Los amigos de la escuela, los amigos de afuera de la escuela y los amigos de toda la vida que no pasan por la escuela
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Los vínculos sociales son la base en el desarrollo social de los sujetos, la amistad y el primer círculo de amigos y amigas que se tejen desde los primeros cursos de la educación prescolar y que llegan a los grandes básicos de la escuela primaria generan un sedimento significativo en el desarrollo social. Los niños y las niñas se relacionan con sus pares a partir de todas aquellas cosas que les faltan, que les complementa o que les genera un deseo o una curiosidad a partir de lo que ellos y ellas no son, no tienen, pero les llama la atención. E. Goffman decía que somos humanos porque nos relacionamos con humanos, pero esta forma humana de moldearse ha cambiado mucho en los últimos años, ya que ahora somos humanos–cosa, humanos–máquina o humanos-equipos y dispositivos electrónicos, etcétera. Es decir somos a partir de lo que nos relacionamos.
En otro tiempo para los sujetos que provenimos de generaciones anteriores a la actual, era más valioso y significativo el círculo de amigos que se tejían y se arraigaban afuera de la escuela, en el barrio, en la colonia o en el club deportivo, por encima del círculo de amigos y amigas que se constituyen adentro de los espacios escolares.
Los amigos y amigas para toda la vida se gestan en niveles educativos siguientes al ciclo básico. Tal vez la educación secundaria y la preparatoria serán los espacios sociales que ofrecerán mayor riqueza al desarrollo social y a las relaciones de amistad que los sujetos tejen y consolidan. Las expectativas de vida y de desarrollo también se van decantando desde estos niveles educativos y otro aspecto importante digno de destacarse, no siempre el éxito en la escuela es garantía para el éxito en la vida, o los alumnos irregulares que fracasan en la escuela no siempre les va mal en los retos y desafíos de la vida en cuanto a inserción laboral y desarrollo profesional, estabilidad familiar y proyección social, etcétera.
Si las cosas son así, entonces en dónde reside la importancia de los vínculos sociales que establecen niños y niñas en educación preescolar y en los primeros años de la educación primaria. La importancia reside en los cimientos o fundamentos del desarrollo social, la construcción de una identidad propia, la autonomía con relación al mundo de los ‘otros’ (incluyendo a sus padres y demás adultos) y la seguridad y solvencia social para resolver conflictos, poner límites y adaptarse a un ambiente hostil o de constante presión personal. Los niños y niñas en esta edad dependen mucho de las voces y decisiones de los otros que los cuidan o se hacen cargo de ellos y ellas, aquí lo que se recomienda es la congruencia de que lo que se dice vaya muy acorde con lo que se hace, prohibir o permitir desde las palabras implica el prohibir o permitir en las acciones. No se vale decir no lo hagas y dejar que pase, no se vale condicionar, chantajear o postergar la consecuencia o implicación sobre los actos, no se valen muchas cosas que se están dando.
Estamos ante una reconfiguración del vínculo social, el desarrollo humano exige claridad en las figuras que servirán de base para que los niños y niñas se identifiquen, si pero esta claridad no siempre es del todo clara, ¿qué hacer desde la escuela para conseguirlo?
*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. [email protected]