Los maestros, ¿somos o no somos? Sí somos

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Hay un concepto en Psicología llamado “Doble Vínculo” que se emplea para designar la acción de enviar dos mensajes totalmente contradictorios a una persona o grupo, con lo cual se puede lograr que haya confusión en relación a qué mensaje hacer caso o seguir.
Los ejemplos pueden ser muchos y lo interesante es que son tan comunes que algunas personas pueden empezar a creer que son relativamente normales, empezando así a confundir su realidad; algunos de ellos, de los que ejemplifican claramente al concepto, son: los padres que piden a sus hijos que no digan mentiras, que no digan malas palabras, que no tomen alcohol o que no peguen, porque cualquiera de las cuatro son conductas reprobables, pero ellos lo hacen; los padres que cada vez que su hijo se porta de forma inapropiada le advierten que lo van a castigar pero nunca aplican una sanción; el padre o madre soltera con varios hijos que se apoya en los mayores para cuidar de los pequeños y el día que el hijo o hija mayor se equivocan lo tachan de irresponsable, de bueno para nada, de ser poca ayuda, pero terminan siempre diciendo “ahí te encargo a tus hermanitos”; o el hombre machista que se refiere a las mujeres como inútiles y que no saben hacer nada bien, pero tiene intimidad con su pareja y le pide a ella o a sus hijas que lo atiendan como sólo ellas saben hacerlo.
En terapia de familia se ha encontrado que este tipo de mensajes pueden ser el origen de la presencia de esquizofrenia en alguna persona cuando no se dispone de una estructura psicológica funcional y saludable para poder procesar la incongruencia mostrada por quienes envían los mensajes.
Y es aquí que nuevamente la figura del maestro, en nuestro país, da muestra de contar con la fortaleza para soportar los mensajes doble vinculares que recibe de manera continua. En los últimos sexenios el maestro ha sido tachado de mal preparado, de incompetente, como deficiente, como el responsable de muchos de los problemas que tiene el país y del rezago educativo, cuando cualquier persona sensata sabría que mucho de ello es un problema social y no educativo o formativo. Paradójicamente, pese a ser una figura con grandes fallas y de pocos resultados, también en los últimos años hemos podido ver como se han ido incrementando sus responsabilidades: se pasó de ser el responsable de transmitir los conocimientos a las diferentes generaciones, también ya se es responsable de transmitir la cultura, de inculcar valores y, ahora también, del bienestar emocional de todos los alumnos.
Hay un pasaje de la película “Filadelfia” que refiero a continuación porque considero que aplica a la perfección en este momento. Un personaje, como miembro de un jurado en el que se despidió a alguien de manera injusta por incompetencia, en palabras más palabras menos se pregunta: cuando se tiene una encomienda de una gran responsabilidad a quién se envía ¿a un novato o a la persona más preparada para hacerlo? Y termina diciendo “alguien me lo podría explicar, como si fuera un niño de 6 años”.
Transmitir la cultura y el conocimiento, inculcar valores y trabajar las emociones de niños y adolescentes no es una labor que cualquiera pueda realizar, cada país envía a la gente más preparada e idónea para llevar a cabo dicha labor, ya que se forma a las futuras generaciones de un país; esto hasta un niño de 6 años lo podría entender, pero no alguien que fuera incongruente y gustara de enviar dobles mensajes. Los maestros en México son, por tanto, personas responsables y preparadas. Espero haber mandado un mensaje claro.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]

Comentarios
  • Alberto Celis

    excelente disertación maestro, no lo había visto desde este angulo, pero existe mucha razón en el comentario

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