La obsesión por la evaluación… la búsqueda del fracaso

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

La SEP por cuarta vez pospone la realización de la evaluación al desempeño docente hasta nueva fecha, esto ha dado lugar a un par de lecturas complementarias entre sí: a) al fracaso definitivo de la estrategia de evaluación docente, y b) a que efectivamente (como advertía Tatiana Coll), hace meses, “los problemas técnicos y de logística” aún no se han resuelto.
Esta investigadora de la UPN-Ajusco, en su artículo del pasado sábado (La Jornada, 26 de septiembre de 2015), nos remite a aquel escueto mensaje de la primera suspensión y hoy de nuevo, sin argumento alguno en cuanto a las dificultades técnicas para realizar la evaluación a los docentes y a su desempeño. Previo a la evaluación los docentes deben enviar a la plataforma las evidencias correspondientes en el llamado “Portafolios de evidencias”, si la SEP ha calculado evaluar a 100 mil docentes a nivel nacional y si cada uno de ellos envío un portafolio de 15 páginas en promedio, ¿quién leerá –se pregunta Coll- un millón 500 mil páginas de evidencias y sobre todo bajo qué criterios académicos que permitan retroalimentar adecuadamente dicho portafolio ya que éste será la base para la evaluación en la que para muchos docentes se define su futuro profesional?
Otra inconsistencia técnica y de logística está ligada con la formación de tutores, los tutores según dice la ley serán los docentes experimentados que acompañarán a los maestros de nuevo ingreso, dicho acompañamiento servirá para monitorear, hacer sugerencias al proceso y contribuir en la mejora significativa del desempeño docente. Sin embargo, no se tiene claro de donde saldrá el ejército de tutores para acompañar a los nuevos docentes, ni tampoco bajo qué condiciones laborales lo harán, si tendrán una paga extra, como tampoco está resuelto si se les descargará de su grupo o atenderán dos actividades un grupo escolar y la tutoría.
Todo lo anterior está ligado a la obsesión apresurada de un esquema de evaluación como vía monopólica para resolver el problema de la calidad educativa en México.
Los problemas técnicos y de logística se juntan con los errores de visión y de percepción política aunados a la intensa campaña de resistencia por parte de los organismos disidentes en el magisterio. El Estado cada vez da más muestras de fracaso en su esquema de supuesta “reforma educativa” el cual no lo quiere ni puede reconocer. El desprestigio internacional sería muy grande. Y quedaríamos con una nueva X (tache) por parte de la OCDE a quien –ellos creen– le debemos mucho.

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. [email protected]

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