Un mensaje desquiciante para el magisterio
Marco Antonio González Villa*
Dentro del campo de la Psicología, específicamente en lo que refiere a la llamada Terapia Familiar Sistémica, Gregory Bateson acuñó el concepto de doble vínculo, mediante el cual se explica y describe una forma de comunicación entre personas en la cual se envían, al mismo tiempo, dos mensajes que son totalmente contradictorios, generando confusión en el receptor de los mensajes al no tener claridad sobre a cuál de ellos atender, darle prioridad o credibilidad. Ejemplos tenemos varios: el padre o la madre que golpea a su hijo porque lo acusaron de golpear a un compañero en la escuela (está mal pegar y te pego por eso), la madre o padre que grita groserías a su hijo como regaño porque fue acusado de decir groserías en la escuela (te ofendo porque ofendiste) o, el más común, una mamá o papá que le dicen a un niño que está mal decir mentiras y en ese momento llaman por teléfono o a la puerta y le indican al niño que diga que no está en casa (es malo mentir, pero no si soy yo). Algunos tienen un impacto psicológico mayor. Como la madre soltera que encarga a su hija-hijo mayor que cuide a sus hermanos cada que sale a trabajar o con su nueva pareja y un día este hijo falla en algo, se le quema la comida, por ejemplo, y le grita que es un inútil, irresponsable o que no sirve para nada, pero a la media hora nuevamente le encarga a sus hermanos (eres irresponsable, pero te haces responsable de tus hermanos); o el caso de la mujer que recibe maltrato continuo de su pareja, quien le dice que no sirve para nada, pero todos los días tiene intimidad sexual con ella (no me sirves para nada, pero te necesito sexualmente). Los ejemplos aquí referidos son, lamentablemente, comunes entre las familias, pero el problema no termina ahí: muchos casos de pacientes esquizofrénicos provienen de familias, de escenarios, en los que los dobles mensajes son precisamente algo común; se confunde a las personas y altera su forma de percibir la realidad.
En los últimos años, al mismo tiempo que en muchos países, se ha incrementado considerablemente el caso de docentes que terminan con problemas de salud o psicológicos derivados de su trabajo; considerando el impacto psicosocioemocional que tienen los dobles mensajes, ¿existe la posibilidad de que fueran el origen de muchos de sus problemas? Es un hecho que el docente ha devenido en una especie de superhéroe o salvador de la sociedad, porque desde el aula se espera que trabaje la inclusión, transforme la sociedad y la haga más justa y menos desigual, que solucione cualquier tipo de problema o barrera de aprendizaje, que rescate socioemocionalmente a sus estudiantes de todas las carencias afectivas y abandono que sufren en casa, que instauren valores y hábitos de salud porque en casa no lo hacen y que aprenda a lidiar, con templanza y estoicidad, cualquier ataque de estudiante, padre o madre de familia, es un mensaje que confiere muchas responsabilidades y da cuenta de un ser sumamente poderoso, pero llega entonces el mensaje contradictorio: haz todo esto, pero no tienes ningún tipo de poder o autoridad sobre los estudiantes, haz todo esto, pero no puedes disciplinar a los estudiantes ya que ellos si estarán empoderados junto con sus familiares.
Pensando en héroes, ¿qué queda si les quitas poder, autoridad y superioridad moral? Nada, el origen de su cualidad heroica proviene de alguna de estas fuentes. Si se nos vende la idea de que somos poderosos y podemos con todo, pero al mismo tiempo no tenemos nada de poder, yo veo ahí una enorme contradicción. No quiero pensar ni sonar mal, pero ¿no sería un mensaje desquiciante desde la perspectiva de terapia familiar?
*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]