Los temas de la agenda pública en educación: descuido, indiferencia o falta de talento
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Se acerca el primer año del triunfo electoral, tanto en la esfera federal como en la local. Los asuntos ligados con la inseguridad y la injerencia e intromisión del vecino del norte, a partir de un presidente que tiene enfermedad de poder, han copado la agenda pública en la esfera de gobierno.
Los temas y la agenda de la educación parece que muy poco les interesan, desde las designaciones de los funcionarios para ocupar los cargos más importantes relativos a la conducción de los asuntos educativos en el país, hasta el tratamiento y las declaraciones vertidas por funcionarios públicos de alto nivel.
A partir de este 15 de mayo ha sido posible corroborar que el asunto de la educación poco les interesa a los tomadores de decisiones. No existe distinción en la celebración de este Día del Maestro con otras celebraciones de gobiernos anteriores del PRI y del PAN. El trato hacia maestras y maestros, excluyente y discriminatorio, es el mismo: les cierran las puertas para dialogar y para tomar acuerdos y también se trata de darles un tratamiento en donde se pretende ganar por cansancio y por desgaste, al querer leer los acuerdos y las iniciativas, al utilizar tácticas dilatorias para “convencer” de que las propuestas son en su favor. En los hechos no es así; se trata más bien de no querer responder a las demandas por incapacidad técnica o por falta de disposición gubernamental. Con gobiernos distintos, las demandas magisteriales siguen siendo las mismas.
La propuesta y el curso de acción de la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM), con la nueva familia de libros de texto y la reformulación curricular con el Plan 2022, parece que ha entrado a una fase de calma chicha. Ya no hay anuncios espectaculares, ni tampoco sugerencias novedosas, pareciera que el gobierno de la 4T caminara en sentido contrario a lo que dicta el sentido común, de tal manera que se pudiera responder a través de propuestas y acciones educativas a las demandas sociales y a las exigencias formativas de niñas, niños y jóvenes.
Estamos muy cerca de que concluya el ciclo escolar 2024–25 y el calor sofocante está asociado a la incapacidad para tener iniciativas novedosas y acciones puntuales.
En el ámbito local, el escenario se percibe aún peor, el secretario de Educación aparece en sus redes opaco, sin protagonismo y pareciera que está a la defensiva.
El sistema educativo nacional y el estatal se mueven por inercia, porque aprendieron a moverse a partir de sí mismos, pero, ¿en dónde están las agendas de gobierno en educación?, ¿en dónde están los tópicos sobre lo que hay que atender prioritariamente?, ¿en dónde están los compromisos de desarrollo educativo para los años que están por venir?
Parece que han olvidado la vocación de planeación y administración del sistema; vivimos al día y hay que acostumbrarnos a que las cosas que deberán estar para mañana las hemos olvidado desde ayer.
*Doctor en Educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]
Pensé que sería diferente. Por un momento fugaz, consideré posible que la educación por fin estaría en las prioridades de la política pública y en las agendas de trabajo. Muy pronto el gobierno nos mostró lo contrario.