la ausencia de comunicabilidad y dialogicidad en asuntos torales como la construcción de comunidades de aprendizaje y transformación cualitativa de la práctica docente, más allá del verbalismo y de una autoridad autoritaria que en materia pedagógica resbala en la parte donde los sujetos necesitan reglas claras y dirección.
El emisor enmascarado, el mensaje codificado al estilo Dan Brown en algún lugar de “Ángeles y demonios” como juego simbólico del entiende las runas como puedas; la descodificación deseable en corto tiempo, la operación inmediata, el feedback en formularios sin hermenéutica.
Emerge en este marco la diferencia entre liderazgo formal de nombramiento y liderazgo moral y académico que da el desempeño ¿cuánto liderazgo académico y moral se construye en cuatro años?
La variable edad, la variable género y el síndrome Burnout crónico de los supervisores, directivos y docentes que condicionan la comunicación asertiva.
La construcción de liderazgo académico en el proceso de transformaciones que vienen para la educación básica en la coyuntura del marco curricular 2022 está en ciernes, por eso la necesidad de concientizar acerca del aprendizaje y práctica de habilidades comunicativas asertivas.
Una de ellas es la escucha activa, lo que desde la perspectiva psicológica humanista y en honor al psicólogo norteamericano Carl Rogers podemos denominar escucha Rogeriana; esto es, el dínamo del encuentro dialógico y la comunicación en el decir, hacer y sentir del otro, la necesidad de construir el optimismo vital y asumir que en materia de cambio educativo todos podemos convertirnos en el tipo de personas que demanda la sociedad mexicana.
La búsqueda de sentido en el decir y lo dicho con la pseudoconcreción de una realidad que resiste a las simplificaciones.
La duda metódica para filtrar al lado del contexto y huir a la tentación vertical de que todo lo dicho arriba tiene aplicabilidad y veracidad abajo.
Vaya lío, cuestionar las certezas y presupuestos de la autoridad autoritaria, vaya reto, materializar el enfoque humanista en materia de formación de docentes y directivos, sigamos Rogeriando “El enfoque humanista no da más poder a la persona, sino que nunca se lo quita”.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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