A 45 años después del egreso de la Escuela Normal de Jalisco
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
A la compañera Viky del grupo K
por la triste pérdida de su hermano Fernando.
Un día después del evento de los 45 años.
Este sábado 31 de mayo nos reunimos 50 integrantes del grupo K de la generación 1976–1980 que estudiamos para ser profesores de educación primaria. A 45 años de distancia del egreso, pudimos reunirnos, de un grupo de 108 egresados (así eran los grupos y las generaciones de la escuela Normal) de ese entonces, 10 ya no están entre nosotros; se adelantaron en el camino. Entre ellos destaca un personaje carismático que contribuyó a que el grupo K se reencontrara, pero él murió hace aproximadamente un par de meses; me refiero a Agustín Gutiérrez Ortiz.
El evento fue festivo y emotivo; solo tres personas seguimos en activo, el resto ya forma parte del grupo de jubilados. En su intervención, a 45 años de distancia, José García Mora, integrante de este grupo y egresado de esta generación, hizo referencia al egreso de hace 45 años, diciendo que prácticamente todos éramos unos adolescentes. Cabe aclarar que la reforma a la educación Normal que elevó los estudios normalistas a licenciatura se llevó a cabo 7 años después y la Escuela Normal se llamaba simplemente Escuela Normal de Jalisco; aún no era ni Benemérita, ni tampoco Centenaria.
Hablar de 45 años se dice fácil; es prácticamente hablar de toda una vida ligada al magisterio. Después del egreso, un número destacado de compañeras y compañeros hicieron trámites para obtener una plaza en el sistema federal; los menos lo hicimos en el sistema estatal. De esta manera, es digno reconocer que el otorgamiento de plazas era automático; no se requería hacer examen de ingreso o admisión; se confiaba en los egresados de las Normales. De esta manera, la distribución de egresados fue por todo el estado: Lagos de Moreno, Ocotlán, La Barca, Autlán, Chiquilistlán, La Huerta, Casimiro Castillo y un larguísimo etcétera.
Fue a partir del paso de los años y a iniciativa de algunas compañeras y compañeros que comenzó la búsqueda y el rastreo del resto de compañeros. En el año 2010 se celebró una reunión por los treinta años de egreso; cinco años después se llevó a cabo la reunión para celebrar 35 años de haber egresado. No hubo evento por los 40 años debido a la pandemia; ahora, en el año de 2025, nos volvemos a encontrar 45 años después.
Los años en esta profesión y en la vida misma no pasan en balde; el grupo K de la generación 1976–80 se ha distinguido (junto con el resto de los 9 grupos de esta generación) en garantizar un clima favorable de convivencia y que los recuerdos se vivan gratamente, tal como sucedieron en todas las anécdotas de nuestro tiempo de estudiantes normalistas.
No solo el tiempo ha pasado, también la profesión se ha reconfigurado; los nuevos licenciados en educación primaria han olvidado la mística y la vocación en esta labor. El magisterio se ha burocratizado y el sistema tiende a premiar y a incentivar las malas prácticas y la falta de compromiso. A la distancia nos podemos dar cuenta de la importancia de estar ahí, en la práctica vinculado a una comunidad que necesita de la intervención de maestras y maestros para salir adelante.
A la distancia y 45 años después, ratificamos unánimemente una consigna y un compromiso: “Si volviéramos a nacer, volveríamos con gusto a ser maestras y maestros”.
*Doctor en Educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com