El eufemismo, remedio para cubrir las fallas

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Es una palabra interesante, más en su empleo que en la definición misma. Coloquialmente hablando, aunque no sea un término coloquial en realidad, podía decirse que implica, en una de sus acepciones, el acto de decir políticamente de la forma más correcta posible situaciones que son lamentables o difíciles de asimilar. En este sentido, pueden incluso tener las palabras un dejo de burla, de sarcasmo o de minimización de las responsabilidades, cuando se emplean palabras inofensivas o suavizadas para referirse a realidades insoportables o sumamente desagradables.
Es así que vamos encontrando por la vida a muchas personas que emplean este recurso para hacer sentir menos mal a los demás, lo cual no siempre aplica. Tal vez lo podamos entender cuando lo empleamos con niños con la intención de hacer más soportable un dolor y dada su inocencia puede aceptar lo que se le dice o explica. Sin embargo, en el caso de los adultos no es necesariamente una buena opción.
Algunos podrían justificarse diciendo que es por manejarlo todo con tacto y no con la frialdad que tiene el ser directo con las cosas; el problema del eufemismo es que no importa el mensaje que se mande, lo que está entre líneas o implícito es lo que queda al final. Algo que los doctores tienen claro cuando notifican la muerte de una persona.
Así, por ejemplo, las frases clásicas entre parejas de “no eres tú soy yo” o “mereces a alguien mejor” y “estamos bien como amigos” esconden el mensaje real de “no te quiero” y por muy lindo que se diga o intente convencer, el corazón roto no entiende, ni entenderá, de eufemismos.
O en el caso de los padres que argumentan “estaba por llamarte”, “me leíste el pensamiento” o es “que he estado muy ocupado” piensan que eso cubre el mensaje de “no me ha importado o interesado verte o saber de ti”. En estos ejemplos es la falta de sinceridad lo que obliga a buscar las palabras que se cree lastimaran menos al otro; pero es eso, solo se cree.
Hay otros eufemismos, provenientes del círculo político, que le apuestan a la ignorancia o la ingenuidad de la gente: decir por ejemplo “países en vías de desarrollo” en lugar de “país no desarrollado” es más decoroso; o “la reforma educativa traerá educación de calidad” en lugar de, “en muchos años no hemos creado la infraestructura ni las condiciones sociales y económicas para acabar con la desigualdad y la falta de oportunidades”, justifica el abandono, los errores del presente y del pasado.
Dejo un último ejemplo porque considero que es interesante la forma en que lo plantean y lo manejan como bandera de logro: si alguien me dijera que antes era “muy feo” pero ahora solo “soy feo”, no sé cuánto mejoraría mi condición y la percepción de mí, por eso que se diga que antes había gente “muy pobre”, en extrema pobreza, pero ahora solo “son pobres” ¿decirlo así mejora las condiciones injustas e inmorales en que viven prácticamente la mitad de los mexicanos? Hay quienes piensan que sí.
Quisiera buscar un eufemismo para decirle a todos que seguir con el proyecto político nos beneficiará a todos como lo dice incluso el ejecutivo, pero ¿a quién engañó? entre líneas sabemos que todos significa partido oficial y unos empresarios.
Emplear un eufemismo para no lastimar a otros podría entenderse e incluso justificarse, pero emplearlo para deformar la realidad y justificar los actos inmorales, no sé cómo llamarlo ¿alguna propuesta?

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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