¿Cayeron los corridos tumbados?

 In Luis Christian Velázquez Magallanes

Luis Christian Velázquez Magallanes*

 

Las composiciones populares tienen un impacto significativo en la consolidación de valores estéticos y morales en las sociedades; se perfilan como auténticas pedagogías que muestran a los individuos los valores o principios promovidos en una época por los distintos grupos sociales.

El pensador alemán Werner Jaeger, en 1934, publicó un estudio completo y complejo para desentrañar los valores estructurales en la Grecia clásica. En “La Paideia: los ideales de la cultura griega”, Jaeger acuñó el término Paideia para explicar que la educación y formación de los individuos no se basa únicamente en los procesos académicos formales, sino que también involucra aspectos informales donde se aprende y desarrolla una conciencia moral y valores cívicos.

La Paideia, como proceso pedagógico integral, es responsable de formar el intelecto, de promover el desarrollo físico y de la adquisición del criterio moral. La Paideia, por tanto, cubre una función doble, mientras se encarga de cultivar el carácter, también prepara a los individuos para que puedan participar activamente en la vida pública.

La reflexión de Jaeger, indudablemente, considera a las primeras explicaciones realizadas por los grupos sociales para observar y explicar la realidad: las cosmovisiones. Cada grupo social, según su contexto y época, se dedica a construir y consolidar una interpretación de la realidad y, por extensión, también promueve ideales y valores.

Las producciones literarias primigenias de las distintas culturas o cosmovisiones describen el estado de cosas de sus sociedades y los estereotipos que generan un sentido de pertenencia y aspiraciones.

Por ejemplo, los grandes relatos de la Grecia clásica no solo cuentan las aventuras de sus principales héroes; las características de sus personajes se diseñaron con la finalidad de modelar a los jóvenes los valores que debían perseguir: la sabiduría, la templanza, el honor y el amor a la patria se encuentran presentes en las decisiones y acciones de los héroes homéricos.

Las primeras producciones literarias son obras de carácter lírico, pero, además de musicalizarse con la lira, se construyeron desde la inmediatez; considerando la estructura formal de una canción, contenían rimas fáciles, nociones morales y un ritmo atractivo y asimilable para la mayoría. Las composiciones se presentaban en lugares y plazas públicas para que todos los individuos tuvieran acceso a ellas.

En la Edad Media, los juglares prácticamente realizaron la misma función que los poetas clásicos. El juglar viajaba de plaza en plaza cantando las hazañas de los caballeros medievales. Walter Benjamin en su ensayo: “La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica”, publicado en 1936, describe cómo los juglares, en lo que define como actividad performativa, tuvieron un papel fundamental en la difusión de los valores culturales y sociales. Los juglares no solo entretenían, también educaron en los valores y costumbres de la época.

La historia y evolución de la humanidad permite identificar cómo y en qué medida las propuestas artísticas surgen de los hechos que emanan de las relaciones sociales en momentos históricos determinados. Decía Ezra Pound al respecto que el poeta es la antena de la humanidad porque puede anticipar las consecuencias del rumbo que seguimos como especie.

En nuestro país también tuvimos juglares que se dedicaron a exaltar las hazañas de los personajes más importantes de la Revolución. El corrido surge como la composición popular lírica que tenía como propósito fundamental exaltar a los héroes y contar los eventos más significativos de la revuelta armada.

El corrido de la Revolución Mexicana es trascendente e importante para la sociedad porque:

 

  1. Transmiten sucesos históricos exaltando el valor de los héroes revolucionarios.
  2. Son una expresión popular porque expresan las esperanzas, anhelos y luchas de las clases populares derivadas de las injusticias económicas y sociales.
  3. Consolidaron una identidad cultural a partir de un nacionalismo basado en la valentía, la justicia y el patriotismo.
  4. Sirvieron para educar y desarrollar una conciencia social a través de la promoción de ideales revolucionarios.
  5. Desarrollan una conciencia emocional al evocar sentimientos de orgullo, tristeza y esperanza.

 

Parece evidente que se puede rastrear que las diferentes sociedades se valen de producciones estéticas para promover sus valores e idearios. De ser así, tendríamos que generar herramientas de carácter estético para poder diferenciar a las creaciones artísticas en sí, como una aspiración hacia la belleza y las producciones artísticas como panfletos al servicio de ciertos grupos sociales.

En este sentido, se debe cuestionar la eficacia de la medida que prohíbe a los corridos tumbados por considerar que son mala influencia. Enseñan modelos de vida perjudiciales para la sociedad. La medida se justifica señalando que los contenidos de esas producciones son una apología de actos delincuenciales. Los corridos tumbados, en este sentido, tienen como ejes temáticos la narración de cómo ascendieron ciertos personajes, los enfrentamientos entre grupos antagónicos, exaltan un modelo de vida y éxito basado en excesos y, en la mayoría de los casos, presentan a la mujer como un objeto de placer.

El cuestionamiento debe revisar las razones que han provocado que en la actualidad se compongan y promuevan producciones de esta naturaleza y, desde luego, cómo los medios masivos de comunicación, desde su lógica mercantil, sin importar las repercusiones morales de sus políticas, promueven el género y toda su parafernalia. Pero no solo es la música, son todos los formatos que componen las estructuras informales y ponen al alcance modelos de la misma naturaleza. Esos que se dicen son perjudiciales por educar desde la distorsión.

Luego entonces, tendríamos que desentrañar dos cuestiones fundamentales en este asunto; primero, ¿hasta qué punto los contenidos de ese género musical influyen como elementos informales en la formación de los jóvenes?, es decir, ¿el ideario o modelo presentado se convierte en un ideal en nuestras juventudes?

En segundo lugar, tendríamos que justificar hasta qué punto el incremento del clima de violencia tiene como probable causa el consumo de estos contenidos. Desde luego, la argumentación cae en la falacia de causa falsa porque los fenómenos son multifactoriales y no pueden ser explicados desde una variable. Al justificarse en una causa falsa, se recurre al argumento de autoridad para prohibirlos.

La revisión no permite encontrar razones válidas para entender cómo las medidas prohibitivas son soluciones de facto. Tumbar los corridos tumbados no resuelve el hecho. Es necesario abordar el problema de la violencia desde una perspectiva holística e interdisciplinaria. El problema es que, parece que las soluciones que parten de análisis complejos no son políticamente correctas porque tendríamos que reconocer que las instituciones formales encargadas de formar y educar desde hace mucho tiempo no están cumpliendo su finalidad. Los jóvenes, en su mayoría, no reparan en la relevancia de asistir o no a la escuela porque no encuentran una relación directa entre lo que supuestamente se les enseña allí con lo que enfrentan en la realidad. No están interesados en lo que ven en la escuela porque no les sirve para enfrentar el mundo que les ha tocado. ¿Qué tipo de Paideia estamos entretejiendo para formar a nuestros jóvenes?

En este orden de ideas, es importante realizar un análisis de cómo las condiciones económicas han provocado que las niñas, niños y adolescentes crezcan en entornos familiares de abandono porque mamá y papá tienen que cubrir jornadas laborales extensas que poco favorecen a los procesos educativos y al necesario acompañamiento. Entonces, ¿quién se encarga de supervisar en casa lo que nuestros infantes y adolescentes consumen en los medios masivos de comunicación y que les sirve para que construyan sus anhelos y figuras de éxito? ¿Qué tipo de cosmovisión están utilizando nuestros infantes y adolescentes para ver y comprender el mundo?

En fin, como dice el compositor popular Alfredo Olivas:

 

Que difícil es la vida,

cuando hay incertidumbre…

 

*Licenciado en Filosofía. Profesor en la Escuela Secundaria General 59 “Francisco Márquez”. [email protected]

Showing 3 comments
  • Calíope
    Responder

    Totalmente de acuerdo, interesante y asertivo artículo.

  • Miguel Ángel Pérez Reynoso
    Responder

    Chistaran muy interesante tu trabajo. Me detengo en dos cosas:
    a) En la dicotomía entre corridos revolucionarios vs. corridos tumbados. Otra diferencia junto con las que tú apuntas tienen que ver con los revolucionarios surgen desde abajo del corazón del pueblo y los tumbados son “creaciones” de mal gusto, distorsiones de música de letra y terminan siendo una ofensa para el mas sentido de arte y de cultura. y
    b) El papel de la escuela que no está cumpliendo con su cometido y que permute por imcapaz que surgen pedagogos falsos pedagogos que se encargan de componer monumentos a la ignorancia y la ignominia. Los corridos tumbados son una ofensa pero quienes los consumen nos ofenden al doble.

  • Martin Linares Ramos
    Responder

    Coincido con la premisa de que una medida de contención es insuficiente para abatir una problemática social tan compleja como la abordada en tu planteamiento.

    Sin embargo es un hecho incuestionable el que “la música amansa a las fieras”…o las exhalta.

    El mensaje explícito de los corridos “tumbados”, desde luego que hacen apología de comportamientos sociales indeseables.

    …y normalizan estos comportamientos. El pensamiento crítico es la alternativa.

Leave a Comment

Start typing and press Enter to search