La cartilla moral: una buena intención
Marco Antonio González Villa*
La recuperación de la Cartilla Moral escrita hace unos años por Alfonso Reyes, de parte del ejecutivo, tiene buenas intenciones, sin embargo, sería conveniente analizar las posibilidades reales que tiene de convertirse en un imperativo que rija la vida de las personas en la actualidad.
En el documento se hace referencia a una serie de valores, a la moral y una ética, enfocadas al bien, que deben ser apropiadas y manifestadas por cada individuo en cada uno de los sistemas y subsistemas que conforman el mundo que lo rodea, partiendo del plano individual, pasando por la familia, la sociedad, la patria, la especie humana y la naturaleza, en donde una persona va adquiriendo conciencia de las implicaciones de su actuar en y con cada una de las instancias sociales señaladas, partiendo de una lógica fundada en los principios de lo próximo a lo distal y de lo particular a lo general.
Alfonso Reyes señalaba en su momento, con palabras similares a algunas ideas de Paulo Freire, que la familia representa la primera escuela, siendo entonces la base principal sobre el cual se estructura y configura la vida y subjetividad de un niño. No obstante, el escritor de Monterrey emplea dos adjetivos, cualidades, para la familia que no necesariamente son una constante en la actualidad: perdurable y estable. La paulatina fractura que ha ido sufriendo la familia se vuelve entonces una de las dificultades que limitarán el impacto de la cartilla moral.
De igual manera, enfrentamos una historia reciente en la que el gobierno ha sido corrupto, ha atacado de formas diferentes a la sociedad, tanto con la armas como con las palabras, como lo hizo con los docentes y, retomando un término más empleado en el texto, se ha encargado de desoír a diferentes sectores de la población, sobre todo a aquellos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, a quienes no se les ha tendido la mano ni brindado una solución para lo precario de su situación. Pero, a diferencia de los últimos gobiernos, estamos viendo intentos por ser un ejemplo, lo cual es y será siempre importante, ya que los valores, la moral y la ética tienen en el ejemplo su principal estrategia didáctica.
Habrá quienes vean en el documento una posibilidad para predicar, otros podrán emplearlo realmente para educar en el bien a las personas, otros simplemente harán memes minimizando así su impacto social, por lo que podemos ver que será acogido de formas distintas por la sociedad. Independientemente de las posibilidades que se le vean a la cartilla, es un hecho que necesitamos trabajar con las familias para que puedan convertirse en la institución que pueda sembrar la semilla de los valores, la moral y la ética entre sus miembros. De lograrlo, podremos lograr que la sociedad, la patria y la relación con la naturaleza tengan un cambio significativo para bien, basado en el amor y el respeto. Es, por tanto, una prioridad.
*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]