Educar para intervenir. Intervenir para educar

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Educación e intervención son dos conceptos que recientemente se han articulado. El concepto de educación es de larga data, dicho concepto está asociado a la aspiración humana de garantizar que la generación nueva se apropie de la cultura de lo que la generación vieja ha generado. La educación se bifurca en dos conceptos complementarios: educere y edukare.
El concepto de intervención en cambio recientemente ha cobrado fuerza, está asociado dicho concepto a la acción reflexiva. Intervenir es actuar en entornos sociales. La educación y la intervención tienen un espacio de confluencia el cual está relacionado (semánticamente) con la búsqueda de actuar para formar en forma reflexiva.
Educar e intervenir son dos conceptos que se encuentran y se complementan en las formas concretas de actuar educativamente, su encuentro no es referencial ni tampoco especulativo, la vinculación entre intervenir y educar se lleva a cabo a partir de poner en juego cuatro componentes básicos que le dan sentido a su articulación:

1. La educación implica a sujetos concretos los cuales están implicados en tareas educativas, esto es de enseñanza, aprendizaje, asesoría, tutoría etcétera, todo ello abre la posibilidad de reconfigurar una forma particular de entender el sentido de la práctica educativa. A eso le llamaremos intervenir.
2. La educación se lleva a cabo en ámbitos concretos de desenvolvimiento, dichos ámbitos son segmentos de realidad casi siempre institucionalizados, cuya condición institucional sirve para regular o condicionar la tarea educativa.
3. La educación se realiza a partir de develar intenciones educativas y fines educativos los cuales se concretizan en el encuentro de los sujetos.
4. La tarea educativa se realiza con una metodóloga concreta y bajo un marco teórico y de referencia también concreto.

Los puntos anteriores logran concretizar los horizontes de la educación la cual se fusiona con la intervención, en donde, por un lado, están los marcos de referencia que definen la tarea y, por el otro, está la tarea misma hecha realidad vivida, a partir de la concreción de la práctica que se realiza.
Otra forma de buscar el encuentro o la concreción entre educar e intervenir la podemos mirar a través de la sistematización de las prácticas y la recuperación de las experiencias educativas.
La sistematización de las experiencias, consiste en un ejercicio que trasciende a la educación y a la intervención, su finalidad es darle sentido a ambas, junto a ello, encontrarle sentido al beneficio social e investigativo de la tarea educativa.
Educar e intervenir son las dos caras de una misma moneda y que sirve para condensar la tarea que realizamos todos los profesionales que trabajamos en educación.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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